Maduro, con su retórica hueca y promesas vacías, demuestra
que no tiene intención alguna de cambiar el rumbo, señala el candidato de
Centrados en la Gente.
A continuación transcribimos un texto enviado a la redacción
de Entre Todos D. por el candidato
presidencial, Enrique Márquez, a propósito de la celebración del día del
trabajador.
Nicolás Maduro sigue aferrado a su estrategia de bonificación, ha pulverizado todo vestigio de estabilidad económica y derechos laborales. Su gobierno, una máquina de destrucción sin igual en la historia reciente, no solo ha colapsado la economía nacional, sino que ha llevado a la ruina el salario y las prestaciones que antes eran el orgullo de los trabajadores venezolanos. Los bonos que reparte con la mano izquierda, con la derecha los destruye al igual que lo hace con el bolívar y la economía venezolana.
Los obreros, los empleados públicos
y privados, y en general todos los que dependen de un salario para sostener a
sus familias, ahora tienen que pagar el precio de la corrupción rampante y la
incompetencia institucionalizada de un gobierno que no conoce el mínimo pudor.
Las prestaciones, esos beneficios conquistados con sangre, sudor y lágrimas a
lo largo de décadas de lucha obrera, han sido reducidas a polvo cósmico por un
esquema de bonos irrisorios que no alcanzan para nada. Como si todo el
sacrificio de generaciones anteriores no valiera más que una cifra insignificante
en un balance gubernamental.
Maduro, con su retórica hueca y
promesas vacías, demuestra que no tiene intención alguna de cambiar el rumbo.
Cada medida que toma, cada decreto que emite, cada discurso que pronuncia, no
hace sino confirmar que, bajo su liderazgo, el futuro es un espejismo.
En lugar de asumir la
responsabilidad por el caos que ha creado, Maduro prefiere culpar a las fuerzas
externas, a las conspiraciones internacionales y a cualquier otra excusa
conveniente. Pero la verdad es que su régimen es un callejón sin salida, un
pozo sin fondo de desesperanza. Los trabajadores lo saben, los estudiantes lo
saben, los migrantes lo saben, y cada vez más, el mundo también lo sabe. Con
Maduro al mando, el futuro es un lujo inalcanzable y el presente una lucha
constante por sobrevivir.
Enrique Márquez