Muchas interrogantes
se hace el exgobernador del estado Mérida, Florencio Porras, sobre la fortuna
del actual vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, y de
su supuesto testaferro Samark López Bello. “¿Cuántos Kino se
ganaron?, ¿A cuenta de qué tantos bienes?, ¿Cómo carrizo unas personas de clase
media hicieron tanta plata de la noche a la mañana? Estas preguntas no me las
hago como exgobernador, sino como ciudadano”, aclara.
En entrevista
telefónica con El Pitazo, Porras recordó este martes 14
de febrero cómo a mediados de 2001 Samark López Bello llegó “con una mano
adelante y otra atrás” a trabajar como director de planificación y presupuesto
de la gobernación de Mérida. “Era un jovencito que tenía entre
26 y 27 años de edad, que aunque era de Tucupita, viajó desde Caracas en
autobús, pues en la capital estudió Economía (…) En este estado, sin duda, él
hizo contactos claves que lo hicieron en la parte económica”.
—Entre las versiones que trascendieron a
la prensa, hay una que indica que usted despidió a Samark López Bello de la
gobernación de Mérida.
—Hay eufemismos en el
área gubernamental. Le pedí que me entregara la carta de renuncia y así fue. Si
dicen que él renunció es válido y si dicen que lo boté, también.
——¿Por qué le pidió la renuncia?
—Porque a mediados de
2003 hice cambios en el equipo de trabajo y designé a Elsa Calderón como
tesorera de la gobernación. Él me llamó para decirme que no trabajaría con ella
y fue allí cuando le pedí que me entregara la renuncia. Llegué a percatarme de
que los dos nunca se llevaron bien y que tuvieron varios impases (…) Unos dos
años después me lo encontré en el aeropuerto y me dijo que tenía una finca en
Tucupita, con unos búfalos. Que estaba a la orden. En ese momento no lo noté
con rencor conmigo. Le di la oportunidad de hacerse amigo de varias personas
que le han ayudado a hacer dinero (…) Luego no supe más de él, más allá de las
informaciones que han sido publicadas por algunos medios.
—¿Qué recuerda de Samark López Bello
como trabajador en la gobernación de Mérida?
—El tiempo que trabajó
conmigo cumplió con sus asignaciones. Sin embargo, a las semanas después que
dejó de trabajar en la gobernación y que cambié parte de mi gabinete, unos
accionistas del consorcio español UTE Transmérida, que contratamos para la construcción
del trolebús, me comentaron que Samark López, junto con el exdirector de
Infraestructura, el ingeniero Luis González, les exigían el pago de comisiones
de manera periódica para adelantar los trabajos del trolebús. Me impresionó
porque Samark con su cargo no tenía competencias vinculadas con ese proyecto.
Nunca llegué a denunciar este hecho, porque no tuve pruebas. Pero de su también
amigo, Luis González, sí tenía varios reportes de chanchullos.
—¿Para ese entonces Samark tenía
vehículos y propiedades en Mérida?
—Que yo sepa, no. De
hecho, él mismo me dijo que llegó de Caracas en autobús. Imagino que, como
todas las personas, primero llegó a un hotel y luego alquiló una vivienda. Sé
que llegó a tener los primeros contactos con Tareck El Aissami entre 2001 y
2002, cuando el actual vicepresidente de la República era presidente de la
Federación de Centro Universitarios de la Universidad de Los Andes. Como son
contemporáneos, tenían amigos en común (…) Y me sigo preguntando, ¿cómo
lograron hacer tanto dinero?, ¿cómo carrizo un criminólogo como Tareck,
que es hijo de comerciantes de clase media y ahora tiene tantas propiedades? En
el caso de Samark, sé que el dinero que pudo haber hecho en Mérida no fue con
los recursos de la gobernación.
Florencio Porras fue
gobernador del estado Mérida durante dos períodos consecutivos, desde el 15 de
agosto del año 2000 hasta el 12 de diciembre de 2008. Personas que conocen a
Tareck El Aissami, como el exgobernador de Mérida, confirman que la ULA fue el
trampolín del actual vicepresidente de la República.
De ser ciertas las
denuncias del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, el
presunto testaferro de El Aissami, Samark López Bello, aumentó su patrimonio de
manera exponencial en 10 años, pues en 2003 renunció a la gobernación de
Mérida, donde ejerció su único cargo público, para luego pasar al sector
privado.
En 2013 se le
vinculaba con la compra de la Cadena Capriles, el conglomerado de medios más
grande del país. No se ha podido probar su nexo con la venta, pero algunos
reportes sugieren que Cadena Capriles se vendió por más de $200 millones.