Mijaíl Kaláshnikov, un
hombre-leyenda cuyo apellido se asociará para siempre y en todo el mundo con el
arma que creó, el fusil de asalto AK-47, falleció a la edad de 94 años.
Kaláshnikov
murió en un hospital de la ciudad de Izhevsk, dijo el portavoz del presidente
de la república rusa de Udmurtia, Víktor Chulkov, citado por la agencia
Itar-Tass.
Durante
varias décadas el ‘padre’ del AK-47 y una amplía familia de armas desarrollada
a partir de su famoso fusil ocupaba el puesto del jefe de la oficina de diseño
en la planta de armas ligeras de Izhmash, de la ciudad rusa de Izhevsk.(...)
El teniente
general Mijaíl Kaláshnikov hizo una exitosa carrera militar. Obtuvo numerosos
premios y títulos por sus invenciones, entre los cuales están el de Héroe de la
Federación de Rusia, la Orden de la Bandera Roja del Trabajo, la Orden
Patriótica de la Guerra de Primera Clase y la Orden de la Estrella Roja.Su
fusil de asalto AK-47, que ya tiene más de 60 años, está considerado el mejor
del mundo en su categoría.
Fue diseñado
en 1947 y dos años más tarde se inició su fabricación a gran escala. Muy pronto
se convirtió en la principal arma ligera del Ejército soviético.La URSS primero
armó con el AK a sus aliados en Europa Oriental y luego lo exportó a todos los
continentes. A día de hoy se han fabricado a nivel mundial 100 millones de
ejemplares.El arma se puede sumergir en el agua y lanzar al barro sin que su
seguridad y fiabilidad se vean perjudicadas. El kaláshnikov adquirió gran
popularidad en todo el mundo y supuso el inicio de una nueva época en la
construcción de armas.Es el único fusil de asalto que figura en una bandera y
escudo nacionales, los de Mozambique, ya que gracias a esta arma el país logró
su independencia. Podemos ver su silueta también en el escudo de Zimbabue y en
el de Timor Oriental desde el año 2007. El AK-47 aparece igualmente en la
bandera de la organización islamista chií Hezbolá.
El fusil se
ha extendido tanto por todo el mundo que es el que más víctimas ha causado en
la historia de la humanidad.
Mijaíl
Kaláshnikov escribío en sus memorias: “A menudo me preguntan si estoy contento
con lo que me ha deparado la vida. Estoy contento. Estoy contento de haber
dedicado toda la vida a algo que era necesario para el pueblo. Claro, un arma
no es un tractor, una sembradora o un arado. Con un arma no se puede arar la
tierra ni cultivar cereales. Pero sin ella uno no podrá defender su tierra
natal, no podrá proteger la patria y a su pueblo”.