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12 enero, 2015

Comentarios infelices

Luis Fuenmayor Toro
No se puede tapar el sol con un dedo es un adagio conocido. Otra máxima afirma que no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo. Pareciera que algunos altos funcionarios gubernamentales no se han percatado de ello y creen que cualquier ridículo comentario justificará las penalidades que sufren todos los venezolanos. Bueno... Casi todos, porque la alta burguesía, esa que el gobierno dice es su enemiga principal, tiene bastante dinero como para no sufrir las  restricciones de los demás, situación que también disfrutan los miembros del alto gobierno, para quienes el desabastecimiento, el elevado costo de las mercancías, las interminables filas de gente en búsqueda de bienes esenciales, la inseguridad, los graves problemas de transporte, las fallas eléctricas, no existen, pues no las sufren directamente.(...)
Un ministro, de esos sacados de alguna caja de detergente, trató de ironizar las denuncias sobre las prolongadas esperas de las largas filas de consumidores, en procura de productos cotidianos, diciendo que él hacía fila para comprar una entrada para el béisbol o para comerse un perro caliente. De esta burda manera se burla del pueblo pobre que dicen defender y de todo el pueblo, que debe esperar horas y días, no para asistir a un espectáculo de diversión sino para comprar pañales para sus hijos, medicinas para sus enfermos o simplemente comida para la familia. Las cortas filas que supuestamente realiza el ministro en cuestión o uno de sus escoltas, si es que no decide chapear y se colearse, para asistir a un espectáculo de entretenimiento, el ministro las considera iguales a las del resto de la gente en mercados, farmacias y otros comercios.
Otro que salió con una a “la Chávez” fue el ministro Villegas, cuya imagen de hombre ecuánime y justo, el mismo, sin ayuda de nadie, se encargó de destruir en pocos días luego de su nombramiento. Aseveró, como quien dice algo importante, que en las largas y numerosas filas de consumidores en todas las ciudades del país se han infiltrado los opositores, suponemos que de la MUD, pues él gobierno no reconoce ninguna otra oposición. Las discusiones, riñas y empujones, pero sobre todo las protestas, que se producen en las filas generadas por la escasez, son obra de María Corina, el preso Leopoldo López, el gobernador Capriles (Ramos Allup no porque él no protesta sino negocia) y no son generadas por el desabastecimiento. Como sólo el 20 por ciento de la gente respalda a Maduro, seguro que la mayoría de quienes hacen fila es opuesta al régimen. Descubrió el agua tibia, el ministro.
El último de los comentarios que referiré fue el de un gran amigo. “Las colas son porque la gente come demasiado”… Sí, y toma muchas medicinas, y ensucia muchos pañales, y come baterías, cauchos y repuestos para vehículos; le ha dado por comer desodorantes, detergentes y jabones. ¡Ah gente pa´joder!