Luis Fuenmayor Toro
En las elecciones parlamentarias de 2010 existía
la necesidad de la derrota del Gobierno y de la MUD, pues el país se encaminaba
a la situación en que hoy se encuentra. Alertamos mucho sobre ese peligro y
activamos la formación de alianzas partidistas para enfrentar la polarización. Constituimos
con el partido Patria para Todos una alianza que presentó una opción distinta
al binomio Gobierno-MUD. En aquel momento, la gente aún no sentía la necesidad
de abandonar el escenario polarizado y buscar una opción distinta. Bautizamos la
insurgencia de una propuesta distinta a las de los dos polarizados como
“tercería” electoral, pero ésta no era todavía una necesidad política, a pesar
de que era evidente el fracaso del sistema binominal existente. (...)
Hoy, cinco años después, la situación es distinta.
Tal y como dijimos entonces, el deterioro económico, social y político avanzó
en forma importante. Las cifras de inflación, devaluación monetaria, escasez,
deuda externa, déficit fiscal y falta de divisas, son mucho más graves.
Socialmente el cuadro es desolador: las pobrezas general y crítica se han
elevado, más de la mitad de la masa laboral está desempleada o con empleo
precario, los salarios son infames, la tasa de homicidios es mayor, la delincuencia
es indetenible con zonas de ciudades y pueblos controladas totalmente por
bandas delictivas, la insalubridad es gigantesca, baste decir que tenemos
poblaciones en Barinas donde el 30 por ciento de la población sufre de lepra.
El escenario político se encuentra muy
comprometido: protestas permanentes, criminalización de la protesta, aumento de
la represión, autorización del uso de armas de fuego contra manifestantes,
existencia de presos políticos, limitaciones a la creación de partidos, vigencia de la
versión venezolana de la Ley Patriota estadounidense, cierre de emisoras de
radio, ventas obligadas de medios de comunicación, violación permanente de la
Constitución bolivariana, divisiones al interior de la MUD y del PSUV, llamados
a la rebelión de las bases partidistas y utilización del Poder Judicial por
parte de funcionarios del gobierno en una suerte de judicialización de la
política.
Sin embargo, contar para el cambio sólo con el deterioro
de las dos fuerzas que han copado nuestros escenarios es un error serio, pues
la inexistencia de los dos hasta ahora mayoritarios no produce por sí sola una
tercera fuerza equivalente. Todo ese descontento, miedo y desesperanza puede
disiparse en una abstención generalizada o dividirse entre muchísimos grupos
pequeños, dando como resultado que los de siempre vuelvan a puntear las
votaciones. El reto es entonces la formación de una
alianza capaz de atraer el interés del sector mayoritario descontento, con
candidaturas que unifiquen la votación e impidan la dispersión de los votos o
la abstención.