Por Andrea Tavares
Coord. Nac. Alternativa 1
Coord. Nac. Alternativa 1
En una oportunidad fui invitada por el Partido de Izquierda Sueco como
observadora electoral. Procedente de Venezuela, cuyo gobierno se vanagloria de
tener el sistema electoral más avanzado del mundo, lo menos que pude hacer fue
una mueca.
Suecia tiene un régimen
parlamentario, el Riksdag, y los partidos políticos que lo integran no se dan
permiso para disfrazar sus orientaciones. Allí nadie pierde tiempo en discutir
ideologías, todos están en su lugar: Demócratas Cristianos, Social Demócratas,
Partido de Derecha, Partido de Izquierda, Partido de Centro, Partido Verde,
Partido Moderado (conservadores), Iniciativa Feminista, Partido de los
Intereses de Los Jubilados, salvo las excepciones “Lista de Junio”, Partido
Pirata y Partido del Pato Donald, éste último surgido como una crítica al
sistema, era un partido inexistente, que fue obteniendo votos “write-in” (votos
válidos cuando se escribe el nombre del partido en la papeleta). Con sólo leer
el nombre del partido, usted no tiene que andar preguntando ¿Y cuál es su
orientación?(...)
En Suecia tampoco encontré un tarjetón electoral full color con un despliegue
de logos, símbolos y siglas. Me costó asimilar que no existiera el Poder
Electoral, simplemente cuando están próximos a una elección, el Riksdag designa
una Comisión Electoral integrada por todos los partidos que tienen
representación parlamentaria para organizar todo el proceso.
En Suecia la votación es uninominal y cada partido presenta sus listas, las
cuales se imprimen en modestas papeletas, sin la simbología ni colores
alusivos, y se colocan en un mesón a la entrada de los centros de votación, de
manera que los electores tomarán las papeletas de acuerdo a su intención de
voto “tubo” o “cruzado”. Estas papeletas también pueden ser retiradas con
anticipación en las sedes de los partidos o en los toldos de propaganda
electoral y puede llevarlas ya marcadas el día de la elección o, si lo
prefiere, enviarlas por correo, así fue como me explicaron mis anfitriones
cuando yo me escandalicé al ver unas papeletas tiradas bajo un asiento del
metro y no pude dejar de exclamar ¡fraude! ¡fraude!, al mejor estilo criollo.
En Venezuela son muchos los técnicos electorales que sueñan con un sistema
similar, especialmente en lo que se refiere a la síntesis de la orientación
ideológica, a los fines de suprimir la existencia de una gran diversidad de
organizaciones políticas a las que caracterizan como “los partidos pequeños” y,
descalificando el modelo organizativo de partidos de cuadros, se apuesta por la
existencia exclusiva de maquinarias electorales u organizaciones de masa,
alimentando con ello la insaciable polarización política que nos conduce por el
camino de la antidemocracia y el sectarismo, lo cual sin duda será aprovechado
políticamente por los partidos que pretenden hegemonizar el poder.
En un sistema democrático esto es
inaceptable, de hecho se garantiza la representación proporcional de las
minorías, puede que haya polarización o no, pero si el modelo es democrático,
la participación política es un derecho.
Por ejemplo, en el pasado reciente, AD y COPEI hegemonizaron el poder y
polarizaron la política, pero el sistema no negó la representación proporcional
y mucho menos la inscripción y registro de organizaciones políticas emergentes,
por lo cual pudieron registrarse partidos políticos que lograron romper la
polarización, uno “de cuadros” como La Causa R y uno “de masas” como el MVR,
que de hecho conquistó el poder porque se respetaron las reglas del juego
democrático.
Hoy, cuando la polarización se ha
profundizado en un sistema autoritario y sobre la base de falencias
ideológicas, con una Ley de Procesos Electorales que viola principios
constitucionales, entre ellos la representación de las minorías, se pretende
obligar a los partidos y a los ciudadanos a alinearse con cada uno de los polos
y se le cierra el paso a la participación de organizaciones emergentes, que
desean expresar una visión democrática de la política, diversa, amplia,
participativa, reflexiva, o simplemente les da la gana de organizarse con
unidad de propósitos y con un programa político. Pues eso hoy es imposible
cuando el Poder Electoral ha rechazado, sin argumentos ni explicaciones, las
solicitudes de reserva de denominación de nuevos partidos políticos, por cierto
con más de un año esperando respuesta del organismo electoral.
Ni siquiera podemos aplicar el
método de write-in, ya que la boleta es electrónica. Entonces, los ciudadanos
que no están alineados, los que se resisten al corral de la polarización, los
que tienen otras inquietudes políticas, los que se quieren asimilar a algún
polo, pero con identidad propia o los que queremos subvertir el orden
establecido de la polarización, iremos en distintas direcciones, algunos
preferirán optar por la abstención, otros apuestan por alianzas alternas a los
polos, con la esperanza de lograr una tripolarización y el resto, la mayoría,
desesperada por salir del abismo, simplemente irá a votar con un pañuelo en la
nariz.