El Parlamento
venezolano se prepara para atender el problema que esto representa para
sus ciudadanos y los países receptores, pero pide apoyo a la comunidad
internacional.
CÚCUTA, COLOMBIA - 16 DE FEBRERO:
Los venezolanos se ven cruzando el Puente Internacional Simón Bolívar,
que conecta Venezuela con Colombia, el 16 de febrero de 2018 en Cúcuta,
Colombia.
Al menos 40.000 venezolanos entran a diario a Colombia a por
la falta de empleo y suministros básicos, y por la depreciación de la
moneda en su país. Algunos de ellos cruzan a Colombia un día y regresan a
Venezuela luego de hacer sus compras en el país vecino. (Lokman İlhan -
Agencia Anadolu)
Mónica Villamizar
tiene 35 años y es oriunda del estado Zulia, fronterizo con Colombia, al
extremo noroeste de Venezuela. A los 20 años viajó con su esposo a
Caracas en búsqueda de un futuro mejor para la familia que aspiraban a
formar. A finales de 2017, le tocó partir sola al país vecino para
socorrerlos a todos y pasó a ser parte de los 4 millones que expertos
locales aseguran han migrado en los últimos 15 años del país
sudamericano.
Como Mónica, 64% de los
venezolanos que están ingresando a Colombia lo hace por motivos
laborales y económicos, según cifras de la Organización de Naciones
Unidas (ONU) y que se presentaron este miércoles 14 de marzo en una
sesión especial de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea
Nacional (AN) venezolana.
En el
encuentro abordaron la diáspora como un “desafío para la región
latinoamericana”, especialmente para Colombia, e hicieron propuestas
para atenderla.
Con el empleo del
marido de Mónica como conserje de un edificio en la capital venezolana y
el trabajo de ella como empleada doméstica han logrado levantar a tres
hijas. Pero ningún año fue tan difícil como 2017. Al día, con doble
turno de trabajo, Mónica no llegaba a ganar ni el equivalente a un
dólar, al cambio no oficial. Sin embargo, era mucho más de lo que ganaba
su esposo, que al mes percibía el equivalente a unos 6 dólares.
Conseguir
alimentos se hacía cada vez más difícil, por los altos precios y la
escasez. Los días que les correspondía comprar productos regulados
hacían largas filas fuera de los supermercados desde la madrugada. A
veces perdían la jornada laboral e igual salían con las manos vacías.
Por
otra parte, los padres de Mónica comenzaron a padecer enfermedades y
las medicinas no se conseguían o eran muy costosas en el mercado negro.
En diciembre finalmente tomó una decisión que pensó muchos meses: se
iría a trabajar a Colombia para poder enviar dinero a Venezuela.
Ahora,
los miembros de su familia forman parte de los 3 millones de
venezolanos que reciben remesas de familiares en el exterior. De acuerdo
con cifras expuestas durante la sesión especial de este miércoles por
el exembajador y profesor de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo
Lozano, Óscar Hernández Bernalette, nada más en 2017 los venezolanos en
el exterior enviaron al país 289 millones de dólares en remesas.
Aunque
dejó a la familia que formó en Caracas, Mónica no se fue sola. Una de
sus hermanas partió con ella. Ambas se instalaron en casas de familias
para trabajar como empleadas domésticas en la ciudad colombiana de
Valledupar, a tres horas de Maracaibo, su ciudad natal en Venezuela.
Pronto
se les unirá una tercera hermana. Como esta última, cuatro de cada diez
venezolanos tienen planes de irse del país en los próximos 12 meses,
según estudios que mencionó Hernández Bernalette. Los familiares de las
hermanas Villamizar son como los tres de cada diez venezolanos que
–recordó el exembajador– actualmente tienen al menos un familiar fuera
del país.
Desde Valledupar, Mónica
cuenta a la Agencia Anadolu que dos cosas le han sorprendido del que
asegura es su hogar temporal, pues pertenece al 20% de emigrantes
venezolanos que desea regresar a su país en el corto plazo, al que el
sociólogo venezolano Tomás Páez Bravo hizo referencia durante la sesión
de este miércoles. “Aquí hay bastante comida, hay de todo, pero es
horrible la discriminación”, dice Mónica.
Sin
embargo, agradece no estar en ciudades fronterizas, donde asegura que
el problema es peor. No se lo han contado: ella vio cómo sus
compatriotas se instalaron en improvisados campamentos en plazas, solo
con “bolsos” y “sillitas”.
Caso Colombia
Hernández
Bernalette, quien es pionero en capacitación migratoria, aseguró que
Colombia se ha convertido en el principal receptor de migrantes
venezolanos. Habla de más de 400.000 venezolanos en el país, mientas que
otros como el exalcalde opositor venezolano, Omar Lares, refieren que
hay hasta 700.000 venezolanos en Colombia. Este último número coincide
con el que presentó el ministro de Defensa colombiano, Luis Carlos
Villegas, el pasado 27 de febrero.
Lares,
quien desde hace siete meses está exiliado en Cúcuta, participó vía
Skype en la sesión de este miércoles y recordó que cuando llegó a
Colombia, a diario, 25.000 venezolanos atravesaban la frontera. Ahora,
dice que hay días, sobre todo los fines de semana, en los que cruzan
hasta 90.000 venezolanos.
La presión
por la enorme cantidad de venezolanos que llegan –manifestó– se ha
comenzado a sentir en Cúcuta, donde antes asegura que el recibimiento
era cordial. Como él, la periodista venezolana que coordina el
movimiento Voluntad Popular en Bogotá, Francine Howard, aseguró durante
la sesión, también vía Skype, que ha habido un cambio en el recibimiento
de los venezolanos en Colombia, sobre todo en el último año.
Sin
embargo, ambos coincidieron con los expertos en que la situación en la
zona fronteriza es complicada, tanto para venezolanos como para locales.
El ex alcalde Lares se refirió a problemas que Mónica vio al llegar a
Colombia: todavía hay venezolanos durmiendo en las calles y muchos de
ellos caminan por horas hasta ciudades como Bucaramanga e incluso hasta
la capital.
Howard se refirió también a
otro grupo de la diáspora que asegura ha aumentado considerablemente en
los últimos meses, especialmente en Colombia: el de los perseguidos
políticos. “Es un tema complejo porque el refugio en Colombia demora
meses. Mientras (…) la persona no puede trabajar, ni producir y si no
produce no tiene cómo vivir”, lamentó.
Durante
la sesión de este miércoles, otros emigrantes venezolanos se refirieron
a la situación de sus compatriotas en países como Perú, Argentina o
Ecuador, donde aseguraron hay 115.000, 70.000 y 60.000 venezolanos,
respectivamente. Manifestaron que se enfrentan a problemas comunes como
el desamparo de los consulados venezolanos, el subempleo y la
explotación laboral, la exclusión y la xenofobia, el desmembramiento
familiar e incluso, en el caso ecuatoriano, denunciaron “trata de
personas”.
Problema complejo
Todos
los que intervinieron durante la larga sesión de la Comisión de
Política Exterior de la AN de este miércoles coincidieron en la
necesidad de organizarse para atender a la diáspora venezolana, que los
expertos prevén seguirá creciendo.
El
presidente de la comisión, el diputado Luis Florido, anunció la creación
de una comisión especial migratoria para ocuparse del asunto.
“Con
el apoyo de algunas embajadas vamos a hacer una plataforma de apoyo. La
Comisión de Política Exterior va a designar en cada ciudad del mundo
donde haya venezolanos un enlace con la AN”, explicó a la prensa este
miércoles, al tiempo que aseguró que este “esfuerzo organizativo”
contribuirá a que los venezolanos se instalen en los distintos países
del mundo.
Por otra parte, el diputado informó que trabajarán en una ley para el regreso del migrante.
El
parlamentario aprovechó la oportunidad para reforzar el llamado que
hizo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(Acnur), quien solicitó a los países receptores "protección
internacional" para los venezolanos, con "acceso al territorio",
"estancia legal, protección temporal o acuerdos de estancia",
"accesibilidad a los mecanismos", sin importar la fecha de entrada al
país, "acceso a los derechos básicos", y "garantías de no retorno",
debido a las condiciones en Venezuela.
El
profesor Hernández Bernalette se refirió al origen del problema: “Las
políticas públicas del gobierno (venezolano) para atender este fenómeno
son inexistentes. Por el contrario, ha desarrollado una política para
descalificar al nacional que emigra y la de prestar la mínima atención
al fenómeno”.
El 15 de febrero de este
año, el presidente venezolano Nicolás Maduro se refirió a la diáspora y
aludió a “laboratorios mediáticos” que, a su juicio, presentan una
situación alejada de la realidad: “Hay venezolanos que se han visto
tentados a irse a otros países, y es su derecho, pero el éxodo masivo no
es como lo pintan, es mucho menor”.
Un
día después, según reseñaron portales locales, les envió un mensaje a
los emigrantes con la esperanza de que regresaran, al alegar que en
ningún otro lugar conseguirán los beneficios que tienen en Venezuela.
Sin
embargo, ese mismo día, su ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris
Varela, lo contradijo al decir en una entrevista en el canal del Estado
que los emigrantes venezolanos eran “frustrados de las guarimbas”, en
relación con las protestas de 2014 y 2017 en contra del gobierno de
Maduro, y que no debían regresar nunca.
“Mientras
perdure la crisis política, económica y social en Venezuela, la oleada
migratoria seguirá en aumento, especialmente hacia Colombia, Ecuador,
Perú, Brasil, Chile”, acotó el exembajador Hernández Bernalette.