Marcos González Díaz - Corresponsal de BBC News Mundo en
México.
Tras el anuncio del
nuevo plan migratorio de EE.UU., miles de venezolanos quedaron varados en
México y otros comenzaron a ser devueltos desde EE.UU. al país tras cruzar la
frontera sur de manera irregular.
"Siento que no
tienen compasión humana porque no deben formular un decreto de hoy para hoy.
¿Sabe cuántos venezolanos estamos aquí en México pasando frío, hambre,
angustiados, desesperados? Y eso a ellos les vale nada".
Entre lágrimas y sin dejar de amamantar a su bebé de un año, Grecia critica el nuevo plan migratorio que Estados Unidos anunció y puso en marcha el 12 de octubre por el que venezolanos que como ella cruzan de manera irregular la frontera sur son devueltos a México.
1.768 personas ya
fueron regresadas solo en los cuatro primeros días de la medida, según el
gobierno mexicano, que no aclaró
si habrá un límite en el número que recibirá. Hasta ahora, los
migrantes del país sudamericano gozaban de libertad condicional humanitaria en
EE.UU. que les permitía quedarse allí para tramitar una solicitud de asilo.
Pero la entrada en
vigor de manera inmediata del nuevo plan sorprendió a miles de venezolanos en
tránsito que quedaron prácticamente varados en México, sin posibilidad de
ingresar hacia el norte y -en la mayoría de casos- sin dinero para poder
regresar a su país.
"Nuestro viaje fue
durísimo, un mes desde que salimos de Maracay, por tierra, pasando la selva…
pero veníamos con una gran ilusión, un sueño", lamenta Grecia junto a su
pequeña maleta. "Solo
queríamos salir adelante", completa su hija Fabiola, de 18
años, quien no deja de toser y temblar ante los 14 grados de temperatura de
Ciudad de México.
Ellas, como otras
decenas de compatriotas devueltos a la capital desde la frontera, pasan estos
días frente a las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados
(Comar) a la espera de recibir información sobre qué hacer ahora. Algunos
duermen en plena calle arropados por mantas que les ofrecen algunos ciudadanos
y ONG, que también les traen comida.
La incertidumbre sobre qué pasos seguir para regularizar su situación y poder trabajar en México es palpable
entre la mayoría. También entre los grupos de venezolanos que se concentran
estos días en la Central de Autobuses del Norte capitalina, donde muchos son
dejados tras su traslado desde la frontera y que, según organizaciones
sociales, hace presagiar lo que podría ser una gran crisis para México.
"Se tomó esta
decisión sin medir las consecuencias de un plan inhumano y discriminatorio. Ya
estamos viendo esta crisis en las calles de México y se viene una mucho más
grande que ni el gobierno está viendo en lo que se puede convertir",
alerta July Rodríguez,
directora en México de la organización Apoyo a Migrantes Venezolanos, que los
asesora en asuntos legales de manera gratuita.
¿Qué opciones ofrece México a estos migrantes?
El nuevo plan fue
anunciado por Washington como un intento de frenar la migración irregular de
personas de Venezuela, que en el año fiscal de 2022 vio un incremento en sus
llegadas a la frontera sur de un 293% respecto al período anterior.
Para incentivar la
migración regular, se comprometió a admitir a 24.000 venezolanos siempre que
cumplan con una serie de requisitos mediante un proceso que puede realizarse
por internet. Sin embargo, lo cierto es que solo durante el pasado
septiembre, unas 33.000 personas
del país sudamericano llegaron a la frontera sur de EE.UU.
Este viernes, el
presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, reconoció que los 24.000
permisos no son suficientes. "En la medida en que se vayan otorgando y no
alcancen, estoy seguro de que el
gobierno estadounidense las va a ampliar (...). La verdad es que
lleva un tiempo cumplir con los requisitos, pero ya hay una salida que no
había, estaba todo cerrado", declaró.
Una de las grandes
preguntas ahora es saber en qué escenario quedarán estas personas que EE.UU. ya
ha empezado a devolver a México. Según organizaciones como Apoyo a Migrantes
Venezolanos, México les está entregando órdenes de salida de su territorio de
entre 15 a 20 días. Pasado ese tiempo, entrarían en una situación irregular en
la que podrían enfrentar ser
detenidos o deportados.
La opción más viable
para ellos es la de pedir la condición de refugiado en México, que desde el
mismo momento de la solicitud les protege de la deportación y otorga una cédula
de residencia temporal para acceder a servicios públicos y poder trabajar.
Según Andrés Ramírez, coordinador
general de la Comar, la tasa de reconocimiento del estatus de refugiados a
venezolanos ha sido alta hasta ahora, rondando el 94% de casos positivos.
Hasta septiembre de
este año, las 8.665 solicitudes de refugio recibidas ante la Comar por parte de
venezolanos ya superaron el récord histórico de todo 2019, cuando se
registraron 7.600.
Y tras conocerse el
nuevo plan de EE.UU., Ramírez reconoce que desde el pasado lunes hay un aumento
de afluencia de venezolanos que acuden a sus oficinas a pedir información. Sin
embargo, "la mayoría" decide no hacer finalmente la solicitud.
¿Por qué? Porque lograr
la condición de refugiado en México les cerraría las puertas a su sueño de migrar a EE.UU. de manera legal.
"Un solicitante de
refugio tiene que permanecer en la entidad federativa donde la solicita. Pero,
sobre todo, EE.UU. ha dicho que no permitirá solicitar asilo a quien ya tenga
un reconocimiento de refugiado en otro país. Así que, tras informarles, muchos
dicen que tal vez no les conviene pedirlo en México, porque tienen metida la
idea de ir al norte", dice Ramírez.
Entrevistado por BBC
Mundo, el titular de la Comar reconoce que este requisito deja en "una
situación compleja" a quienes quieren o tienen necesidad de quedarse en
México temporalmente, pero no quieren renunciar a entrar a EE.UU. en el futuro. "Es un dilema profundo y la
decisión es de ellos", apunta.
"Les crea un
conflicto emocional terrible el tener que decidir si solicitan refugio en
México para poder trabajar, pero esperando a la vez que no se lo aprueben muy
rápido para poder irse a EE.UU. antes de que eso ocurra", dice Rodríguez,
que estima la duración del proceso en unos "6 a 8 meses".
Aunque el no contar con
un estatus de refugiado reconocido en otro país no es el único requisito que
puede dificultar a muchos venezolanos el poder optar a los 24.000 permisos de
entrada legal al país anunciados por Washington.
Además de necesitar de
un patrocinador en EE.UU. que demuestre que puede mantener económicamente al
migrante durante un máximo de dos años, los solicitantes deberán ingresar vía
aérea en caso de ser aprobados, pese a que el país caribeño no cuenta con
vuelos a destinos estadounidenses y que muchos venezolanos tienen serias
dificultades para lograr la renovación de su pasaporte.
También quedarán
excluidos quienes hayan ingresado a México o Panamá de manera irregular después
de la publicación de la norma, algo que no todos los venezolanos que están
actualmente en estos países pueden acreditar al carecer de documentos de
entrada.
Visa de entrada a México para venezolanos
Una opción con la que
se podría evitar el tener que pedir refugio en México es la tarjeta de visitante por razones
humanitarias que el Instituto de Migración mexicano (INM) expide
"en casos de personas con enfermedades graves que necesitan permanecer en
el país", según Apoyo a Migrantes Venezolanos.
"Esta tarjeta
permite trabajar y quedarse en México por un año y no haría perder la
alternativa de pedir asilo en EE.UU. a quien lo desee. Es un mecanismo que ya
existe y estamos proponiendo que lo consideren para esta contingencia que nadie
esperaba que fuera a desbordarse de esta manera", explica Lizbeth Guerrero, abogada de la
organización.
BBC Mundo preguntó al
INM sobre la posibilidad de expedir esta tarjeta a ciudadanos venezolanos en el
escenario actual, pero hasta la publicación de este artículo no recibió
respuesta.
Lo cierto es que el
número de venezolanos en situación irregular se disparó ya en los últimos meses
en México. Sus autoridades detuvieron a 35.562 migrantes de aquel país de enero
a agosto de este año. Sin embargo, en todo 2021 fueron 4.360, según cifras del
gobierno.
Activistas apuntan como
una de las principales causas al hecho de que México exija desde enero una visa
para los venezolanos que deben cumplir requisitos como mostrar arraigo en su
país natal o una cuenta bancaria
con al menos US$2.500.
"Explícame quién en
Venezuela, salvo el enchufado, puede tener ese dinero ahorrado con un salario
mínimo de poco más de US$20. Por no hablar de lo difícil que es conseguir cita
para solicitar la visa. Ya hay personas en Venezuela que te cobran hasta
US3.000 a cambio de darte una", critica Guerrero.
Ramírez, de la Comar,
recuerda cómo antes la mayoría de venezolanos que llegaban al país eran
profesionales que viajaban en avión y que pretendían solicitar refugio y
quedarse en México. Pero la imposibilidad de cumplir con las condiciones de
esta nueva visa hizo que muchos comenzaran a hacer el largo y peligroso camino
por tierra desde Sudamérica y que ahora opten por cruzar a EE.UU. en lugar de
permanecer en tierras aztecas.
El sueño mexicano
En los testimonios de
los venezolanos devueltos a México se repiten factores como las extorsiones y
peligros sufridos durante el viaje, cómo en EE.UU. disolvían sus grupos para
regresarlos por distintos puntos de la frontera mexicana, o cómo a muchos les
quitaron el pasaporte mientras eran retenidos en EE.UU. y que no recuperaron
hasta llegar a México.
"Cuando cruzamos
la frontera, me separaron de mi mamá porque yo acababa de cumplir los 18. Nos
tuvieron detenidos y nos sacaron
encadenados de manos, pies y cintura. Nos entregaron a México en Tijuana
y nos llevaron a Mexicali (en el norte), donde recuperé mis documentos",
explica la joven Fabiola frente a la Comar.
"Pero mi novio,
que lo llevaron a Tabasco (sur), aún sigue indocumentado y le dieron 20 días
para salir del país. Y de otras cuatro personas que viajaban con nosotros aún
no sabemos nada", recuerda.
"No",
responde al unísono junto a su madre cuando se le pregunta si volverá a
intentar cruzar a EE.UU. "Fue
horrible, es la primera y última vez que hacemos el viaje. Veremos
si nos quedamos en México o volvemos a Venezuela… pero sin dinero, es
difícil", relata encogiéndose de hombros y mientras se prueba unos zapatos
que le acaban de donar en la calle.
Adrián, un joven que
dejó a sus dos hijos en Venezuela y que vivía hasta ahora en Perú, recuerda
"con el corazón roto" cuando se enteró del nuevo plan migratorio de
EE.UU. que hizo que su sueño americano se le escapara prácticamente de los
dedos.
"Cuando salió el decreto, yo estaba en la raya (de la frontera sur de EE.UU.), prácticamente entregándome. No
sabía nada. Imagínese, que vas a cruzar con toda la ilusión y que lo expulsen a
uno", lamenta. Otros migrantes denuncian que aunque ingresaron a EE.UU.
días antes del anuncio del 12 de octubre y permanecían en centros de detención,
fueron igualmente expulsados amparándose en el nuevo programa.
Adrián, quien trabajaba
como policía en su Venezuela natal, describe como un "infierno" el
viaje por tierra hasta EE.UU., especialmente el tránsito por la peligrosa selva
del Darién en Panamá. "Vi personas ahorcadas, animales comiéndose los
muertos, ahogados… Ahí te roban, a ellas las violan… todo lo que usted se imagine".
No descarta intentar
postular al nuevo programa de entradas legales propuesto por EE.UU., pero
reconoce que "es muy difícil" cumplir los requisitos. "Y
mientras estoy aquí en México, ¿cómo vivo?", se pregunta a la espera de
recibir información en la Comar.
Tanto él, como Fabiola
y Grecia viajaron hasta Ciudad de México tras ser expulsados de EE.UU., aunque
un gran número de compatriotas permanecen en puntos fronterizos como Tijuana.
Otros miles están en municipios del sur como San Pedro Tapanatepec, donde
fueron sorprendidos por el nuevo plan migratorio cuando casi iniciaban su
travesía por México y donde esperan a que se les otorgue un salvoconducto para
circular por el país.
Tanto en el norte como
en el sur mexicanos, los albergues y campamentos que ya acogían a cientos de
migrantes de otras nacionalidades muestran ahora una clara saturación por la
llegada de venezolanos y ante el temor de que la situación se pueda salir de
control.
La mexicana Adriana
entrega junto a su pareja agua y comida a los migrantes que acuden estos días a
la Comar. Un familiar venezolano de ella permanece desaparecido tras intentar cruzar
el Darién rumbo al norte.
"La crisis no ha
hecho más que empezar en México. Será una crisis sanitaria, porque por ejemplo
los venezolanos no estamos acostumbrados a este frío. Y también porque habrá
gente que, si no consigue empleo, se vea obligada a delinquir para tener algo
caliente en el estómago. Hace falta atención inmediata y que todos los
gobiernos de la región busquen una solución al problema de raíz", alerta
Rodríguez.
"No tenemos
plata, pero lo que no queremos es
andar como mendigos. Porque para eso tenemos dos manos y dos pies,
para trabajar. Estamos sufriendo pero solo queremos salir adelante",
asegura al respecto Adrián.
"A mí, ningún país
me va a quitar un sueño. Teníamos el chorro abierto (para entrar a EE.UU.) y ya
lo cerraron. Así que por ahora quiero trabajar aquí en México, que no se ve
feo, para ganar dinero con el que pagar lo que debo y enviar a mis hijos. Como
dice un amigo, también existe el
sueño mexicano", concluye.
Texto tomado de BBC
Mundo.