“En medio de
una guerra, Lafarge tomó la decisión impensable de poner dinero en manos del
EI, una de las organizaciones terroristas más bárbaras del planeta, para poder
seguir vendiendo cemento (…) Estuvo motivada por la codicia y el interés propio
cuando hizo la vista gorda ante los horrores del terrorismo, y conspiró a
sabiendas para financiar esas organizaciones”
La cementera francesa Lafarge SA se
ha declarado culpable frente a un tribunal estadounidense de haber financiado a
grupos terroristas en Siria entre 2012 y 2014 con el propósito de garantizar el
funcionamiento de una subsidiaria que tenía en ese país, informó el
Departamento de Justicia de EE.UU. (DOJ).
La declaración tuvo lugar en un tribunal federal de Brooklyn (Nueva York), que acusó a la compañía de “brindar ayuda y recursos significativos” al Estado Islámico (EI) y al Frente al-Nusra, ambos designados como organizaciones terroristas extranjeras por EE.UU. Si bien no se ha acusado a ninguna persona en el caso, las autoridades enfatizaron que su investigación está en curso.
Horas antes, la multinacional suiza
de materiales de construcción Holcim, actual responsable de Lafarge, había
informado de un acuerdo de culpabilidad con el DOJ. Según los términos, Lafarge
pagará una sanción económica de 777,78 millones de dólares por “conspiración
para brindar apoyo material a organizaciones terroristas extranjeras designadas
en Siria”.
En un comunicado emitido por Holcim, la cementera acepta su
responsabilidad por las acciones de los “ejecutivos individuales involucrados”
y “lamenta profundamente” su conducta. Añade que seguirá cooperando plenamente
con las autoridades francesas, pero está dispuesta a defenderse de cualquier
acción legal que considere injustificada. Por ejemplo, la compañía anunció en
mayo que apelaría la acusación del Tribunal de Apelación de París por
“complicidad en crímenes contra la humanidad”.
“Codicia e interés propio”
El DOJ estima que Lafarge Cement
Siria (LCS) pagó a los grupos terroristas, a través de intermediarios, el
equivalente a unos 5,92 millones de dólares en cuotas mensuales fijas a manera
de “donación”. De acuerdo con Le Monde, que en 2016 reveló los tratos
fraudulentos, con esto buscaba la continuidad de la producción de su planta en
Jalabiya, en el norte del país, inaugurada en 2010, un año antes de las
protestas que dieron paso a la guerra civil siria. Esta fábrica, la mayor de
Oriente Medio dedicada a la producción de cemento, supuso una inversión cercana
a los 680 millones de dólares, y el grupo francés no quería abandonarla y
dejarla en manos de organizaciones rebeldes, indica el diario parisino.
“En medio de una guerra, Lafarge
tomó la decisión impensable de poner dinero en manos del EI, una de las
organizaciones terroristas más bárbaras del planeta, para poder seguir
vendiendo cemento (…) Estuvo motivada por la codicia y el interés propio cuando
hizo la vista gorda ante los horrores del terrorismo, y conspiró a sabiendas
para financiar esas organizaciones”, asevera el fiscal federal estadounidense
del caso, Breon Peace.
Peace subraya que se trata de una
“resolución sin precedentes”, ya que “nunca se había acusado a una corporación
de brindar apoyo material y recursos a organizaciones terroristas extranjeras”.
Asimismo, considera que Lafarge no actuó solo a cambio de un permiso para
mantener la planta operativa, sino también para “obtener ganancias económicas”.
El DOJ calcula que LCS obtuvo alrededor de 70,3 millones de dólares en
ingresos.
Holcim se fusionó con Lafarge en
2015 para crear un gigante mundial del hormigón, llamado originalmente LafargeHolcim,
nombre que fue reemplazado en 2021 por Holcim Group. Con este cambio querían
desligarse de varios de los escándalos. El DOJ reconoció que la compañía suiza
no se vio salpicada en los delitos y que los ejecutivos involucrados le
ocultaron sus acciones delictivas antes y después de adquirir Lafarge SA.
Cuando Holcim se enteró de las acusaciones, llevó a cabo de manera voluntaria
una extensa investigación que divulgó en 2017.
Fuente: RT / Tomado de SANA.