El ministro de Relaciones Exteriores británico se denunció a
sí mismo por haber pescado sin permiso junto a JD Vance, quien está de
vacaciones en su país
LONDRES.- El ministro británico de Relaciones
Exteriores, David Lammy, se denunció a sí mismo ante la Agencia de
Medioambiente de Gran Bretaña después de participar en una jornada de pesca sin
permiso junto al vicepresidente
estadounidense, JD Vance. El insólito episodio tuvo lugar el viernes pasado
en Chevening House, la lujosa residencia oficial puesta a disposición del
canciller británico, ubicada en Kent, en el sureste de Londres. La actividad
marcó el inicio de las vacaciones familiares de Vance en territorio
británico y suma otra polémica a los viajes del vicepresidente.
Según informó este miércoles el Foreign Office, la sesión de pesca consistió en capturar peces carpa en un lago privado de la residencia sin contar con las licencias requeridas. El ministerio explicó que se trató de un “descuido administrativo” y que las autorizaciones fueron abonadas posteriormente, cuando Lammy fue notificado de la infracción.
En una carta enviada a la Agencia de Medioambiente, el
canciller británico reconoció el error y agradeció la labor del organismo para
proteger los ecosistemas y garantizar la pesca sostenible.
En Inglaterra y Gales, toda persona de 13 años o más debe
poseer un permiso para pescar en aguas dulces, según las normas vigentes. Una
licencia de un día para pesca de trucha o pesca gruesa tiene un costo
aproximado de 10 dólares, mientras que la pesca sin autorización puede
acarrear multas de hasta 3400 dólares y la confiscación del equipo
utilizado.
“La pesca ilegal socava nuestros esfuerzos para proteger
las poblaciones de peces y lograr una actividad sostenible”, advirtió
Richard Tyner, líder del equipo de pesca del área en la Agencia de
Medioambiente.
De acuerdo con el relato oficial, la jornada comenzó con una
breve sesión de pesca antes de pasar a conversaciones privadas sobre asuntos
internacionales, incluyendo la situación en la Franja de Gaza. El
vicepresidente estadounidense, en tono distendido, comentó:
“Desafortunadamente, el único problema en esta jornada es que todos mis hijos
pescaron, pero el secretario de Relaciones Exteriores no”.
Todos los ejemplares capturados fueron devueltos al lago
privado, según la agencia medioambiental.
Chevening House, donde ocurrió el incidente, es una mansión
de más de 400 años de antigüedad rodeada por un extenso parque, utilizada
históricamente por cancilleres británicos para alojar a invitados extranjeros y
mantener encuentros diplomáticos en un entorno más relajado que las oficinas de
Whitehall.
Tras el fin de semana en Kent, Vance continuó su viaje
en familia hacia los Cotswolds, una de las regiones más pintorescas de Gran
Bretaña, famosa por sus pueblos de piedra caliza y paisajes ondulantes. Allí,
combinó actividades privadas con reuniones políticas, bajo un fuerte
dispositivo de seguridad que alteró la rutina de la tranquila campiña de
Oxfordshire.
En la localidad de Charlbury, la presencia del vicepresidente
no pasó inadvertida: unas sesenta personas se manifestaron el martes con
pancartas en las que podía leerse “¡Váyase a casa!”, “No es bienvenido” y
“¡Lárguese!”. Los manifestantes se congregaron cerca de la zona donde se
alojaba la delegación estadounidense, en una protesta pacífica pero ruidosa,
que reflejó el rechazo de parte de la comunidad local a la visita.
Los privilegios de JD Vance
La semana pasada, el equipo de seguridad del
vicepresidente estadounidense, JD Vance, ordenó elevar artificialmente el
nivel del agua de un río en Ohio para facilitar un paseo en kayak que él y
su familia realizaron con motivo de su 41° cumpleaños. La medida,
coordinada con autoridades locales, buscó garantizar que la embarcación pudiera
desplazarse sin inconvenientes, pero fue rápidamente cuestionada
por detractores del vicepresidente, quienes la interpretaron como
un símbolo de privilegio y trato especial.
No es la primera vez que una actividad familiar de Vance
genera debate. En abril de este año, durante un viaje oficial a la India,
el Taj Mahal fue cerrado temporalmente al público para
permitir que el vicepresidente, su esposa Usha y sus hijos realizaran
un recorrido privado por el icónico mausoleo de mármol blanco,
ubicado en la ciudad de Agra. El monumento, reconocido como Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco en 1983, estuvo fuera del alcance de los visitantes
durante varias horas, lo que también provocó críticas y comentarios en redes
sociales sobre el uso de recursos y privilegios en visitas oficiales.
Agencias AFP y AP. Tomado de LA NACIÓN / Argentina.