Por Pancho Alegría
Aporrea.org
panchojalegria@gmail.com
Me dolió y sorprendió profundamente oír las palabras del actual alcalde Jorge Rodríguez ante un auditorium de gente joven que milita en el proceso político que vivimos en Venezuela. Decir "…esto es lo que soñaba mi padre…", con referencia y en el contexto que el "esto" corresponde a la gestión de gobierno que lidera la cúpula del PSUV de la cual él es elemento fundamental, responsable pues de lo bueno y lo malo de dicha gestión.
panchojalegria@gmail.com
Me dolió y sorprendió profundamente oír las palabras del actual alcalde Jorge Rodríguez ante un auditorium de gente joven que milita en el proceso político que vivimos en Venezuela. Decir "…esto es lo que soñaba mi padre…", con referencia y en el contexto que el "esto" corresponde a la gestión de gobierno que lidera la cúpula del PSUV de la cual él es elemento fundamental, responsable pues de lo bueno y lo malo de dicha gestión.
Me dolió
porque la última vez que tu padre y yo soñamos juntos lo hicimos en la Cárcel
Nacional de Maracaibo, detenido tu padre y yo de visita. Luego de tratar los
temas políticos y fundamentalmente organizativos, cual era mi misión, hablamos
de la familia, de amigas y amigos en común (de "El Mocho" Marrero que
esta semana nos dejó Sembrando Luz), de anécdotas, situaciones embarazosas que
daban risa y otras vaguedades para irremediablemente caer en el tema de cómo
visualizábamos la sociedad que queríamos construir y por lo cual militábamos en
el proceso revolucionario que nos hermanaba: fue la última vez que soñamos
despiertos hasta que termino la visita. Si porque los revolucionarios íntegros,
de razón y corazón, soñamos a cada momento acerca de las posturas a asumir en
determinados momentos y las acciones que deberíamos tomar para encausar el
proceso revolucionario que determina nuestra existencia.
Jorgito, tu
padre nunca soñó en enriquecerse a costa del erario público una vez alcanzado
nuestro objetivo fundamental: hacernos del poder político para liberar a
nuestro pueblo del yugo opresor que aún nos domina. No calculó que por la
adquisición de bienes para el Estado le quedasen pingües ganancias, que por
facilitar irresponsablemente a las transnacionales y poderosos del país los dólares
que recibimos producto de la renta petrolera le quedasen unos millonsuelos de
los verdes sin que le pasara nada porque contaría con la complicidad del BCV,
la Contraloría, la Fiscalía General de la República y la propia Presidencia de
la República.
No Jorgito,
si tu padre estuviese en estos momentos vivo fuese uno de los primeros
detractores de este régimen que por desgracia se presenta ante el pueblo como
"socialista" pero donde impera la corrupción, la obscenidad, la
ineficiencia e ineficacia del cual tú eres parte fundamental. Tu padre estuviese
armando el equipo de mujeres y hombres dispuestos a dar el combate contra este
gobierno, tu gobierno, no el del pueblo, el gobierno que aún soñamos despiertos
las y los que quedamos militando en la misma causa de tu padre.
Jorge Rodríguez,
el revolucionario, el solidario, el humano, el poeta, el vergatario, el que
prefirió soportar golpes de los eternos esbirros (Digepol y Disip ayer, Sebin
hoy) hasta el umbral de la muerte y no delatar a sus camaradas de lucha, ese
camarada no podía haber soñado "esto". Fe
de lo que expreso pueden darla Carlos Lanz y El Catire Colmenares entre otros
camaradas involucrados en el secuestro del agente de la CIA, Williams Nihaus;
del silencio de Jorge dependía sus vidas y aguantó hasta la muerte.
No Jorgito,
tu padre nunca hubiese podido convalidar la corrupción que rodea y es parte
fundamental de este gobierno, no hubiese soportado la militarización que nos
abruma, no estuviese pactando con el enemigo a espaldas del pueblo que vive
honestamente de su trabajo. Ante la presente crisis estuviese al frente del
movimiento obrero y otras expresiones revolucionarias del pueblo, agitando,
convocando, organizando, enfrentando, militando en primera fila. Ese es el
Jorge que lega a la juventud revolucionaria su convicción de lucha, el que
conocimos y recordamos, tu padre, al que deshonras en su memoria al expresar
que "esto era lo que él soñaba".
Ante crisis
menos severas de la que hoy nos abruma y golpea salvajemente al pueblo que vive
honestamente de su trabajo tu padre y todo el movimiento revolucionario
participó en "la lucha por la
locha de la leche", defendiendo el derecho a la alimentación que tiene
nuestro pueblo; en la lucha por conquistar "la escala móvil de salario", acciones que
arrinconaron al gobierno de turno y lo obligaron a decretar la "homologación"
de sueldos y salarios para el entonces movimiento gremial de vanguardia que
constituían los docentes universitarios. Hoy, Jorgito, el gobierno del cual tú
eres parte fundamental pues constituyes el cogollo dirigente tanto del partido
como del Ejecutivo, no sólo ha permitido el aumento de la "locha de la
leche" porque ya acabo con las lochas y leche no hay sino que en
contubernio con seudo gremialistas revolucionarios, militantes todos del PSUV,
que han estafado las finanzas de las federaciones de trabajadores
universitarios donde pululan, traicionaron al gremio y vendieron la
"homologación" por un puñado de lentejas: lo que a sangre y fuego los
trabajadores arrebatamos a los gobiernos de la IV República el gobierno de la V
República se lo arrebata a los trabajadores. Eso, Jorgito no es lo que tu padre sonó.
Para no ser
tan extenso, Jorgito, tu padre no hubiese asistido y mucho menos servido de
anfitrión a la última fiestecita que la pasada semana protagonizó la sociedad
roja-rojita que hoy disputa a la tradicional oligarquía criolla sus espacios
naturales. Fiesta sufragada con dólares de la renta que pertenecía a todo un
pueblo y le fue desfalcada por una burocracia y dirigencia política disfrazada
de revolucionaria. El Defensor del Pueblo, uno de los asistentes que libó y
degustó de las exquisiteces allí brindadas está obligado por Ley, por pudor y
vergüenza, denunciar al anfitrión con nombre y apellidos, Jorgito, pues el
bacanal se realizó con dineros del pueblo y él ocupa ese cargo para defenderlo
no para celebrar con sus verdugos.
Al inicio
de este escrito expresé que sus palabras me dolieron y sorprendieron, ahora al
final del mismo le manifestaré que ya nada me sorprende de usted.
¡Viva la memoria de Jorge Rodríguez, el
revolucionario!
¡Muera la infamia!
¡Sabino nos marcó el camino, me marcó el
camino, nos marca el camino!
Pancho
Alegría. Hijo de pueblo.