David Brooks y Jim Cason, corresponsales.
Chicago. Los súper halcones del
gobierno de Joe Biden están ahora trabajando intensamente para asegurar que la
candidata presidencial Kamala Harris continúe canalizando miles de millones de
dólares a las guerras que están fracasando en Ucrania y Gaza mientras amenazan
un mayor conflicto con China, afirma el profesor politólogo John Mearsheimer de
la Universidad de Chicago.
“Joe
Biden es un belicista. Cree que Estados Unidos es ‘la nación indispensable’, y
cree que deberíamos ser el policía mundial y usar la fuerza militar para
hacerlo”, explicó Mearsheimer en una entrevista con La Jornada en
su oficina en la universidad mientras llegaba la cúpula del Partido Demócrata
para su Convención Nacional en esta ciudad.
El
reconocido profesor, cuyos discursos trasmitidos por YouTube han captado hasta
más de 30 millones de visitantes, explica que “en Estados Unidos hay mucha
gente que favorece una política exterior de moderación más realista, con
objetivos más limitados… Y hay gente que cree que Estados Unidos debería
dominar el planeta, que deberíamos estar aquí y allá y en todos lugares. Que
tenemos un derecho y una responsabilidad para ser policía del mundo”. Estos
halcones han mantenido el control del Partido Demócrata en el gobierno y hoy
son los que están detrás del apoyo incondicional a Israel y Ucrania
Progresistas y sobre todo los jóvenes, dentro y fuera del partido, argumentan contra esta política bélica, y de hecho, tienen el apoyo de una mayoría en la opinión pública, pero Mearsheimer señala que “han sido rechazados categóricamente en cada momento por los súper halcones del Partido Demócrata”.
Notablemente
también hay un debate interno en el Partido Republicano sobre estas políticas
bélicas, indica el analista experto, el cual se puede ver en la renuencia entre
algunos líderes en el Congreso como el propio candidato a la vicepresidencia
J.D. Vance de seguir enviando armas a Ucrania. Pero las líneas del debate entre
los republicanos son menos claras y predecibles porque Donald Trump vacila
entre amenazas de uso de fuerza militar y el aislacionismo en el plano
internacional.
Quien
sea que gane la elección presidencial, todo esta dinámica política no cambiará,
y hasta podría empeorar. “Creo que Estados Unidos está en apuros en tres áreas
diferentes del mundo. Uno es Europa, y aquí estamos hablando de la guerra en
Ucrania. Segundo es Asia del este, y ahí estamos hablando de la competencia
entre Estados Unidos y China.
Tercero
es Medio Oriente, y ahí estamos hablando principalmente sobre el apoyo
estadunidense del genocidio en Gaza realizado por Israel”, afirma Mearsheimer.
En torno
a Ucrania, hay el potencial de un triunfo militar significante para Rusia. “Si
suponemos que el ejército ucraniano en Donbás se colapsa y que Ucrania perderá
aún más territorio del 20 por ciento ya perdido, ¿qué hará Estados Unidos?
¿Estamos dispuestos a enviar a tropas estadunidenses a combatir y morir?”,
pregunta Mearsheimer. Concluye que este conflicto es resultado de decisiones
erróneas de sucesivos presidentes estadunidenses.
Indica
que la guerra en Ucrania es consecuencia de la expansión de la OTAN iniciada
después del fin de la guerra fría. El entonces presidente Bill Clinton creía
que Estados Unidos era “la nación esencial” que tenía que imponer su voluntad
sobre el mundo, y fue la decisión de su gobierno de ampliar a la OTAN hacia el
este. Años más tarde, la decisión de abril de 2008 de ampliar la OTAN a Ucrania
y Georgia fue el antecedente de la guerra actual. Mearsheimer enfatiza que el
gobierno ruso había dejado más que claro que percibía la expansión de la OTAN a
Ucrania como una amenaza existencial y explícitamente dijo que no lo podría
permitir. De hecho, en 2008 tanto Francia como Alemania se opusieron a la
expansión de la OTAN porque entendían la posición de Rusia.
Sin
embargo, el gobierno estadunidense, entonces bajo Barack Obama, persistió en
lograr la integración de Ucrania a la alianza occidental. Para Mearsheimer, fue
predecible el resultado. “Al final, los rusos anexaron a Crimea y brotó una
guerra civil en el Donbás en 2014. Estados Unidos reaccionó a eso redoblando su
esfuerzo, lo cual eventualmente llevó a que Rusia invadiera a Ucrania el 24 de
febrero de 2022”.
Preguntado
del por qué de la insistencia de Estados Unidos de continuar con estas
políticas a pesar de los resultados, respondió: “Estados Unidos pensó que es
tan poderoso que podría hacer que Rusia tragara la expansión adicional de la
OTAN”. Agregó que “los estadunidenses no entendieron la política del equilibro
de poder y sobre estimaron lo que se puede lograr con fuerza militar”, explicó,
“Y el resultado final es que ahora están perdiendo esa guerra”.
Los
problemas para un gobierno potencial de Harris no se limitan a Ucrania en el
plano internacional. El gobierno de Israel no sólo está llevando a cabo un
genocidio en Gaza con armas estadunidenses, señala Mearsheimer, también está
intentando ampliar la guerra a Líbano e Irán. “Esta es un guerra que no
queremos, una guerra que no quiere Irán, pero Israel sí. Entonces la pregunta
es, ¿cómo fue que permitimos ser involucrados en ese conflicto? Y la respuesta
es muy sencilla: los israelíes pueden hacer lo que quieran y nosotros los vamos
a apoyar”, critica Mearsheimer.
La razón
de esto, enfatiza, es el poder del “lobby israelí” en Estados Unidos.
Mearsheimer es coautor del libro The Israel Lobby and U.S. Foreign Policy
publicado en 2007 que documenta a fondo la enorme influencia política de este
cabildeo sionista a lo largo de 50 años. “Estados Unidos tiene una relación con
Israel sin paralelo en la historia. Estados Unidos otorga apoyo incondicional a
Israel a quien le ofrece un monto notable de apoyo económico, diplomático y
militar”, dijo. Aunque reconoce que la brutal guerra de Israel en Gaza ha
obligado a políticos en Estados Unidos a adaptar sus posiciones, sigue pensando
que Israel sigue teniendo un cheque en blanco y que eso podría llevar a Estados
Unidos a una guerra más amplia y peligrosa en Medio Oriente.
El reto
más grande, opina Mearsheimer, tal vez está en Asia donde los fracasos tanto de
demócratas como republicanos están llevando a una peligrosa confrontación con
China. La lógica de la competencia con China es diferente a la que hubo durante
la guerra fría con la Unión Soviética, pero en ambos casos el riesgo de errores
que están llevando a un conflicto no serían sólo una guerra más, sino el fin
del mundo.
Casi
como para comprobar este punto, el New York Times reportó esta semana que el
presidente Biden aprobó un “plan nuclear estratégico altamente clasificado para
que Estados Unidos, por primera vez, reoriente su estrategia de disuasión para
enfocarse sobre la rápida expansión del arsenal nuclear de China”.
Para
Mearsheimer, todo esto demuestra que dentro de la cúpula encargada de política
exterior, “es que casi nadie entiende la lógica realista básica, lo cual es
otra manera de decir que no entienden cómo funciona el mundo”.
Fuente: La Jornada / México.