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05 julio, 2024

RAM RAM, DOS ANÉCDOTAS EN UNA

Por Pedro Mosqueda*

Compartí con Rafael Marín una sola vez, fue en un famoso restaurante de Caracas cuyo propietario dicen o decían era el esposo de Mirla Castellanos.

Un amigo caraqueño lobista de buena fe propició el encuentro; cuando llegué Marín estaba rodeado de un grupete grande de amigos. Tipos cheveres; el centro de atención eran RAM RAM y el hermano de uno de los alcaldes de esa burbuja del Este de Caracas.

Llegué y saludé a todo el mundo, Marín se levantó y me abrazo fuerte.

-Que hubo mosquedita, me dijo.

El almuerzo se alargó hasta entrada la noche; puedo rescatar de ese encuentro dos cosas: fue un opíparo banquete que nunca supe quién era el pagador; sólo sé que no era RM; aprecié que su cuerpo y su bolsillo estaban diezmados. Creo que venía de varias operaciones o algo así.

Lo segundo que pude valorar, fue la profundidad y lo informado que estaba el "gordo". En nuestra época de parlamentarios lo veía como un agitador. Yo estaba equivocado.

El amigo lobista que propició el encuentro, a quien llamaré Ramón se paró de repente y dijo:

 Señores orden en la pea, a lo que vamos: Pedro fue invitado para que ayude al gordo; Luisa Ortega va camino a joderlo y él es de Maracay, tengo entendido la conoce y puede pedirle que cese la persecución; el gordo no está incurso en ningún magnicidio como dice el gobierno.

Caí en cuenta de qué iba la reunión. Aclaré varias cosas y creo que cumplí las tareas. Aunque a decir verdad, fui amigo de la pareja Ortega- Ferrer en los años del PRV- Ruptura. En aquel entonces perdí el contacto y, los molesté para asuntos solidarios como el planteado.

Días después RAM RAM me llamó: mosquedita, la gestión tuya fue clave; Luisa mandó un mensaje encriptado. Gracias hermano.

No hay de qué, le dije.

No nos vimos más.

A la quinta botella y alrededor de las 5 pm, Rafael recordó que el presidente Lusinchi estaba cumpliendo años y lo llamó; cada uno de los presentes pudo saludarlo a instancias  suya.

Eran buenos amigos.

Entonces Marín nos contó: el presidente está muy jodido y en varios aspectos: de salud, económicamente y emocionalmente. De hecho vive con su hija en El Márquez. Allí le reservaron una habitación, casi no camina, dijo  Marín con tono triste.

Todos nos quedamos pensando. 

Ramón, la persona que me invitó y fue el puente  propiciador de la reunión se levantó y dijo:

Brindemos por la salud del presidente y la de todos nosotros. 

Ahora digo yo: que en paz descanse RAM RAM; solidaridad con toda su familia y amigos.

Nos vemos por ahí.

En la imagen, Rafael Marín.

*Intelectual y político aragüeño.