A pesar de
que EEUU impuso sanciones contra Venezuela, la industria petrolera del país
sigue funcionando, en particular, gracias a la petrolera Rosneft. Es por eso
que Washington baraja introducir restricciones también contra la empresa rusa,
pero teme la reacción de los mercados mundiales, escribe la agencia Bloomberg.
Los
funcionarios estadounidenses temen que esta medida pueda causar un caos en
los mercados mundiales, señala el medio. Es que este tipo de medidas podría
aumentar los precios del petróleo.
Al mismo
tiempo, EEUU busca aumentar su presión contra el Gobierno de Nicolás Maduro.
"La
Administración Trump planea aumentar su presión sobre Maduro en los próximos 30
días", escribe Bloomberg con referencia a un alto funcionario de la
Administración de EEUU. Estados Unidos estudiará "muy de cerca" las
posibles acciones contra Rosneft y "probablemente tomará medidas en un
futuro próximo al respecto", dijo el asesor de Seguridad Nacional Robert
O'Brien el pasado 5 de febrero.
Esta noticia
hizo bajar las acciones de Rosneft un 6,2%, la peor caída desde abril de 2018,
cuando los mercados reaccionaron a la noticia sobre las medidas contra Oleg
Deripaska, accionista de Rusal, el segundo productor de aluminio en el mundo.
Actualmente,
Rusia se ha convertido en el segundo mayor proveedor de petróleo a Estados
Unidos, observa la agencia. A su vez, el petróleo de Venezuela llega a Rosneft
a cambio de un préstamo de 6.500 millones de dólares, así como a cambio de
suministros de gasolina y diésel. Pero a finales de 2019, los envíos de
petróleo venezolano a Rosneft se redujeron casi a la mitad, escribe Bloomberg.
Mientras
tanto, las sanciones contra una de las principales empresas petroleras
—Rosneft— pueden crear un grave problema al hacer disparar las cotizaciones del
petróleo, algo "extremadamente desventajoso" para Donald Trump, opina
Alexéi Belogóriev, subdirector general de energía del Instituto de Energía y
Finanzas de Rusia.
Según el
analista, lo que detiene a Washington de imponer sanciones contra Rosneft son
los intereses de los automovilistas estadounidenses.
"Una de
las principales promesas de Donald Trump, y de todos los candidatos
presidenciales, son unos precios bajos de la gasolina. Para los políticos
estadounidenses, es importante mantener siempre los precios del combustible, no
solo en el año electoral. Es que EEUU es uno de los países más automovilizados
del mundo, y un auto no es un lujo, sino algo necesario en casi cualquier
familia", explica Belogóriev
en comentarios al diario ruso Vzglyad.
Texto tomado de Sputnik