El profesor Jorge Stolfi ha firmado junto a 1.500 expertos
una carta al Congreso de EE UU sobre los riesgos de confiar ciegamente en las
criptomonedas
A principios de mayo, Jorge Stolfi,
catedrático de Ciencias de la Computación en la Universidad de Campinas
(Brasil), puso este tuit en inglés: “Todo científico de la computación debería
poder ver que las criptomonedas son sistemas de pago totalmente disfuncionales
y que la “tecnología de blockchain” (incluidos los “contratos
inteligentes”) es un fraude tecnológico. ¿Podrían decirlo en voz alta?”. Stolfi
tiene ahora 9.400 seguidores. Entonces tenía menos. Para el discreto mundo de
las ciencias de la computación, los 2.000 retuits y 7.000 likes que recibió le
hicieron viral.
Stolfi decía algo que había repetido otras veces. Ni siquiera lo veía polémico. Pero el aparente “criptoinvierno” actual, donde el precio del bitcoin ha pasado desde noviembre de casi 60.000 euros a 20.000, le dio vida. El tuit fue el impulsor de una carta que 1.500 especialistas firmaron para enviarla al Congreso de EE UU: “Escribimos para instarles a adoptar un enfoque crítico y escéptico con la afirmación de la industria de que los activos cripto son una tecnología innovadora que es indiscutiblemente buena”, decían. Entre los firmantes está el profesor de Harvard Bruce Schneier o Kelsey Hightower, jefe de ingeniería de Google Cloud.
En esta conversación por
videollamada desde Campinas con EL PAÍS, Stolfi explica qué es lo que ve tan
claro la comunidad informática, por qué funciona bitcoin como un sistema
piramidal y cuáles pueden ser los motivos de su posible quiebra.
Pregunta. ¿Por qué han
decidido mandar la carta ahora?
Respuesta. La reacción
habitual de mis colegas es: “La tecnología de bitcoin y blockchain no
me interesa, tecnológicamente es basura, voy a seguir haciendo mi propia
investigación”. El tuit despertó a esta gente.
P. Será basura, pero se
invierten miles de millones de dólares en cripto.
R. Sí, y por eso igual la
gente creyó que era importante firmar la carta. Por ejemplo, uno de los
firmantes es un profesor de Berkeley. En su departamento, otro profesor tiene
una empresa de blockchain. No sé cómo se ve desde fuera la política
interna de las universidades, pero es habitual que los profesores no hablen en
público sobre qué hacen otros colegas, incluso cuando es algo realmente malo.
P. Pero el otro igual sí
piensa que blockchain es útil.
R. Bueno, tiene una empresa.
No sé si cree en ella, pero está ganando dinero. Eso es un problema. Hay
cientos de startups que hacen blockchain. Todas
consiguen dinero, es su momento. Para la gente implicada en esos proyectos, es
dinero. Es una motivación para creer en la tecnología.
Estos esquemas piramidales se
derrumban cuando ya no hay más tontos a los que engañar
P. ¿De dónde se supone que
viene el beneficio de invertir en bitcoin?
R. El único modo de sacar dinero de
bitcoin es vendiéndolo a otra persona. Cuando lo haces, alguien acepta comprar
tu bitcoin, por ejemplo, por 2.000 dólares más. Si compras o vendes de otro
inversor, eso no cambia el dinero total que hay: tú recibes el dinero que el
otro pone. Pero si se lo compras a un minero, el dinero sale del sistema. Se
puede computar el dinero que ha salido: unos 20.000 millones de dólares. Es la
diferencia entre lo que han puesto los inversores y lo que han sacado. Es el
tamaño de las pérdidas.
P. ¿Es posible que como
sociedad invirtamos millones en algo que no entendemos?
R. Es exactamente lo que pasa
en la industria cripto. Muy poca gente parece saber que hay dinero que entra de
inversores y dinero que sale para los creadores de varias de las trampas y
mineros. Estos esquemas piramidales se derrumban cuando ya no
hay más tontos a los que engañar.
P. Por eso dice que bitcoin no
existirá en 20 años.
R. No me atrevería a predecir
cuándo el suministro de gente tonta se acabe. No sabría poner una fecha para su
final, pero llegará. No puede seguir así siempre, porque depende de más gente
poniendo dinero que sacándolo. Eso nunca cambiará.
P. El esquema piramidal
de Bernie
Madoff duró 25 años. Aquello estaba oculto. Aquí todo el mundo puede
ver cómo funciona.
R. Sí, es brillante. La
información de que es un esquema piramidal está ahí, pero la mayoría de la
gente que invierte no lo sabe. La gente dice que no es un esquema piramidal
porque no hay una figura ni se esconde nada, pero las definiciones de los esquemas
no requieren esas dos cosas. El único requisito es que los beneficios para los
inversores lleguen de nuevos inversores.
P. ¿Qué aconsejaría a gente
que tiene dinero en cripto?
R. Vende si puedes y no mires
atrás. Conozco personalmente a gente que ha vendido su casa para invertir en
bitcoin.
P. ¿Qué les dice?
R. No les digo nada. ¿Quieres
que vaya y les diga que he oído que has invertido en bitcoin y eres tonto?
P. En la carta dicen que no
ayuda a la gente común.
Bitcoin tiene seis redes que
controlan el 80% del poder de minería. Por tanto, pueden controlar lo que entra
en los bloques
R. Como todos los esquemas
piramidales no hay manera de saber cuándo explotará. Está garantizado que la
quiebra ocurrirá antes de que la mayoría de gente se dé cuenta. Son los que
perderán dinero. Siempre habrá inversores más pequeños dispuestos a comprar,
que serán los perdedores. Hay al
menos 10 millones de personas que han invertido y siguen invirtiendo en bitcoin,
según algunas estimaciones.
P. ¿Y si no se terminara nunca
el suministro de tontos? ¿Ya no sería un esquema piramidal?
R. Puede decirse lo mismo de
cualquier esquema piramidal. Como las estafas de los príncipes nigerianos,
tienen como objetivo gente que no lo entiende. Es como la lotería. Es estúpido
porque solo un 40-50% del dinero que la gente pone en el juego vuelve como
premios. Matemáticamente no tiene sentido: la gente pone dinero y sacará menos
dinero. Más que esperar a que el suministro de bobos se acabe, pueden pasar dos
cosas: uno, las autoridades regulatorias pueden cerrarlo porque es una estafa
piramidal, o dos, entidades como el FBI pueden pararlo porque no cumple las
normas de blanqueo. No sé cuál pasará primero.
Las razones del tuit original
P. En el tuit original dice
dos cosas. Primero, que las criptomonedas no sirven para pagar. ¿Por qué?
R. No tienen comparación con
sistemas de pago como tarjetas de crédito o Paypal. Bitcoin tiene un límite de
cuatro transacciones por segundo. Visa hace 10.000 por segundo. Bitcoin no
llega a 400.000 en un día y hay 4 millones de personas usándola: eso implica un
pago por usuario cada 10 días. No puede ser un pago comercial significativo.
P. Y segundo: blockchain es
un fraude tecnológico.
R. Porque promete hacer algo
que realmente no puede cumplir y, aunque pudiera, no es algo que sea útil para
construir sistemas reales. Promete una base de datos descentralizada donde
varias organizaciones puedan contribuir a prueba de alteraciones: no es posible
borrar ni cambiar, solo añadir. Pero eso se ha usado desde siempre. Un gran
banco o un sistema crítico deben tener una base de datos así por varias
razones: si el sistema se estropea, debes ir hacia atrás y ver qué pasó, por
ejemplo. La gente sabía hacer bases de datos distribuida durante años.
P. ¿Y la descentralización?
R. Es lo único que blockchain podría
aportar: la ausencia de una autoridad central. Pero eso solo crea problemas.
Porque para tener una base de datos descentralizada debes pagar un precio muy
alto. Debes procurar que todo los mineros hagan “pruebas de trabajo” o de
“participación”. Lleva más tiempo. Tampoco es tan segura porque en el pasado ha
habido ocasiones donde han tenido que rebobinar varias horas para eliminar
transacciones malas, en 2010 y en 2013. Las condiciones que permitieron
rebobinar siguen ahí. Hay un pequeño grupo de redes a los que se puede llamar
para rectificar. Por eso es un fraude: promete hacer algo que la gente ya sabe
hacer.
P. Pero permite evitar un
gobierno o banco central.
R. Bitcoin tiene seis redes
que controlan el 80% del poder de minería. Por tanto, pueden controlar lo que
entra en los bloques. Eso no es lo que Satoshi
[creador de bitcoin] imaginó, que era que el poder estuviera
repartido entre cientos de miles de mineros anónimos e independientes y que por
tanto no pudieran confabularse.
P. ¿Satoshi no era tan listo?
R. A principios de los 90,
científicos de la computación ya demostraron que no podías tener un sistema de
pagos descentralizado. Su idea era que una red de voluntarios asumiera los
costes. Probaron que no podía haber una red descentralizada porque si la mitad
de voluntarios era deshonesta podía sabotear el sistema y prevenir que hubiera
consenso del estado de las cuentas: la mitad de la red podía pensar que Alice
había pagado a Bob y la otra mitad que Alice había pagado a Charlie. Pero los
ciberpunks, la comunidad que sueña con construir una sociedad en internet fuera
del alcance de los gobiernos, seguían ilusionados con algo así porque era
esencial para que funcionara su sociedad: un modo de pagar sin depender de
bancos que pudieran ser controlados por gobiernos.
P. Y llegó Satoshi.
R. Satoshi creyó que había encontrado
una solución. Era brillante de algún modo porque dijo: intentemos construir una
red a partir de cabrones egoístas codiciosos a quienes solo les preocupa el
dinero. Así cualquiera que quiera dinero querrá cumplir las reglas. Si un
minero trata de sabotear, no ganará nada.
En lugar de una moneda, [bitcoin]
se convirtió en algo que invertir y conservar. Eso es terrible para el dinero
P. ¿Qué calculó mal?
R. Dos cosas. Uno, que minar
en lugar de distribuir entre miles de voluntarios anónimos no acabara en un
grupo de redes enormes. Él no imaginó esas redes al principio, que aparecieron
en 2010 o así. La situación con la que hemos acabado es que todas las criptos
son parecidas: un pequeño grupo de mineros que controla redes y la mayoría del
poder. La segunda cosa es que creía que la inflación era mala. Puso un límite
para que no hubiera inflación. Pero ya en 2009 el primer usuario de bitcoin
después de Satoshi vio que lo mejor era conservarla porque iba a ser más
valiosa en el futuro. En lugar de una moneda se convirtió en algo que invertir
y conservar. Eso es terrible para el dinero. Si la gente mantiene el dinero
bajo el colchón hay menos en circulación, el valor sube. Pero si alguien decide
vender un puñado, el valor se desploma. Es lo que hemos visto desde 2009, sube
y baja, lo que la convierte en inútil como divisa de comercio. No puedes vender
algo en una moneda que pierde 10% de su valor unas horas después de recibirlo.
P. ¿No podría ser como el oro?
R. El oro también sube y baja,
pero en escalas de años. No tan rápido como bitcoin. El oro es un metal que
tiene una demanda fija para joyería y otras aplicaciones. Incluso si nadie
invirtiera en oro, tendría un precio determinado. Bitcoin no tiene este tipo de
demanda.
P. Las cripto no funcionan
bien como una moneda excepto si eres un criminal. ¿Sin cripto, no
hubiera habido ransomware?
R. Es el único sistema digital
que no sigue las normas de blanqueo de capitales. Por eso lo usan los
criminales. Una vez has pagado, no hay manera de que la víctima pueda cancelar
el pago y recuperar el dinero, ni siquiera el gobierno puede hacerlo
fácilmente. Es anónimo y cuando un hacker cifra tus archivos,
no tiene que entrar en tu sistema directamente, donde dejaría rastro.
Tiene botnets, ordenadores que ya ha hackeado, así
que rastrearle es difícil. Con bitcoin solo se paga a una cierta dirección
en blockchain y nada la une con el hacker. El pago
puede quedarse ahí durante años. El criminal no tiene que interactuar con el
sistema y puede esconderse de la policía.
R. Web3 básicamente trata de
usar blockchain para hacer todo tipo de cosas que internet ya
tiene: foros, mail, servicios. Como la tecnología blockchain no
tiene nada nuevo que ofrecer, ni cumplir lo que promete, Web3 es charlatanería,
un fraude tecnológico igual que blockchain. No hay nada nuevo.
P. ¿Y los famosos NFT?
R. Una manera de pensar en los
NFT es como una criptodivisa que tiene solo una moneda que no puedes dividir.
Así, el mercado de NFT es igual al de las cripto, solo que hay solo un vendedor
y un puñado de compradores. El precio de un NFT es indefinido porque no hay un
mercado. El propietario de un NFT puede decir que lo vende por 1 millón de
dólares. Si alguien se lo compra el precio será de 1 millón de dólares. Pero
después de eso ya no sabremos el precio porque no sabemos si habrá un segundo
tipo dispuesto a comprarlo por 1 millón. Cada NFT es un archivo digital que es
una obra de arte. Pero no tiene mucho sentido porque no puedes ser propietario
de un archivo digital igual que una pintura o una casa o un objeto físico. El
objeto físico puede estar solo en un lugar. En cambio, el archivo digital puede
estar en mil lugares y las copias no son copias, son exactamente iguales que el
original.
P. ¿Qué peligros tiene?
R. El problema del copyright
en archivos digitales es que no funciona igual. Los NFT incluyen un hash, que
es una especie de numeración que sirve de resumen mágico único del archivo.
Pero eso no establece tu copyright, sino que te da la propiedad de ese archivo
específico. Pero si cambias un simple bit en la imagen obtienes un hash distinto
y entonces no tienes ningún modo automático de decir que uno es copia del otro.
Tú haces copyright de una imagen específica, pero cualquier imagen
suficientemente similar a la original se considera cubierta por el copyright.
¿Quién decide que dos imágenes son suficientemente iguales?
Texto tomado de El País / España.