Por Orlando Arciniegas /Opinión*
El
tiempo de trabajo en común, me permite decir que el profe Reyes Lanza es
un hombre metódico, pertinaz y centrado en sus propósitos. Lleva cosa de más de
un año preparándose para *dirigir a IPAPEDI*. Una gran responsabilidad. Asunto
que lo ha llevado a conocer su historia, composición, normativa legal y
reglamentaria. Pero a su vez lo que se hace en otros institutos de previsión
social del profesorado universitario.
Esto,
por cuanto IPAPEDI, con una historia meritoria en el campo del ahorro y
crédito, no ha sido hasta ahora un dispensador de salud. Y Reyes Lanza, con la
capacidad para empatizar con sus semejantes, entiende, que ante la precariedad
impuesta, que nos dificulta hasta lo imposible el pago de los seguros ─lo que
llama el sistema «polizario»─, hay que dar lugar a una nueva respuesta, hacia
lo que apunta su propuesta fundamental: el ESA, el Ecosistema Sanitario
Autónomo, que sería la sinergia del UAMI, IPAPEDI Y FOPEDIUC, de modo de poder
atender las más sentidas necesidades de salud del profesorado y sus
familias.
¡Sabemos cómo hacerlo y sin excusas!, suele decir como la última puntada de sus entregas dominicales.
Este
domingo, 5.03.2023, en su también constante ejercicio crítico sobre la
lamentable gestión que asuela al actual IPAPEDI, nos trae una revelación de
espanto: que «el vaciado dinerario hecho por IPAPEDI en Chichiriviche puede
estar rondando el monto de Un (1) Millón de Dólares». ¡Mi madre! Y comparto con
él su lamento: «¿Con cuánto desde IPAPEDI pudiéramos estar ayudando a los
profesores, si el millón de dólares que yace en Chichiriviche lo hubiéramos
invertido correcta y responsablemente en salud?».
Un tanto
aturdido por la revelación, pienso en el Consejo de Vigilancia del instituto,
elegido para ser los ojos y oídos de los miles de asociados. Pienso, asimismo,
en los pocos que aún defienden la gestión actual de IPAPEDI, algunos de pasado
honorable, y me pregunto: ¿Será que no saben que la obra de Chichiriviche está
paralizada? ¿Será que creen que levantar lo que hay en obras cuesta solo cuatro
lochas? Pero confieso que
no sé
qué pensar. Creo que el disparate mayor estuvo en concebir un hotel para
profesores arruinados. ¿Cuándo sabremos quién fue el autor de tamaña
«genialidad financiera»? El tiempo nos dirá. Pero prefiero pensar en el
documento de los más de 800 profesores que piden al grupo enquistado en IPAPEDI
permitir las elecciones. Y pienso en ellos porque han hecho una petición
esperanzada.
*Las opiniones contenidas en este artículo son de la
exclusiva responsabilidad del autor.