Rabat ha recibido con irritación dos noticias que cuestionan su dominio del Sáhara Occidental, 40 años después del inicio de la ocupación. La primera fue la sentencia del Tribunal de Justicia Europeo de 10 de diciembre que invalida los contenidos del acuerdo comercial Unión Europea–Marruecos de 2012 que puedan afectar a productos agrícolas y pesqueros procedentes del territorio del Sáhara Occidental.
La
segunda ha sido mucho más perjudicial para sus intereses: la visita, el 7 de
marzo, del secretario general de las Naciones Unidas, Ban
Ki-moon, a zonas controladas por el Frente Polisario (FP)
y a los campos de refugiados de Tinduf (Argelia), donde se refirió al Sáhara
Occidental como un “territorio ocupado”, elevando al rojo el tono del
contencioso. Lo que indignó especialmente a Marruecos fue el hecho de que Ban
visitara a líderes saharauis en Bir Lahlu y denunciara el “sufrimiento y
desesperanza” que provoca la falta de avances que puedan conducir a una salida
política del conflicto.
La
crisis ha enrarecido el ambiente justo antes de que el Consejo de Seguridad de
la ONU vote la renovación del mandato de la Minurso. Pero incluso si aprueba
extender la misión, va a ser difícil que recupere sus recursos humanos y logísticos
sin la colaboración marroquí.
Debido
a la oposición de Rabat, la Minurso es la única misión de la ONU que no incluye
en su mandato vigilar el respeto de los derechos humanos. Si Marruecos persiste
en su actitud obstruccionista, la propia continuidad de la misión y el papel de
la ONU en el Sáhara estarán en riesgo.
De
momento, Arabia Saudí y los demás miembros del Consejo
de Cooperación del Golfo han dado ya su apoyo a Marruecos, reforzando
la postura del rey Mohamed VI en su pulso con la ONU. Por su
parte, el FP enarbola la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE, las críticas
de la comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes del Congreso
de Estados Unidos a las posiciones marroquíes y la iniciativa
de Suecia y otros países escandinavos para reconocer
oficialmente a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD),
un proceso diplomático que podría seguir los pasos del de Palestina.
Pero
no va ser fácil. Ban presentó al Consejo de Seguridad el 19 de abril un informe
que ha decepcionado al FP. El secretario general advierte del peligro de la
reanudación del conflicto armado, pero propone a renglón seguido prorrogar el
mandato de la Minurso con un mandato disminuido para no soliviantar aún más a
Marruecos, y aumentar su presupuesto de los 51,1 millones de dólares de 2015 a
54,3 millones para el próximo periodo.