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16 febrero, 2016

La Rebelión en la Granja

por Ismael Gallego

Una de las obras más relevantes de George Orwell fue publicada por primera vez en 1945. Sus experiencias como casi indigente en París y después vagabundo en Inglaterra, lo prepararon para escribir con gran claridad sus ideas desde una perspectiva única.
La Rebelión en la Granja fue concebida como una despiadada sátira al estalinismo de la época, el carácter abierto y universal de su contenido hacen que el libro sea un extraordinario análisis del sistema de corrupción que engendra el poder, una furibunda diatriba contra el totalitarismo de cualquier especie y un lúcido examen de las manipulaciones que sufre la verdad histórica en los momentos de trasformación política.
Para quien no ha leído el libro, la historia se desarrolla en un granja en la que sus animales hartos de los malos tratos de su amo, deciden organizarse y expulsar a su dueño. Después de la revuelta, los nuevos líderes, organizan a los animales y redactan una nueva constitución que escriben en la pared del cobertizo. Dentro de los mandamientos de la nueva constitución se encuentra uno, el primero y más importante que reza: "Todos los animales son iguales".(...)

La granja poco a poco se fue enriqueciendo sin beneficiar a los animales mismos; exceptuando a los cerdos, a quienes la granja enriqueció enormemente. La granja poco a poco iba aumentando el número de animales, los nuevos animales que nacían, aun cuando eran animales de muy buena prestancia, trabajadores de buena voluntad y excelentes camaradas, eran muy estúpidos. Ninguno de ellos logró aprender el alfabeto más allá de la letra B.
En la medida en que los nuevos líderes de la granja, los cerdos, iban adquiriendo mayor poder y control sobre las operaciones y sus ocupantes, las reglas de la constitución iban siendo interpretadas de una manera distinta dependiendo de las circunstancias específicas y a los intereses de la clase dominante. Es por ello que un buen día, la constitución escrita en el cobertizo de la granja fue nuevamente modificada para que existiese una sola regla que decía: "Todos los animales son iguales...pero algunos animales son más iguales que los otros....".
Si uno recuerda bien el chavismo en su origen, cuando ellos hablaban de Zamora, del árbol de las tres raíces, eso tenía un núcleo de verdad, descontada la parte demagógica que siempre hay. Y era que en Venezuela, desde la Guerra Federal había quedado pendiente un problema. ¿Cómo integrar a los esclavos y a los descendientes de los esclavos a una sociedad moderna? El drama de Venezuela es que entre la abolición de la esclavitud y la aparición del petróleo (un poco más de medio siglo, a lo sumo tres generaciones) grandes masas de venezolanos pasaron de depender del hacendado a una sociedad donde la mayor parte de la riqueza viene a través del Estado. Pero el sustrato es una mentalidad rentista, tanto la del pordiosero que vive de las dádivas de un sistema social que había concebido la integración de las masas empobrecidas de venezolanos en un mecanismo político electoral; como del sistema clientelar entre Estado y grupos empresariales, donde el Estado se convertía en la caja chica de quienes hacían negocios con el mismo Estado.
El problema es que jamás se rompió el modelo dadivista y clientelar. El chavismo en opto por la simple sustitución de actores en ambos elementos
En 2002, Chávez advierte que no tenía políticas sociales y que eso lo podía tumbar, como de hecho ocurrió. Por consejo de autoridades caribeñas, dicen, inventó las misiones, sobre la base de un financiamiento muy abundante, porque la renta petrolera empezaba a crecer. Se generó una administración paralela al Estado y un gran desorden financiero, un gran elefante, y una situación que generaba oportunidades para quedarse con buena parte de la renta petrolera. Las misiones se convirtieron en un valor en sí mismo para el gobierno. Lo que tenía que ser un paliativo, lo que tenía que ser una respuesta provisoria frente a una emergencia, se convirtió en una fuente de control político y corrupción que pauperizo el modelo de vida de los venezolanos.
El otro indicador fue la sustitución de la “Oligarquía Burguesa Puntofijista” por la actual “Boliburguesia”. En realidad, son los mismos actores. Hemos visto a varios representantes de la vieja oligarquía formar parte del órgano de la economía productiva creado por Maduro. Se creó, efectivamente, un nuevo clientelismo político y económico, con la diferencia de que este es mucho peor que el anterior. El otro, al menos, intentaba industrializar algo antes de ponerle la mano a la renta, estos lo simplificaron todo, sin tomarse la molestia de montar una fábrica o alquilar un galpón, vamos a hacer negocios con un teléfono y con una silla, porque eso es lo máximo que estoy dispuesto a invertir.
Voy a referir un ejemplo: cuando llegó Chávez al poder había una crisis en la industria avícola venezolana. Escaseaban los pollos en el mercado y Chávez decidió importar, sin tomar en cuenta ninguna consideración. ¿Qué significa esto? Que efectivamente se importaron los pollos, porque había dólares. Y esto agravó aún más la situación de la industria venezolana, que prácticamente quebró. ¿Pero qué es lo interesante de esto? Que mucha gente descubrió que importando pollos, porque era amigo del ministro o estaba en el lugar adecuado, se podía ganar un realero sin hacer nada, como comisión. Por ahí aumentó la corrupción y el empuje político de importar a cada rato
Al final de la Rebelión en la Granja, los cerdos se parecen mucho a los humanos, tanto, que vivían en la casa, caminaban caminar en dos patas y se sentaban con ellos. La escena final ilustra un juego de cartas, donde los sonidos de una pelea los llevaron a los animales asomarse por la ventana. El líder Cerdo y el Granjero habían jugado el as de espadas a la vez y cada uno había acusado al otro de hacer trampa. Los animales, que seguían viendo por la ventana, se dieron cuenta de que, si le echaban un vistazo a toda la escena que se desarrollaba dentro de la casa, ya no era posible distinguir quiénes eran los cerdos y quiénes eran los seres humanos.
Hoy los antiguos rebeldes oprimidos, son los que se niegan a dar paso al cambio. El país se mantiene en su redundante incertidumbre de futuro. ¿Seguiremos con las mismas soluciones?. ¿Mantendremos nuestra esperanza en algún mesías, multiplicador de panes, exorcista de pasado, que con tablas de salvación en mano, nos ofrezca la redención? ¿O estamos dispuestos a dar un paso al frente, asumir nuestro rol histórico, y avanzar hacia la construcción de una república de ciudadanos? Los tiempos obligan a decidir. Nunca más podremos ser indiferentes