Opinión
Por Andrea Tavares*
Por Andrea Tavares*
Hace año y medio, en agosto de 2013, propusimos ante la opinión pública, crear una Comisión de la Verdad con la finalidad de iniciar una investigación exhaustiva de la corrupción en Venezuela como un fenómeno social y, determinar, a partir de allí, una propuesta, un Plan de Combate contra este flagelo que tanto daño nos ha hecho a los venezolanos. A nuestro juicio, con la implementación de este tipo de experiencias, conocidas a nivel internacional por abordar temas como la violación de derechos humanos, se establecería la profundidad que tiene el fenómeno en Venezuela, así como las modalidades que existen en el manejo de la gestión pública, incluyendo la yuxtaposición de poderes.
Nuestra propuesta apuntaba más a escarbar para llegar
a la raíz del problema, sus causas, sus estructuras de consolidación, su
significación cultural, sus mutaciones, su diversidad de expresiones, sus
tentáculos, en fin, una investigación científico técnica, que permita
determinar un conjunto de medidas a corto, mediano y largo plazo, para ir atacando
su semillero, minimizando su existencia y, por supuesto, que permitan
establecer castigos severos y ejemplares a quienes persistan o reincidan en
estas prácticas.
Cuando hablamos de esta Comisión, la mayoría de los
receptores del mensaje asumen que se trata de una Comisión que investigará los
casos de corrupción más emblemáticos en el país, lo cual es urgente y
absolutamente necesario, pero para ello existe, por lo pronto, la Comisión de
Contraloría de la AN, ya que los demás órganos contralores y administradores de
justicia, se han hecho de la vista gorda frente a tantos escándalos públicos,
actuando en subordinación al poder ejecutivo, o al poder del partido de
gobierno, para ser más exacta. Hubo y hay, incluso, quienes se han atrevido a
señalarnos de ingenuos por presentar esta propuesta, bajo el argumento de que
será imposible determinar responsabilidades mientras tengamos este régimen, o
por ejemplo, que esto es innecesario porque existe en nuestra legislación, las
herramientas para determinar responsabilidades, argumentos que compartimos
totalmente, pero que no se corresponden con nuestra propuesta, ya que es de
otra naturaleza.
La propuesta que hacemos trasciende la mera
investigación de casos o denuncias concretas, en la que podrán determinarse, o
no, responsabilidades, pero que no impedirán que sigan ocurriendo como un ritornelo
al que pareciéramos estar condenados por los siglos de los siglos, como un
destino inevitable que no podemos cambiar, tal vez por obra y (des) gracia de
ser poseedores de las mayores reservas petroleras del mundo. Nuestra propuesta
intenta entender el fenómeno en toda su complejidad, para abordarlo desde la
raíz, neutralizarlo y bloquearlo, de manera que sólo forme parte, algún día, de
un triste pasado al que no volvamos jamás.
Para ello, le planteábamos a la Asamblea Nacional, la
necesidad de aprobar, mediante una Ley Especial, la creación de ésta Comisión
de la Verdad, en la cual se regule su alcance, sus plazos, sus funciones, en el
entendido que la misma no debe ser una Comisión parlamentaria, aún cuando
participen en ella los diputados que se considere deban estar, creemos que esta
Comisión debe estar integrada por hombres y mujeres probos de la sociedad
venezolana, de distintas disciplinas y sectores de la vida nacional, que
sabemos asumirían este compromiso con una gran responsabilidad histórica frente
al país, desarrollando una línea de investigación efectiva con un informe
final, cuyas recomendaciones deben considerarse como parte de un Plan de
Emergencia Nacional para la reconstrucción del país.
Nos atrevimos, incluso, a proponer algunos nombres que
podrían integrarla, como Hernando Grisanti Aveledo, Ignacio Avalos, Luis Brito
García, Carlos Genatios, además de representantes de los sectores religiosos,
universidades, productivo y de la misma Asamblea Nacional.
A lo largo de estos meses sucesivos a nuestra
propuesta, hemos podido observar que algunos dirigentes políticos han comenzado
a plantearla, pero en el sentido de una comisión contralora, lo cual no
compartimos, pues estamos de acuerdo en que esto forma parte de las
competencias de la Comisión de Contraloría de la AN, para nosotros, la idea de
la Comisión de la Verdad como instancia de investigación sociológica es
preponderante para atacar el problema desde sus raíces.
Desde luego que para el momento de nuestro
planteamiento, no encontramos en el parlamento interlocutores válidos que se
convirtieran en impulsores y voceros de la misma, pero creemos que ahora están
dadas las condiciones para insistir en la necesidad de su creación, así que
dejamos nuevamente la propuesta en la mesa, esperamos que algún diputado, o
varios, la conviertan en una bandera de lucha para la transformación de
Venezuela.
*Coordinadora Nacional del Movimiento Alternativa 1