Informe global de la ONG
Oxfam Internacional en la antesala del Foro económico de Davos
Los 2.153
multimillonarios más ricos del mundo poseen una riqueza equivalente a la de
4.600 millones de personas, es decir, el 60 por ciento de la población mundial.
Entre las razones, el auge de un modelo económico sexista e
hiperproductivista.
La brecha entre ricos y
pobres, llamada también “desigualdad económica”, que empezó a crecer a pasos
agigantados cuando en el mundo se difundió la “globalización”, por el contrario
de lo que algunos pensaban parece no tener límites y sigue creciendo cada día
más. Según el informe anual “Time to care” (Tiempo de cuidar) elaborado por la
organización no gubernamental Oxfam Internacional (comité Oxford contra el hambre)
difundido el lunes, los 2.153 multimillonarios más ricos del mundo poseen una
riqueza equivalente a la de 4.600 millones de personas, es decir, el 60 por
ciento de la población mundial.
Basada en datos del
Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial, del Credit Suisse
Research Institute y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), entre
otras instituciones, el informe fue difundido el lunes porque esta semana
precisamente se realiza en Davos (Suiza) el Foro Económico Mundial, la reunión
anual de políticos, gobernantes, industriales y empresarios en general,
economistas e intelectuales famosos del mundo.
“A nivel global, la
desigualdad aumenta porque estamos viviendo un modelo económico del capitalismo
que ya no es el capitalismo como fue concebido originalmente. Es un
modelo evolutivo que no pone en el centro de sus preocupaciones las necesidades
de las personas y es cada vez más dependiente de una sola cosa: la maximización
de las ganancias en breve tiempo”, explicó a PáginaI12 Elisa Bacciotti,
Directora de las Campañas de Oxfam Italia. “Esto lleva a comprimir el costo
del trabajo y lleva al surgimiento de la llamada Gig Economy, es decir una
economía basada en el trabajo temporáneo, free lance, flexible”, agregó.
“Con la
globalización y la apertura de los mercados y mayores inversiones, la
posibilidad de tener trabajo aumentó. Pero hay que ver qué tipo de trabajo. Si
es un trabajo digno. O por el contrario es un trabajo que no da beneficios a
los trabajadores. Si no da los beneficios que se requieren, la desigualdad no
disminuye”, subrayó Bacciotti.
“La gran parte de la
ganancias van a parar al vértice de la pirámide social. Una estadística que
publicó el Informe Oxfam dice que un trabajador, que hoy esta ubicado
en el 10 por ciento de los trabajadores más pobres, debería trabajar tres
siglos y medio para conseguir el mismo rédito que un trabajador que se ubica en
el 10 por ciento de los trabajadores más ricos”, explicó la experta.
El informe subrayó por
otro lado que el modelo económico sexista profundiza la desigualdad y que las
mujeres son a menudo una suerte de “motor oculto” de la economía. “En América Latina y el Caribe, aun cuando las
mujeres logran conseguir y mantener un empleo, es en condiciones precarias: el
49 por ciento de las mujeres empleadas en la región, ganan menos del salario
mínimo mensual correspondiente a su país”, dijo el informe, añadiendo que “las
mujeres constituyen dos terceras partes de la mano de obra que se ocupa del
trabajo de cuidados remunerado. Empleos como el de enfermera,
trabajadora del hogar o cuidadora a menudo están mal remunerados, proporcionan
escasos beneficios, conllevan un horario irregular y pueden suponer un
importante desgaste físico y emocional”.
“Para que las personas
puedan conducir la propia vida, trabajando, y llegar a fin de mes, alguien debe
hacer otros trabajos en casa, que no son retribuidos, ni están contabilizados
-explicó Bacciotti- . Haciéndolos permite que la familia vaya adelante. Al no
ser retribuido no es ni siquiera reconocido y no goza de aportes jubilatorios.
Es el caso generalmente de las mujeres, que a veces trabajan menos horas
retribuidas para poder hacer los trabajos de casa no retribuidos. Al hacer esta
elección se encontrarán con menos dinero en mano al final del mes y menos
aportes jubilatorios por lo cual esta elección está más asociada a la pobreza”.
La pregunta clave ante
esta situación descripta por Oxfam es saber qué pueden hacer los gobiernos, si
es que realmente quieren cambiar esta situación.
El informe habló, entre
otros puntos, de la necesidad de que las empresas y las personas ricas paguen
su justa parte de impuestos y que con ese dinero el Estado haga inversiones en
infraestructuras y servicios públicos.
“Seguramente los
gobiernos podrían hacer más y no lo hacen. Una cosa muy eficaz sería una lucha
sin cuartel contra la evasión fiscal para que el dinero recuperado pueda ser
invertido en beneficios de los sectores menos pudientes”, concluyó Bacciotti.
Página 12 / Argentina