Texto:
Fernanda Paúl - BBC News Mundo
El despliegue
de militares armados y de dispositivos de la policía uniformada no ha logrado
frenar la furia de los centenares de manifestantes que tiene a varias ciudades
de Chile sumidas en un verdadero caos.
La crisis se
desató cuando, por recomendación de un panel de expertos del Transporte
Público, el gobierno del presidente Sebastián Piñera decidió subir el precio
del pasaje del Metro en 30 pesos, llegando a un máximo de 830 pesos (US$1,17
aproximadamente).
A modo de
protesta, estudiantes comenzaron a realizar "evasiones masivas" en el
metro, levantando torniquetes para ingresar a los andenes sin pagar.
La situación
fue agravándose a partir del viernes cuando
la violencia se tomó las calles de la capital chilena, Santiago, con quema de
diversas estaciones de metro y buses, saqueo de supermercados y ataques a
cientos de instalaciones públicas.
El gobierno,
entonces, decretó estado de emergencia, lo que significó el despliegue de los
militares quienes, además, ordenaron toque de queda la tarde del sábado.
Fin de las
recomendaciones.
Además, el
presidente Piñera se vio forzado a ceder y anunció, en la noche del
sábado, la suspensión del alza en la tarifa del metro afirmando que había
escuchado "con humildad la voz de la gente".
Sin embargo,
ninguna de estas medidas y anuncios atenuó la furia de los chilenos.
Este domingo,
ciudades como Santiago, Valparaíso y Concepción amanecieron con graves daños en
edificios y espacios públicos, además de paros en puertos y cortes de
carretera.
Las
autoridades extendieron el toque de queda en la Región Metropolitana de
Santiago, desde las 19:00 hora local hasta las 6:00 del lunes; y en las
regiones de Concepción y Valparaíso, desde las 20:00 hasta las 6:00 del lunes.
Además, se
suspendieron las clases del lunes en Concepción y en 43 comunas de Santiago.
Poco después,
el ejército de Chile también anunció toque de queda desde las
20:00 de este domingo hasta las 6:00 del lunes en las ciudades de Coquimbo y La
Serena, ubicadas a unos 470 km al norte de Santiago; y en Rancagua, a unos 90
km al sur de la capital.
Pese a todo,
las manifestaciones no parecían apaciguarse.
"Estamos
en guerra contra un enemigo poderoso e implacable que no respeta a nada ni a
nadie y que está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite, incluso
cuando significa la pérdida de vidas humanas, con el único propósito de
producir el mayor daño posible", dijo Piñera en una comparecencia
televisada este domingo.
De acuerdo
con el ministro del Interior, Andrés Chadwick, siete personas han perdido la
vida durante la ola de protestas. Sin embargo, distintas autoridades habían
indicado previamente la muerte de tres personas en incendios en locales
saqueados y de otras cinco personas en un incendio de una tienda de ropa interior.
El
"milagro económico" de este país, acuñado por el economista
estadounidense Milton Friedman durante el gobierno militar, parece haber
ignorado las demandas de una sociedad que dice sentirse abusada.
¿A qué se
debe esta violencia y que hay detrás de lo que está pasando en Chile?
Aquí
exponemos cuatro claves que te ayudarán a entender el
conflicto:
1. ¿Qué tan
desigual es Chile?
Políticos y
expertos han afirmado que el alza de la tarifa del metro es solo la "punta
del iceberg" de los problemas que están aquejando a los chilenos.
La palabra
"desigualdad" se ha apoderado del debate en estos últimos días, con
cientos de manifestantes insistiendo que la brecha social en el país
sudamericano es desmedida.
Según reveló
la última edición del informe Panorama Social de América Latina elaborado por
la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 1% más
adinerado del país se quedó con el 26,5% de la riqueza en 2017, mientras
que el 50% de los hogares de menores ingresos accedió solo al 2,1% de
la riqueza neta del país.
Por otra
parte, el sueldo mínimo en Chile es de 301.000 pesos (US$423) mientras que,
según el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile, la mitad de los
trabajadores en ese país recibe un sueldo igual o inferior a 400.000 pesos
(US$562) al mes.
Con este
salario, los manifestantes alegan que un alza en el pasaje del metro es
inconcebible.
Más aún si se
considera que el transporte público en Chile es uno de los más caros en función
al ingreso medio.
Así lo
determinó un reciente estudio de la Universidad Diego Portales, de un total de
56 países alrededor del mundo, Chile es el noveno más caro.
Así, hay
familias de bajos recursos que pueden gastar casi un 30% de su sueldo en
transportarse, mientras que dentro del nivel socioeconómico más rico, el
porcentaje de gasto puede ser menos de un 2%.
De esa
manera, la sensación entre los ciudadanos chilenos es que no ha habido
respuesta de los gobiernos de turno a una problemática que se arrastra hace
décadas.
Cristóbal
Bellolio, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, asegura
a BBC Mundo que "este es ciertamente un problema estructural del sistema
socioeconómico chileno. No es un misterio que Chile es un país muy desigual a
pesar de que hay mucho menos pobreza que antes".
"La
situación de aquellos que salen de la pobreza sigue siendo muy vulnerable y se
percibe que hay una clase de ricos que tiene todas las herramientas para saltarse
las reglas", agrega.
Para
Bellolio, el alza en el pasaje del metro finalmente se suma al incremento en el
costo de la luz, del agua y a la crisis en el sistema público de salud.
También tiene
que ver con las pensiones: hace bastantes años que Chile está discutiendo una
reforma al sistema de pensiones privado que, para muchos, tiene importantes
deficiencias.
"Es un
cóctel que no provee de esperanzas de que vayan a ver tiempos mejores, que es
justamente la promesa del gobierno de Piñera. Por el contrario,
creo que la gente percibe que los tiempos son peores", dice.
Una opinión
similar tiene Claudio Fuentes, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad
Diego Portales.
"Hubo un
gran crecimiento de la clase media pero es una clase media precarizada, que
tiene bajas pensiones, altos niveles de deuda, que vive mucho del crédito y que
tiene sueldos muy bajos. Es una situación donde el día a día es precario, que
vive con incertidumbre", dice a BBC Mundo.
2. ¿Qué
responsabilidad tiene el gobierno de Sebastián Piñera en todo esto?
Tanto la
oposición política al gobierno de Sebastián Piñera como algunos de sus propios
partidarios han coincidido en que la actual administración reaccionó
tardíamente a las manifestaciones.
Se ha dicho
que no hubo explicaciones claras sobre el alza de la tarifa y que se demostró
una "falta de empatía" con los problemas de la gente.
De hecho,
ante las primeras protestas, ministros del gobierno de Piñera sugirieron tomar
el metro más temprano, a las 7 de la mañana, para evitar pagar el alza, lo que
ha sido blanco de críticas.
Además, se ha
cuestionado que las autoridades se limitaron a amenazar con la Ley de Seguridad
del Estado, sin abordar el fondo del petitorio, y calificando a los
manifestantes de "delincuentes" en repetidas ocasiones.
"Fue una
protesta lenta, que subió en intensidad gradualmente, con muchos momentos para
reaccionar. Pero no hubo más que dos respuestas: la tecnocracia y la
represión. El panel de expertos define la tarifa, las Fuerzas Especiales la
hacen cumplir. Planillas Excel y lumas (palos), mientras la política permanece
ciega, sorda y muda", dice el periodista chileno Daniel Matamala en una
columna a La Tercera.
En
particular, el presidente Piñera ha sido fuertemente cuestionado luego de que
el viernes —mientras se incendiaban varias estaciones de metro— se le vio
cenando en un restaurante de Vitacura (una de las comunas más ricas de
Santiago), donde le estaba celebrando el cumpleaños a uno de sus nietos.
Así, los
líderes de coaliciones políticas de oposición, como el Frente Amplio, han
salido a criticar al mandatario y sus ministros.
"Gobierno
insiste concentrar su discurso en criticar la violencia, pero con sus acciones
hasta ahora solo ha contribuido a ella. Indolencia ("levántense más
temprano"), incomprensión ("escolares no tienen motivos para
protestar") y represión (militares en la calle). ¡Así no!", dijo el
diputado Gabriel Boric a través de su cuenta de Twitter.
Por su parte, la
ex candidata presidencial del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, indicó: "Solo
queda pensar qué distinto sería Chile si los gobiernos escucharan antes a la
gente".
Incluso, un
ex ministro del primer gobierno de Piñera, Harald Beyer, señaló a La
Tercera que este episodio "demostró la falta de habilidad y destrezas que
ha exhibido el Gobierno para enfrentar situaciones como ésta".
De todas
maneras, la oposición tampoco se ha librado de las críticas:
también se ha dicho que reaccionaron tarde y que no han hecho nada para mejorar
la calidad de vida de los chilenos, además de apoyar la violencia en estas
manifestaciones.
"La
oposición cometió un gran error: validó la violencia. Ellos no lo han dicho explícitamente,
pero se desgastaron en contextualizar la violencia como parte del descontento.
Y en ese sentido, el partido comunista y el Frente Amplio han remado para el
otro lado y han azuzado el fuego", dice Cristóbal Bellolio.
3. ¿Cómo
influyen las expectativas de una mejora social en el malestar de la gente?
Hace años que
la clase política chilena viene prometiendo mejoras en la calidad de vida de la
gente en Chile.
Se han
anunciado reformas educacionales, constitucionales, tributarias y a la salud,
pero muchas de ellas no han logrado cumplir con las expectativas de la
sociedad.
El
descontento social, entonces, se ha traducido en este estallido que está
terminando con la destrucción de un centenar de espacios públicos en distintas
ciudades de Chile.
Las
expectativas generadas por los dos gobiernos de Michelle Bachelet (del 2006 al
2010, y luego del 2014 al 2018), y luego por los de Sebastián Piñera (quien
también lideró el país en un período anterior, entre 2010 y 2014), son una
causa importante que puede explicar esta "furia".
"Si
Bachelet 1 y Piñera 1 fueron símbolos de cambio (la igualdad de géneros, la
alternancia en el poder), Bachelet 2 y Piñera 2 agotaron el stock de
esperanzas. Enterrada la retroexcavadora y sepultados los tiempos
mejores, hace tiempo se incuba el ruido sordo de la falta de un proyecto país,
de un camino al desarrollo, de una meta compartida que dé sentido a las
penurias cotidianas", dice Matamala.
Además, es
importante recordar que Piñera ha sido reconocido por su capacidad para generar
empleos y mejorar la economía. Durante su primer gobierno, de hecho, ése fue su
gran logro.
Esta vez, la
gente esperaba lo mismo y, hasta el momento, la realidad económica ha estado
por debajo de las expectativas que tenía la sociedad chilena.
"Aquí
habían dos promesas: el mejoramiento económico y la paz ciudadana. Esas eran
las claves de este gobierno", explica Claudio Fuentes.
El académico
agrega que "el crecimiento económico ha sido menor, les ha costado mucho.
Y en seguridad ciudadana, acaba de salir un informe que muestra un incremento
de la percepción de inseguridad en la población. Todo esto afecta este
clima de no cumplimiento".
4. ¿Cuál es
el rol de los estudiantes en las movilizaciones?
Las protestas
y manifestaciones han sido lideradas, principalmente, por estudiantes.
La primera
"evasión masiva" fue el lunes 7 de octubre, liderada por estudiantes
de liceos emblemáticos, principalmente del Instituto Nacional. Este
establecimiento fundado en 1813 ha protagonizado violentas protestas en los
últimos meses.
Las quejas
tienen que ver con la "falta de recursos" en la educación
chilena y la falta de cuidado en las aulas de clases.
Según asegura
el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, en el diario El
Mercurio, los desmanes ocurridos en los últimos días en Chile son resultado, en
parte, a la aparición de una nueva generación "que se manifiesta cada vez
con mayor intensidad".
"No es
casualidad que todas esas formas de protesta violenta sean protagonizadas por
jóvenes", agrega.
Una de las
manifestaciones más importantes en Chile desde el retorno a la democracia
también fue liderada por estudiantes. La llamada "revolución
pinguina", ocurrida en 2006, generó un importante precedente
respecto a la demanda social de mejorar la educación en el país sudamericano.
Luego, en
2011, esta petición se incrementó con un movimiento estudiantil que también
provocó grandes manifestaciones y que tuvo al primer gobierno de Sebastián
Piñera en jaque.
Y aunque no
se sabe cuál será la verdadera dimensión de estas últimas manifestaciones, sí
está claro que las últimas 36 horas han sido de las más violentas que ha vivido
Chile en décadas.
Hace solo
unas semanas, y tras las crisis en Perú y Ecuador, se decía que este país
sudamericano era un "oasis" dentro de América Latina.
Ahora, la
situación ha cambiado abruptamente y nadie sabe si la "furia" va a
detenerse.