Por Máximo Blanco * / Opinión
He estado toda mi vida entre la política. En su
actividad he cometido errores, pero de los mismos algo aprendí. Superé el
fanatismo juvenil. Logré enterrar el sectarismo, y ello me ayudó a ser
demócrata; lo cual, significa, entre otros factores, ser tolerante en el debate
de las ideas. Hoy no descalificó a nadie, porque discrepe sobre mis
opiniones.
La vida y las lecturas moldearon mi conducta.
Las felicitaciones que en carta ofreciera, Simón Bolívar, a José Antonio Páez y
a otros líderes independentistas, cuando estos ,después de la muerte de Boves,
lograron incorporar en sus filas, a los super alacranes que seguían a este
realista, fue una lección que me educó sobre la importancia de mantener los
brazos abiertos para la unidad y el encuentro en el accionar político.
Por ello, hoy, siento pena ajena, cuando observo el pésimo debate que se efectúa en el seno de la oposición venezolana.






