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07 julio, 2024

Siria. Qasr ibn Wardan, el palacio construido con agua de rosas

Esta obra maestra arquitectónica fue diseñada por el arquitecto griego Isidoro Mileto y se convirtió en el primer edificio sirio al estilo de los edificios reales de Constantinopla.

Por Watfe Salloum

Hama. (SANA)    “Miré hacia el desierto y lo encontré vasto, extendiéndose alrededor de 1.500 millas hasta los huertos que rodean Damasco. Una brisa sopló a mi alrededor y vi ese palacio abandonado, que Lawrence había visitado y los árabes afirmaban que su arcilla estaba amasada con agua de rosas.”

Esta cita del libro “Arenas árabes” del viajero británico Wilfred Thesiger, ofrece una introducción a una verdadera joya arqueológica del desierto sirio.

Entre las arenas doradas, a unos 60 kilómetros al noreste de la ciudad de Hama, asoma tal cual un espejismo que se confunde con el azul del horizonte el palacio “Ibn Wardan”, una joya de magnificencia arquitectónica bizantina de belleza poco usual construida en el siglo VI d.C., durante el reinado de Justiniano, el emperador que se enamoró perdidamente de una mujer siria llamada Theodora, hija de un entrenador de osos en la ciudad de Manbij en la actual provincia de Alepo.

Esta obra maestra arquitectónica fue diseñada por el arquitecto griego Isidoro Mileto y se convirtió en el primer edificio sirio al estilo de los edificios reales de Constantinopla.

El monumento consta de tres edificios: el palacio, la iglesia y el cuartel de los soldados, construidos con piedras negras y tejas cuadradas.

Los arquitectos dicen que la iglesia tiene un estilo similar a la iglesia de San Vitale en Italia, que también fue construida por el emperador Justiniano en la misma época.

Qasr Ibn Wardan y la magia de su fragancia 

Considerado el palacio arqueológico más bello de Siria, “Qasr ibn Wardan” se distingue por la calidad de sus materiales y el raro estilo arquitectónico que no tiene igual en Siria… pero hay un misterioso secreto guardado entre sus paredes que ha ocupado a sus vecinos y visitantes a lo largo de los siglos, y es el sutil olor a rosas que emana de sus piedras al contactar con el agua.

En torno a este fenómeno se fueron tejiendo muchas leyendas populares, y una de ellas cuenta que una vidente le dijo a un rey que su única hijo a quien amaba más que a nadie, iba a morir en su vigésimo cumpleaños por la picadura de un escorpión, por lo que el rey, después de consultar a sus sabios y ministros, ordenó construir el palacio con materiales de construcción mezcladas con agua de rosas y almizcle, por la creencia de que la fragancia de estas dos plantas es capaz de repeler a los escorpiones.

Este relato coincide con la propuesta que han dado los arqueólogos, quienes explicaron que la arcilla fue amasada con hierbas y flores, especialmente rosas.

Hasta nuestro día, cada vez que cae lluvia o se rocía agua sobre las paredes del palacio, se llena el aire de esa fragancia de rosas y almizcle que emana de entre los pliegues de sus piedras, un fenómeno que esperan los amantes de este lugar en cada temporada de lluvias.

El nombre del palacio

Los arqueólogos creen que el nombre dado a “Qasr Ibn Wardan” hace referencia a uno de los jeques de las tribus del desierto sirio que llegaron a ocupar posteriormente el palacio, por lo que se le atribuyó.

Estudios arqueológicos del sitio

“Qasr ibn Wardan” atrajo la curiosidad de viajeros, investigadores e historiadores a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, entre ellos los barones von Oppenheim y Strygowski. La primera descripción del palacio estuvo contenida en la revista arqueológica escrita en alemán impresa en Austria en 1884 por el orientalista alemán Johann Mordtmann, pero el mérito al estudio académico y serio del palacio fue para el arqueólogo Howard Crosby Butler, jefe de la misión arqueológica de la Universidad de Prenceton, quien cuyas investigaciones intermitentes en Siria entre los años 1889 y 1909 fueron claves para la documentación de este importante sitio y sus publicaciones son algunas de las mejor escritas sobre el tema.

Perdido en el desierto “Qasr ibn Wardan” inspira tranquilidad y paz que se cuelan al alma

No solo la originalidad de la arquitectura de este monumento fue lo que lo convirtió en un hito de gran valor histórico, sino también su poético marco en la soledad del desierto que atrapa con su belleza, y las fragancias que emanan del lugar entrelazan lo terrenal con lo divino, invitando a la reflexión y la contemplación.

La fragancia de las rosas opaca el olor de la pólvora

La realidad oscura que impuso la guerra terrorista impuesta a Siria y la ominosa campaña de destrucción y saqueo de su patrimonio a manos del “Daesh” (ISIS) alcanzaron también este solitario sitio que no se salvó de las garras del odio.

Sin embargo, la silueta imperecedera del palacio “Ibn Wardan” continúa abrazando las arenas doradas del desierto, burlando con el sutil pero inmortal perfume de sus piedras el olor de la pólvora y los planes de los enemigos de la humanidad para borrar la civilización y la milenaria historia de nuestra Siria.