Bernie Sanders obtuvo más votos que Hillary Clinton en estados clave, pero el comportamiento en las primarias es muy diferente al de las elecciones generales
Las encuestas que preguntan sobre
actitudes en lugar de sobre personas son más correctas y hubiesen
motivado una campaña más centrada en políticas
Se cumple una semana desde que Donald Trump
ganó la mayoría de los votos del colegio electoral (y una semana desde
que perdió el voto popular contra Hillary Clinton). Una semana de
preguntas interminables y respuestas limitadas: ¿cómo? ¿por qué? Y, quizá lo más importante de todo: ¿ahora qué?
Más concretamente, algunos se preguntan si Donald Trump hubiese perdido
si se hubiese enfrentado a un candidato demócrata diferente: Bernie
Sanders. El miércoles, el periodista de la CNN Wolf Blitzer le hizo esta
pregunta a Jane Sanders, esposa del excandidato a la nominación
demócrata. "Por supuesto", respondió, "pero eso ya no importa". Sin
embargo, existen pruebas contradictorias para dicha afirmación.
En las primarias, Sanders recibió más votos que Hillary Clinton en
Wisconsin y Michigan, dos estados importantes. En las elecciones
presidenciales el pasado martes, Trump ganó por poco en Wisconsin,
antiguamente un estado demócrata. En Michigan, la carrera aún fue más
disputada, con una victoria de Trump por solo 11.837 votos (que
representan el 0,25% del total de los votos). Si Clinton hubiese
obtenido solo 109.000 votos más en esos estados (más Pensilvania, donde
también perdió por un estrecho margen) estaríamos llamándola ahora
presidenta electa.
Pero esta es una gran suposición
por muchos motivos. Puede que Sanders hubiese ganado Wisconsin y
Michigan, pero podría haber perdido Nevada, Colorado, Minnesota y New
Hampsire —estados donde ganó el partido demócrata por un estrecho
margen—. Es verdad que Sanders ganó en las primarias en todos esos
estados excepto en Colorado, pero hay un gran pero en este caso: que el
comportamiento electoral en las primarias es diferente al comportamiento
electoral en las elecciones presidenciales.
Si no se
puede confiar en los votos recibidos en las primarias para medir las
oportunidades de Sanders, no nos queda mucho más que las encuestas, una herramienta analítica repleta de defectos.
Sin embargo, es comprensible entender por qué una de esas encuestas
está ahora circulando ampliamente. Revela que en una supuesta carrera
entre Sanders y Trump, Sanders hubiese ganado con el 56% del voto. La
encuesta, realizada por Gravis Marketing, habló con 1.600 votantes
registrados a nivel nacional tan solo dos días antes de las elecciones
generales.
Esta encuesta está aún más llena de
imperfecciones que el resto, ya que pide a los encuestados que
consideren una realidad alternativa en la cual Sanders es el nominado.
Considerar situaciones hipotétitcas en las encuestas y, por tanto,
exentas de cualquier consecuencia, motiva respuestas poco realistas. De
lo contrario, el 27% de los adultos aprobaría la tortura por ahogamiento
a los sospechosos de terrorismo.
Algo más precisas
son las encuestas que plantean cuestiones mucho menos hipotéticas:
"¿Tienes una opinión favorable del candidato X? Las respuestas a esta
pregunta son cruciales para entender por qué 2016 no fue un año
electoral normal: Clinton y Trump han sido dos de los candidatos más
impopulares entre los que los votantes estadounidenses han tenido nunca
que elegir. Ese sentimiento parece haber sobrevivido hasta el final de
la carrera electoral.
Sin embargo, el caso de Bernie Sanders parece muy
diferente (la fuerza de ese sentimiento puede explicar por qué, en
Vermont, estado de Sanders y donde ha servido como senador desde 2007,
18.183 votantes decidieron escribir su nombre en la papeleta como su
opción presidencial favorita).
Más correctas son quizá las encuestas que preguntan
sobre actitudes en lugar de sobre personas (si hubiésemos tenido más
encuestas de este tipo de cara a las elecciones, quizá la campaña
hubiese estado más centrada en políticas).
Una de
esas actitudes parece especialmente importante en estas elecciones: la
confianza en el gobierno se encuentra en un mínimo histórico, según un
estudio de Pew Research Center. Un 81% de los posibles votantes
declararon que el gobierno federal era corrupto, según un sondeo de
Rasmussen Reports fechado en febrero de este año. (Es importante
destacar que la confianza en los medios de comunicación también se
encuentra en su mínimo histórico).
Aunque Bernie Sanders tiene 34 años de experiencia política bajo sus zapatos y Donald Trump ninguno, ambos candidatos hicieron campaña como ajenos a la élite gobernante
y utilizaron retórica contra la corrupción en sus discursos. Esto es
importante en cuanto a votos porque hoy se identifican como
independientes más estadounidenses que en cualquier otro momento en las
últimas décadas. En 2015, Gallup informó que el 42% de los adultos
estadounidenses afirmó ser independiente, comparado con el 29% que
declaró ser demócrata y el 26% que dijo ser republicano.
Pero existe un inconveniente principal a todas estas cifras: la
información fue recogida antes de que Donald Trump ganase las elecciones
presidenciales en contra, incluso, de las predicciones más fiables.
Ahora todo es diferente y si Sanders compitiese contra Trump en 2020,
probablemente lo haría en circunstancias muy diferentes.