Comunicado conjunto ACNUR-OIM
01 de abril de 2020
Con la pandemia del coronavirus poniendo a prueba los
sistemas de atención médica en todo el mundo, ACNUR, la Agencia de la ONU para
los Refugiados, y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)
hacen un llamado de atención sobre los desafíos a los que se enfrentan las
personas refugiadas y migrantes de Venezuela.
“En un momento en que la atención mundial se centra en el
COVID-19, y a medida que los gobiernos y las comunidades, en especial los
trabajadores de la salud, se unen heroicamente para combatir este virus, no
debemos perder de vista las necesidades de los millones de refugiados y
migrantes venezolanos”, sostuvo Eduardo Stein, Representante Especial Conjunto
de ACNUR y la OIM para los refugiados y migrantes de Venezuela.
“El COVID-19 ha paralizado muchos aspectos de la vida, pero
las implicaciones humanitarias de esta crisis no han cesado, y nuestra acción
coordinada sigue siendo más necesaria que nunca. Instamos a la comunidad
internacional a aumentar su apoyo a los programas humanitarios, de protección e
integración, de los que dependen la vida y el bienestar de millones de
personas, incluidas las comunidades de acogida”.
La emergencia mundial actual de salud pública ha agravado la
ya difícil situación de muchas personas refugiadas y migrantes de Venezuela y
de sus comunidades de acogida. Se necesita con urgencia financiación para
prestarles ayuda.
Muchos dependen de ingresos insuficientes para cubrir
necesidades básicas como vivienda, alimentación y atención médica; otros no
tienen un techo sobre sus cabezas. Ante un aumento del miedo y de los
disturbios sociales, los refugiados y migrantes de Venezuela también corren el
riesgo de ser estigmatizados.
Los gobiernos de la región han estado liderando y coordinando
la respuesta para garantizar que aquellos que salen de Venezuela puedan acceder
a derechos y documentación. Pero en la medida que las capacidades nacionales se
están viendo saturadas hasta un punto crítico, el bienestar y la seguridad de
los venezolanos y sus comunidades de acogida están cada vez más en riesgo.
Millones de refugiados y migrantes, y las comunidades que los
acogen, continúan necesitando apoyo urgente, particularmente a medida que el
impacto económico de la pandemia del coronavirus comienza a percibirse en
América Latina y el Caribe.
La coordinación de la respuesta humanitaria a personas
refugiadas y migrantes de Venezuela es liderada por la Plataforma Regional de
Coordinación Interagencial (Respuesta a venezolanos – R4V), complementada por
ocho plataformas nacionales o sub-regionales. Las plataformas operan a través
de un enfoque sectorial con la participación de 137 socios. Además, la OMS-OPS
lidera los aspectos relacionados a la salud en la respuesta al COVID-19.
La Plataforma Regional ha activado una revisión crítica de
todas las operaciones en la región para priorizar la protección y las acciones
de asistencia vitales, así como promover la inclusión de refugiados y migrantes
en los programas nacionales. En estrecha coordinación con la OMS-OPS, R4V
también colabora con las autoridades nacionales y locales para abordar los
nuevos desafíos y brindar apoyo básico a los refugiados y migrantes
venezolanos, así como a las comunidades de acogida.
Mientras se mantienen las medidas de distanciamiento físico,
los socios están implementando una serie de actividades de prevención y
respuesta en los principales lugares donde se alojan refugiados y migrantes de
Venezuela. Estas actividades aseguran que las personas puedan acceder
adecuadamente a la información, agua potable, jabón y al tratamiento adecuado
de residuos. Las organizaciones trabajan a tiempo completo para encontrar
formas innovadoras de apoyo a las personas más vulnerables en el contexto
actual, al tiempo que acompañan a las autoridades nacionales para establecer
espacios de observación y aislamiento para posibles casos positivos de
COVID-19.
Hasta ahora, el Plan de Respuesta Regional para Refugiados y
Migrantes (RMRP, por sus siglas en inglés) lanzado en noviembre de 2019 para
responder a las necesidades más urgentes de las personas refugiadas y migrantes
de Venezuela en 17 países, así como a las de las comunidades locales de
acogida. Hasta el momento ha recibido menos del tres por ciento de los fondos
solicitados, lo que podría poner en riesgo la continuidad de los programas de
asistencia en toda América Latina y el Caribe.