Venezuela parece encaminada
hacia un año particularmente crítico, marcado por la persistente
incertidumbre política, un panorama externo desfavorable y la pérdida
de dinamismo en sectores clave de su economía.
Por: Gastón Calvo – Infobae
Según el “Informe de
Coyuntura-Abril 2025″, elaborado por el Instituto de Investigaciones Económicas
y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), el
país caribeño continúa sumido en una contracción económica, concentrada
especialmente en la industria petrolera, que es el eje de sus
exportaciones y de las finanzas públicas.
El reporte enfatizó en que el
enfrentamiento entre el régimen de Nicolás Maduro y la administración
estadounidense del presidente Donald Trump intensificó las sanciones,
que impactan severamente la producción petrolera y, con ello, los
ingresos del país.
Además, similares presiones
afectan al comercio internacional y a la sostenibilidad de las políticas
fiscales y monetarias internas.
Según el análisis, se proyecta una contracción del PIB real mayor al 2% este año. Esto rompe la recuperación económica incipiente registrada entre 2021 y 2024, que había promediado un crecimiento del 5,25% anual.
Así, la esperanza de
estabilización económica se desvanece, mientras los resultados del sector no
petrolero y las políticas compensatorias resultan insuficientes para frenar el
descenso.
Sanciones petroleras y caída
de la producción
El reporte explicó que
la reanudación de sanciones impuestas por la Oficina de Control de
Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos es el principal elemento que
explica la crisis petrolera venezolana. La suspensión de la Licencia General 41
(LG41), que permitió temporalmente a Chevron y otras empresas
realizar operaciones limitadas en la nación, ha no solo detenido
actividades en varios proyectos conjuntos, sino que también redujo
drásticamente las exportaciones de crudo.
El informe estimó que la
producción petrolera llegará a los 770 mil barriles diarios (mbd) este año,
lo que representa una caída del 11% respecto a 2024. Los ingresos
provenientes del sector también disminuirán significativamente debido a los
mayores costos operativos y a los profundos descuentos aplicados para colocar
petróleo venezolano en mercados alternativos, especialmente en Asia.
El precio promedio de
realización del crudo Merey16 podría alcanzar los 63,2 dólares
por barril, un descenso del 3% en comparación con el año pasado.
En consecuencia, la
disminución de ingresos petroleros, sumada a una balanza de pagos con
proyecciones adversas, afectará todos los niveles de la economía. Sin acceso a
mercados internacionales y con limitaciones para diversificar
exportaciones, Venezuela encara un déficit severo en recursos externos para
financiar las necesidades básicas de su economía.
El mercado laboral y las
remuneraciones no logran contrarrestar la crisis
En paralelo, los retos en el
mercado laboral persisten dado que los sueldos en todos los sectores
siguen siendo insuficientes para cubrir las necesidades básicas.
El salario mínimo nominal del
sector público apenas representa el 1,6% del ingreso total de los
trabajadores, con la mayor parte de la remuneración dependiendo de bonos
discrecionales como el de “guerra económica”. Estos subsidios, aunque
indexados al tipo de cambio oficial, no logran compensar el deterioro de
la capacidad adquisitiva en un contexto de acelerada inflación que
se estima podría superar nuevamente los tres dígitos.
Datos de la Confederación
Venezolana de Industriales (CONINDUSTRIA) confirman el contraste en las
remuneraciones sectoriales. Mientras en el sector industrial un
gerente puede recibir un promedio mensual de 1.048 dólares al cierre de 2024,
los obreros apenas alcanzan los USD 230.
En comercio y servicios,
las diferencias son menos significativas, pero los sueldos también resultan
insuficientes para adquirir la canasta alimentaria básica, estimada
en 663 dólares para diciembre de 2024.
El empleo informal y las
dificultades para implementar políticas sociales resultan en una continua
pérdida de bienestar para la población, agudizando la pobreza y la emigración
masiva.
Las fallas fiscales y
monetarias limitan la capacidad de respuesta
En el ámbito fiscal, los
ingresos públicos enfrentan una caída prevista de aproximadamente 6.000
millones de dólares, en gran parte por la disminución en los ingresos
petroleros, que representan el 80% de las exportaciones totales. El
régimen continuará recurriendo al financiamiento monetario para paliar el
déficit fiscal, estimado en un 12,2% del PIB.
Este financiamiento
intensificará las presiones inflacionarias, avivadas por la falta de
capacidad del Banco Central de Venezuela (BCV) para implementar políticas
monetarias correctivas eficaces. La base monetaria podría incrementarse
hasta un 257% en 2025, resalta el informe, lo que advierte sobre nuevas
depreciaciones del tipo de cambio oficial y un crecimiento exponencial de la
inflación interna.
En tanto, el tipo de
cambio oficial y paralelo ampliarán sus brechas, impactando directamente en los
precios de bienes y servicios. A marzo de 2025, el diferencial entre ambas
tasas ya reflejaba las dificultades del BCV para estabilizar el mercado
cambiario.
Escenario industrial
desalentador
Por su parte, el crecimiento
industrial de los últimos años también se desplomará, según el reporte. Aunque
el sector manufacturero privado mostró incrementos modestos en producción entre
2023 y 2024, su sostenibilidad está en duda.
Sectores clave como alimentos, farmacéuticos y bebidas han
reducido su margen de crecimiento, y los niveles de producción apenas alcanzan
el 47% de la capacidad instalada.
Según la Encuesta de Coyuntura
Industrial (ECI-IVT24), pese a un reciente repunte en la actividad de pequeños
emprendimientos, las expectativas en el sector manufacturero son negativas:
solo el 23% de los empresarios prevé que sus ventas aumenten en 2025, frente al
80% que lo esperaba a mediados de 2024.
Proyecciones: un 2025 cargado
de pesimismo
El informe del IIES-UCAB
destacó que los problemas estructurales de Venezuela, como la limitada
diversificación económica, la dependencia de los ingresos petroleros y su
reducido margen fiscal para amortiguar choques, hacen que el país enfrente el
2025 con extremas dificultades.
Las perspectivas auguran nuevas
contracciones en el mercado interno, un debilitamiento adicional del
sistema financiero y un atraso en la necesaria transición económica para
afrontar un mercado global más restrictivo.
Si bien se plantean medidas
para diversificar el comercio y promover el crecimiento del sector no
petrolero, la falta de recursos y el impacto de las sanciones complican
cualquier posibilidad de implementación efectiva en el corto plazo. Todo parece
indicar que Venezuela profundizará su crisis este año.
Tomado de Morfema Press.