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29 marzo, 2016

Por el derecho a la educación



Opinión
Por Daniel Fermín Álvarez
http://politikaucab.net

¿Garantiza hoy el Estado venezolano el derecho a la educación? ¿Ofrece hoy el Estado venezolano una educación de calidad? ¿Es la educación una prioridad para el gobierno? ¿Lo es para la sociedad? De la boca para afuera, la educación es un asunto de primerísima importancia para los venezolanos. Los hechos, lamentablemente, demuestran lo contrario. Desde la valoración social de la profesión docente (esa que hace que la gente quiera la mejor educación para sus hijos, mas no que su mejor hijo sea educador), pasando por los siempre engorrosos asuntos salariales, hasta temas relativos a lo pertinente del currículo para el mundo de hoy, hay mucho que discutir en materia educativa.
Esta semana se cumplieron 114 años del nacimiento del maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, gigante de la educación venezolana. También esta semana se conocieron los datos de la Memoria y Cuenta del Ministerio del Poder Popular para la Educación. Estos dos hechos nos dan pie para comentar sobre el estado de la educación en la Venezuela revolucionaria y llamar la atención sobre las principales carencias que ponen en riesgo, cuando no en duda, la garantía del derecho a la educación.


En 1870, el presidente Antonio Guzmán Blanco promulga el Decreto de Instrucción Pública, Gratuita y Obligatoria. Con ese primer hito, la educación pasa a ser un asunto del Estado, una responsabilidad asumida. Cien años después, la democracia civil lograría la universalización de la matrícula de educación primaria y la explosión educativa. A las puertas del Siglo XXI, nuestro sistema educativo tenía, por supuesto, una serie de problemas importantes: cómo lograr para la educación preescolar y secundaria lo hecho en educación primaria; cómo vincular la escuela a sus tres cometidos fundamentales: preparación para la vida adulta, para el mercado laboral y para la consecución de estudios superiores; cómo abordar el asunto de la infraestructura educativa, de la estructura salarial, de la calidad de la educación… Tras 17 años de revolución, la situación de la escuela venezolana es grave.
¿Cuántas escuelas hacen falta en Venezuela? Expertos, como el profesor Juan Maragall, consideran que es necesario construir al menos 2.500 nuevas escuelas. También urge recuperar, mantener y ampliar las escuelas que ya existen. La cuenta es sencilla: si queremos lograr esta meta en, digamos, cinco años, tendríamos que construir 500 escuelas por año.
¿Qué ha pasado en la realidad? En 2015, según las cuentas del Ministerio, se construyeron 27 escuelas. En 2014, el propio ente oficial había declarado 17. En ambas oportunidades, se vendieron como logros de la revolución lo que, a todas luces, resultan estruendosos fracasos. Si comparamos, como lo ha hecho Margall, la situación con la de 2005, vemos que, diez años después, la Memoria y Cuenta muestra que hay 2.432 escuelas menos. ¡En lugar de construir escuelas las estamos cerrando!
La educación ha sido otra víctima del empeño recentralizador del régimen chavista. Servicios íntimamente ligados, como el Programa de Alimentación Escolar, también han retrocedido. Como señalamos en nuestra edición anterior, el PAE dejó de atender a más de 400.000 estudiantes en 2015. Este programa no sólo promueve la alimentación de los niños, sino que también apalanca la asistencia a la escuela y es, en general, de gran ayuda a las familias más vulnerables.
¿Abandona el Estado sus obligaciones? Como sucede en el área de los servicios públicos (y como, de manera impecable, dibuja el profesor Juan Manuel Trak en su artículo de esta semana), también en educación el Estado cede a lo privado, retrocede. Privatiza por la vía del hecho. La Memoria y Cuenta evidencia que la matrícula oficial ha disminuido en 144 mil alumnos, a la par que la privada aumenta, sumando 193 mil estudiantes más de los que tenía hace diez años. De modo que este gobierno socialista, que no pierde oportunidades para criticar a lo privado, ha promovido una paulatina privatización de la educación, incluso en medio de esta, la peor crisis económica de la historia contemporánea. Comentaremos más al final de este Editorial…

En la Carta del Director, Benigno Alarcón escribe “Conflicto político y realismo político”. La misiva advierte sobre los obstáculos institucionales que presentan las alternativas para el cambio presentadas por la Mesa de la Unidad Democrática, y llama la atención sobre la necesidad de reducir las posibilidades para que el oficialismo pueda retener el poder echando mano de su control sobre las instituciones, de cara a las negociaciones que precipitarían un proceso de transición democrática.
Como parte de ProLocal, traemos dos entrevistas de calidad. En la primera de ellas, que lleva por título “Nuestro aporte apunta a mejorar gestión y gerencia pública”, Ginette Angulo, Asesora de Cooperación de la Unión Europea en Venezuela, nos habla de la capacitación y el fortalecimiento de espacios institucionales en el marco del convenio UE-UCAB. “Aspiramos construir un puente de comunicación entre las alcaldías y la sociedad civil” es el título de la segunda entrevista, en la que Benigno Alarcón comenta sobre el compromiso para mejorar las condiciones de vida en el marco de este proyecto.
Como parte del Proyecto Integridad Electoral Venezuela, invitamos a la lectura del Reporte Especial Nº 27, dedicado a la renovación de registro de los partidos políticos.
En Recomendados, compartimos el último informe del Electoral Integrity Project de las universidades de Harvard (Estados Unidos) y Sidney (Australia). “Financiamiento electoral: un fracaso en dos tercios de las elecciones del mundo” detalla cómo este aspecto, el del financiamiento de la política, se constituye como el principal problema que afecta la integridad de los procesos electorales.
También en Recomendados nos hacemos eco del Manifiesto Fe y Alegría: La violencia conspira contra el derecho a la educación. Este documento es un doloroso retrato de los obstáculos que hoy atentan contra el acceso a una educación de calidad en Venezuela.
En Opinión y Análisis, Juan Manuel Trak escribe un artículo sin desperdicio en su columna Enfoque Político. “¿Socialismo neoliberal?” aborda el abandono del Estado de sus funciones básicas y las privatizaciones que, por la vía del hecho, han resultado de la incapacidad oficial.
En Debate Ciudadano, Carlos Romero escribe “La frontera tachirense con Colombia bajo el control de Miraflores”, una crítica a la legislación y al accionar fronterizo, que han perjudicado a la ciudadanía de la zona y lesionado la capacidad de acción del municipio como actor en el desarrollo local.
Guillermo Ramos Flamerich, en su columna Cable a Tierra, nos trae “Del tamaño del compromiso, un llamado a la defensa de la verdad y del futuro posible, a pesar de las adversidades.
Dos tsunamis y una ruta que no basta están presentes en el Espacio Plural. José Bucete escribe “El tsunami latino”, una caracterización de los movimientos del péndulo político latinoamericano, mientras que Luis Medina nos presenta “El tsunami político que viene”, su análisis sobre la crispación creciente en Venezuela. Carlos Carrasco, por su parte, escribe “No basta la salida de Maduro, no basta una “Hoja de Ruta””, una ponderación sobre la estrategia de cambio político de la Mesa de la Unidad Democrática y la ausencia de un proyecto claro de país.

Más de 800.000 niños están fuera del sistema escolar. Y como si los temas de calidad, oferta e infraestructura no fuesen suficientes, hay que sumarle, como advierte el Manifiesto de Fe y Alegría que compartimos en esta edición, el tenebroso factor de la violencia en el bombardeo contra el derecho a la educación.
Los niños corren riesgos en camino a y desde la escuela. También los padres, maestros, trabajadores. Fe y Alegría da cuenta de siete niños huérfanos en el Municipio Libertador, sólo entre enero y febrero de 2016. Dos de ellos presenciaron el asesinato de sus padres cuando los iban a buscar al colegio. La orfandad, advierte la prestigiosa institución, atenta también contra el derecho a la educación.
Las escuelas son desvalijadas, repetidamente, sin que el gobierno dé respuesta alguna. ¿Cómo reponer, en esta crisis, las computadoras, aires acondicionados y demás materiales robados?
La violencia alcanza de manera especial a los adolescentes. CECODAP estima que el equivalente a un salón de clases al mes muere en Venezuela por causas violentas. Bandas criminales operan a sus antojo, diezman salones y comunidades. La violencia no perdona, tampoco, a la educación.
Es la violencia. Y la infraestructura. Y la calidad. Y la valoración social. Y tantos otros íes. Los servicios públicos colapsados y prácticamente abandonados por el Estado se constituyen en otro obstáculo más para la prosecución de la escuela. También la escasez de medicinas, de alimentos. ¡Cuántos jóvenes no están haciendo cola para comprar productos cuando deberían estar en clases!
Cuando comparamos el gasto militar, los gastos suntuosos, con lo invertido en educación no es difícil concluir que la educación no es prioridad para la revolución. Eso no lo tapan las canaimitas ni las tabletas. Hoy el sistema educativo está roto y tanto “el futuro del país” como el bienestar de quienes están para forjarlo están en jaque.
No hay progreso posible que no pase por volver la mirada a la educación, pero de verdad. No porque suena bonito, no para hacer el aguaje. Darle prioridad, más allá del discurso, al tema educativo es uno de los principales retos de la construcción de la institucionalidad democrática. No hacerlo es seguir en lo mismo y, peor, retroceder. Es por eso que hoy, desde este espacio, nos pronunciamos de manera firme y sin matices por el derecho a la educación.
Como nota final, deseamos a nuestros lectores lo mejor en esta Semana Santa. Que el espíritu de estos días nos ayude en la reflexión necesaria sobre el estado de nuestra Nación y nos impulse hacia delante.
No podemos cerrar estas líneas sin felicitar a nuestro querido Juan Manuel Trak y a su esposa Alexandra por el nacimiento de su primer hijo, Samuel Enrique. Nuestros mejores deseos en esta nueva etapa llena de alegrías. Que Dios los guíe y los bendiga.