La película
del coreano Bong Jong-ho, premiado mejor director, se impuso a los films
angloparlantes.
¿Quién está
detrás de esta comedia negrísima de tintes sociales que, pese al gusto amargo
de su arco dramático, endulza paladares en todo el mundo?
Los videos
caseros que circularon por internet mostraban una muchedumbre a la salida de un
aeropuerto vivando al recién llegado como si fuera un futbolista que acababa de
ganar el Mundial. Pero el agasajado empuña cámaras y escribe guiones, y no
volvía de un torneo sino del Festival de Cannes con la primera
Palma de Oro ganada por una producción
coreana. Parasite tuvo desde entonces una performance
de taquilla inédita para la cinematografía de ese país en el exterior
(fue la película no hablada en inglés más vista de 2019). Meses
después, a medida que se iban conociendo las nominaciones para las premiaciones
de la temporada de alfombras rojas, quedaba claro que estaba para más. Y así
fue: ganadora del Globo de Oro a Mejor Film Extranjero, del SAG del Sindicato
de Actores a Mejor Elenco y –la cereza madura arriba del helado- de los Oscar a mejor película, director,
película internacional y mejor guion original ,
caben pocas dudas que el último trabajo de Bong Joon-ho es la
película del momento en Hollywood, capaz incluso de ganarle a las
películas angloparlantes, entre ellas 1917 e Historia
de un matrimonio. Pero, ¿quién está detrás de esta comedia negrísima de
tintes sociales que, pese al retrogusto amargo de arco dramático, endulza
paladares en todo el mundo?
Las películas
de Bong Joon-ho
Amante de los
policiales norteamericanos y franceses de los ’70, Bong estudiaba sociología
pero su cabeza estaba en otro lado. Recién en 1994 ingresó en la Academia de
Cine de Corea, de donde se iría cinco años después con un título, la
experiencia de una serie de trabajos ganapanes (“filmaba casamientos porque
tenía que comer”) y un primer largo en vías de desarrollo. Se trataba de Barking
Dogs Never Bite, una comedia negra coral que, aún hoy,
el surcoreano considera como su película más personal: “Refleja muchos
elementos míos y de mi vida privada. Además, por haber sido el primer
largo, tenía esa obsesión por mantener el espíritu original de mis
cortos”, dijo ante Página/12 durante
su visita al Festival de Mar del Plata de 2013 .
Aquella
película recorrió algunos festivales –entre
ellos el Bafici–, pero pasó por la cartelera oriental con más pena que
gloria. La revancha llegaría tres años después, cuando su productor
decidió darle otra oportunidad. “Me dijo que si a la primera le había ido mal,
tenía que hacer una nueva película y, esta vez sí, tenía que estar buena”,
afirmó. Memories of Murder (editada en su momento en
DVD) no sólo es un policial insoslayable, sino también la
confirmación de que Bong podía construir un entretenimiento gozosamente
disfrutable en cuyas hendijas asomaran distintas facetas de la contracara de la
Corea moderna, encarnada en la obsesión de un policía por una serie de crímenes
aún hoy irresueltos ocurridos durante la dictadura de Chun Doo-hwan en los ’80.
“Varios directores de camadas anteriores me dijeron que las escenas del sótano
de Barking... eran muy buenas, y que quizá mi camino estuviera en
películas de asesinos. Entonces me dije: ‘Bueno, hagamos una película sobre
eso’. Recordé un caso que había ocurrido durante mi adolescencia. Hay que tener
en cuenta el impacto de un asesino en serie en un país con una sociedad que no
estaba preparada para eso. La película narra justamente eso, la incapacidad de
ambos para hacerle frente a este problema”, razonó
Pero fue por
más. Nacida de su fanatismo por el monstruo del lago Ness, The
Host es, otra vez, un reloj narrativo perfecto, en este caso sobre
un monstruo que aparece repentinamente en el río Han. Aunque en realidad lo
monstruoso es apenas una excusa para volver a abordar la realidad de
los marginados del sistema –tema estructural de Parasite-
a través de una familia que combate a la misteriosa criatura. La película fue
un éxito, y Bong decidió cambiar radicalmente de registro para Mother,
que narra la lucha de una madre por demostrar que su hijo, acusado
del asesinato de una joven, es inocente. “En The Host el
espectro es muy amplio y da mucha tela para cortar. Acá quería algo más chico”,
aseguró. Bong volvió al cine de género para su primera producción
angloparlante, Snowpiercer. Allí sintió en carne
propia el peso de Hollywood con un duro tire y afloje con el distribuidor
Harvey Weinstein por la reducción o no del corte original para el
estreno estadounidense, y luego hizo las valijas para filmar en su país
natal Okja, cuyo estreno mundial fue el Festival Cannes, al
que regresaría el año probablemente sin saber que allí su historia cambiaría
para siempre.