Motivación
Juan
Eliécer Ramírez
Luego de varios
años de ausencia involuntaria, comparto con mis coterráneos, gracias a la
generosidad de este medio, lo que considero mi mejor pasión y vocación;
intentar, desde mi modesto esfuerzo ciudadano, materializar el modelo de país
que siempre he soñado.
¿A caso no es la
búsqueda de toda persona la felicidad individual y familiar? Lo cual, por
cierto, está intrínsecamente relacionado con el bienestar y la prosperidad.
¿A caso no es por
esa razón que siempre estamos, de una u otra manera, trabajando sin descanso;
ya sea durante el día o la noche; con la finalidad de alcanzar mayores
ingresos?
En lo que respecta
a la capacidad que poseemos para alcanzar la felicidad, el desarrollo de
nuestras potencialidades, la capacidad constructiva de la sociedad,
literalmente no existen límites para lo que podemos lograr en esta vida.(...)
Todo individuo es
intrínsecamente capaz de alcanzar alturas vertiginosas de felicidad y plenitud.
La principal barrera que impide a la mayoría alcanzarlas parece ser el miedo,
el miedo a que esa altura les dé vértigo y les impida enraizar con mayor
firmeza en la tierra.
En nuestra sociedad
parece existir el temor generalizado a volar muy cerca del Sol, a conseguir
demasiado y luego perderlo; a llegar a ser demasiado feliz y hundirse luego.
Esto contagia no sólo a los individuos sino a toda la especie.
¿A caso no es el
fracaso el mejor maestro en nuestras vidas?
Cuando consideramos
la capacidad de los seres humanos para vivir en paz, en armonía con la
naturaleza, productivamente con alegría incluso, y consideramos luego el mundo
tal cual es, la comparación resulta patética.
¿Y por qué ha
llegado la especie humana a esta situación? Por la única y sola razón de que
los individuos han permanecido ciegos a la infinidad de su propia capacidad, y
han perdido el tiempo procurando convertirse en individuos mediocres, en
adaptarse a las estructuras sociales que perpetúan la miseria, que es hoy la
mayor plaga o flagelo del mundo en que vivimos.
El país que siempre
he soñado, es aquel donde dejemos de ser habitantes para convertirnos en
ciudadanos, conocedores y cumplidores de nuestros deberes y derechos.
Empoderados, saludables y preparados para ser útiles y no serviles.
El país que siempre
he soñado, es aquel donde sus ciudadanos sean realmente participativos,
proactivos, respetuosos de la pluralidad de pensamientos, ideologías y
creencias, y donde impere la justicia y el orden.
El país que siempre
he soñado, es aquel donde el Estado, EN SUS diferentes niveles, sea ético,
moral y buen administrador del tesoro público.
El país que siempre
he soñado, es aquel donde el aparato productivo sea eficiente, competitivo y
socio ambientalmente responsable.
Por una Venezuela
de primera, no sólo seguiré soñando, sino que luchará hasta el último aliento
de mi vida aquí en este plano terrenal. elieceramirez@gmail.com