Científicos de todo el mundo viajan regularmente a la Antártida
para recolectar material y llevar a cabo experimentos sobre los efectos del
cambio climático, el agujero en la capa de ozono, la composición química de la
atmósfera, la evolución de la biodiversidad o sobre astronomía.
En febrero, un grupo de cuatro científicos brasileños viajó a
Half Moon Island, donde se encuentra la base argentina Teniente Cámara, para
estudiar durante dos meses las comunidades vegetales en zonas de deshielo, como
la gramínea Deschampsia antarctica, resistente al frío, y el alga Prasiola
crispa, de alta toxicidad.(...)
"Por ahora, hacemos ciencia básica. Pero tenemos que hacer
esto para después encontrar una aplicación práctica" a los hallazgos,
explica el coordinador del grupo, el biólogo Antonio Batista Pereira, de 65 años
-28 de éstos dedicados a investigaciones en el continente blanco-.
La vegetación antártica es sometida a un fuerte estrés, con
mucho frío y viento, alta luminosidad en verano y oscuridad en invierno, lo
cual provoca procesos metabólicos secundarios importantes que se pueden usar en
la biotecnología, explica a un grupo de periodistas, en una pausa del trabajo.
Batista, investigador de la Universidad Federal del Pampa
(Unipampa, en el sur de Brasil), indicó que desarrollar productos basados en
estas sustancias puede llevar 20 años, ya que se requieren muchos estudios y
pruebas.
En laboratorio, el extracto del alga tóxica demostró ser un
potente insecticida. En cuanto a la gramínea, los científicos necesitarán
aislar las proteínas que evitan su congelamiento, las cuales podrán servir para
desarrollar tecnologías de preservación de material vivo, como el semen, y
cultivos, como la caña de azúcar, resistentes a las heladas que castigan y
causan grandes pérdidas económicas en el sur de Brasil.
- Riqueza amenazada -
Los estudios del equipo del profesor Batista demuestran el
potencial genético de las especies antárticas, una riqueza que puede estar
amenazada por el cambio climático.
"En nuestras últimas expediciones, algunas enfermedades han
aparecido con mucha frecuencia en las plantas antárticas. Todavía no sabemos si
es por el cambio climático o no, pero han sido frecuentes las enfermedades y la
mortandad en musgos y en la gramínea Deschampsia", advirtió el biólogo
Jair Putzke, experto en identificación de plantas antárticas y compañero de
investigación de Batista desde 1986.
"Si las plantas están muriendo, el impacto de esta
mortandad en las comunidades antárticas es fenomenal. Plantas que son
infectadas con alguna enfermedad pueden disminuir la población de otros grupos
que dependen de ellas en otras zonas de la Antártida", advirtió Putzke,
profesor de la Universidad de Santa Cruz del Sur (Río Grande del Sur).
Según el científico, la causa de esta mortandad sería la
proliferación de hongos y, aunque no sea posible decir claramente que la causa
es el calentamiento global, ya se sabe que la temperatura del agua en la región
antártica subió tres grados por encima del promedio en los últimos 15 años.
- "La nueva América" -
Batista asegura que así como América fue en su momento la última
frontera para los europeos, ése es hoy el caso de la Antártida.
"Estar en la Antártida es una cuestión de soberanía
nacional. ¿Si regresáramos a los años 1500, ¿cuánto dinero los europeos
gastaron para llegar a América? ¿Qué representó [esta inversión]? La Antártida
está en el mismo nivel", afirma.
Para Batista, Brasil necesita invertir más en las
investigaciones en la Antártida, especialmente en biotecnología, en el ámbito
de su programa científico.
Este programa, conocido como Proantar, fue creado siete años
después de que Brasil ingresara como miembro pleno del Tratado Antártico en
1975.
El año pasado, el gobierno liberó 13,8 millones de reales (unos
USD 5,9 millones) para financiar 20 proyectos científicos inscritos en el
Proantar hasta 2015.
La cifra, levemente superior a la financiación del periodo
anterior, se usará para pagar becas, equipos, materiales, gastos diarios y
pasajes de científicos en los próximos dos años.
AFP