Opinión
Por Carlos Hermoso
Como señalamos en su
oportunidad la propuesta de Rodolfo Sanz podría indicar el camino escogido por
el régimen. Sintetiza el alcalde ideas más coherentes y factibles, en comparación
con las abstracciones y dislates de otros, aunque más antinacionales y contrarias a los intereses del
pueblo. Herido de muerte, el régimen busca renovarse a costa de lo que sea. La
caída de los precios del crudo resta buena parte de la base material al
despotismo chavista. El falso discurso socialista requiere de riquezas a ser
distribuidas para crear una demanda social capaz de realizar mercaderías importadas mientras
sustenta y renueva el engaño del socialismo. Así, por el nivel alcanzado por
los precios del crudo en el mercado y sin mayores perspectivas para su
recuperación en el corto y mediano plazo, se apresta el chavismo a echar mano
de las riquezas naturales de Venezuela para subastarlas a los nuevos y viejos postores, a fin de obtener recursos
de manera urgente y atemperar el estado crítico en que se halla.
En el encuentro del
presidente Maduro con representantes de empresas internacionales de 35 países,
en la sede del Banco Central de Venezuela en Caracas, se activó el
llamado “Motor de Minería”. Se firmaron acuerdos
para la extracción de oro, cobre, diamante, coltan, hierro, bauxita, ubicados en el llamado arco minero del
Orinoco que comprende una extensión de 111.000 kilómetros cuadrados. Así, se
colocan en la puja de postores diversos, ávidos
de comprar a precios de gallina flaca buena parte de las riquezas con que
cuenta el subsuelo venezolano. Se jerarquizan, claro está, los nuevos socios asiáticos
apuntalando el camino para la incorporación al Bloque Brics y su institución financiera.
Extraña que no esté en el
escenario la negociación del torio, también en existencia en grandes cantidades.
Venezuela posee buena parte de las reservas mundiales de este recurso, que representan 11 % de las mundiales y la coloca en la tercera
posición, superada por India y Australia. Se trata de un recurso apetecido por
China. Se cumple la lógica imperialista que establece que hay que hacer uso de
las reservas de los países dependientes y preservar las propias. Mediante
negociaciones leoninas, aprovechando al máximo circunstancias como las que vive
Venezuela, los asiáticos se harían del recurso y afianzarían a Venezuela como parte de
su mercado y proveedor confiable de este material radiactivo y otros recursos.
China es la potencia mundial que más ha avanzado en esta materia y ya tiene
proyectos que culminarían en 9 años. A pesar de que los desarrollos tecnológicos para
la obtención de energía mediante el uso de este recurso están en proyecto,
salvo en la
India, también miembro del bloque Brics,
todo indica que se afianza como alternativa frente a otras fuentes de energía
capaces de desplazar a las fósiles. En cualquier caso, es un material estratégico
que también forma
parte importante en la industria de nuevos materiales y que seguramente, así
como el coltan, está en subasta. Ya aparecerán en la palestra noticias al
respecto.
De esta manera busca el régimen
reconstruir la base material del despotismo. Ubiquemos que la tendencia despótica
encuentra en las riquezas de propiedad colectiva o estatal —que será “generosamente” dada o distribuida por el sátrapa— la base objetiva para
realizarse políticamente. Dada la merma de las extraordinarias ganancias del
negocio petrolero, los acuerdos deben ser muy rápidos. Es lo que permitiría
partir de las reservas probadas, e incluso de la monetización de un
porcentaje de ellas, para recibir recursos de manera más o menos inmediata. Con
ello el régimen se presentaría capaz de sembrar una nueva esperanza,
perspectiva afianzada por la débil propagación de la alternativa para la
reconstrucción nacional. Además de que la MUD, principal contrincante del gobierno, parece no contar con
ideas al respecto. Seguiría el régimen la misma política adelantada
desde tiempos del presidente Chávez cuando se veía debilitado. En esta
oportunidad, sin descuidar la producción del crudo, brinda el gobierno una
amplia gama de minerales al licitador del cual más dependemos. Se profundizaría así la condición de
proveedor de materias primas a las potencias imperialistas, principalmente
China, y con los recursos obtenidos —aparte de crear la demanda
de bienes finales y ampliar la demanda efectiva de los sectores más depauperados— cubrir buena parte de la
deuda y del déficit fiscal. Sólo que será mediante una mayor hipoteca del país.
Se suma el hecho de que, a
partir de la creación de una empresa para la casta militar del despotismo, podrán
hacerse de manera directa de recursos que manejarían a discreción, contando
con las debilidades y la degradación en sus potestades de la Asamblea Nacional,
que no representa amenaza contralora para este nuevo consorcio. Así, la atención
de estos negocios por la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas
y de Gas (Camimpeg), creada el 10 de enero de 2016, el despotismo busca hacerse
de mayores perspectivas. Además, esta empresa no es la primera ni la única de
la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb)
constituida durante los tres años del gobierno de Nicolás Maduro, sino que
se suma a
otras diez que abarcan el sector agrícola y de la construcción, entre otros.
En el papel, por la inmediatez
planteada en la obtención de recursos, estaría el régimen en capacidad de
levantar nuevamente algunas esperanzas para el apaciguamiento de las
encrespadas aguas y la enorme desesperación popular. Aunque para ello deban
hipotecar el futuro del país y afianzar el papel de Venezuela en la división
internacional del trabajo, como es la de suministrar materias
primas e importar bienes finales. El tiempo es el principal enemigo del gobierno. Pero también
lo es para la oposición, más cuando no se ve clara la estrategia para salir de esta catástrofe, ni se estimula al pueblo
a la participación y movilización en la lucha por el cambio político y por los
derechos conculcados, así como el enfrentamiento al alza del costo de la vida,
la escasez, la quiebra de los servicios públicos, la pulverización de sueldos y
salarios, entre otros agobiantes problemas. La estrategia de evitar la
confrontación por parte de factores importantes de la oposición parlamentaria
contribuye con esta tendencia.
Otras de las ideas de Rodolfo
Sanz no han aflorado aún. Recordemos aquella según la cual
debemos salirnos de la Opep y
crear un nuevo cartel con grandes productores independientes como
Rusia, o sea Brics. Lo que apuntalaría la tendencia de
incorporar a Venezuela a un bloque rival del imperialismo estadounidense. La
pregunta que surge es si terminará siendo Venezuela la grama sobre la cual han
de pelear elefantes, parafraseando una metáfora escuchada recientemente. Al
terminar la disputa, triunfe uno u otro de los mastodontes, queda destruido un
terreno que, siendo fértil, fue convertido en espacio de disputas de grandes
animales. Evitar ese futuro supone partir de una perspectiva nacional no sujeta
a imperialismo alguno, aunque se aprovechen sus contradicciones, esto es,
actuar con miras a edificar la soberanía nacional y popular mediante la
realización de un proyecto autónomo y contando, ante todo, con la fuerzas propias.