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27 diciembre, 2013

EL CERDO IBÉRICO


 Gerardo González Blanco                                                      ggonzalezblanco@yahoo.com

No, este artículo no se va a referir  a esa peculiar raza porcina que para delicia de los adoradores del jamón serrano medra en los robledales de Extremadura y Andalucía. Me voy a referir a la cáfila de malos gobernantes de España que con su cobardía y servilismo obsecuente con USA y sus lacayos europeos  causaron el desastre humanitario, político, económico, cultural y social que hoy vive el estoico pueblo originario de lo que en un tiempo se llamó el Sahara Occidental o Sahara Español, los hoy llamados Saharauis.
En 1884 las potencias coloniales decidieron “legalizar” las bárbaras ocupaciones que venían haciendo en prácticamente todo el inmenso  continente africano realizando en noviembre de ese año la infame Conferencia de Berlín, sobre todo para ponerse de acuerdo hasta donde llegaba la influencia de cada una de las potencias coloniales y así evitar “pisarse la manguera”. Esta canallada mereció un nombre  muy cruel pero descriptivo acuñado por los periodistas honestos de la época: “the rape of África”, que podríamos traducir como el enculamiento o sodomización de África, tal fue el ensañamiento de las potencias coloniales contra el inerme continente africano.(...)

La presa a repartir era inmensa y hubo para todos. Hasta las ya decadentes pero otrora  grandes potencias coloniales como Portugal y España les tocó su repele. España ya hacía tiempo que había perdido los inmensos dominios americanos y solo le quedaba una pequeña fracción del gigantesco “Imperio donde no se ponía el sol” que a los pocos años perdería a manos de los Estados Unidos en la desigual guerra de fines del siglo XIX.  Estrictamente hablando la influencia española en África se reducía a las minúsculas “Plazas de Soberanía” que comenzaron a establecerse desde el siglo XV: Canarias, Albarán, Ceuta, Melilla y otros pequeños enclaves cercanos al actual  litoral marroquí. Fue en 1883 cuando un curioso personaje ítalo-español llamado Eduardo Bonelli, quien era políglota, militar, topógrafo y sobre todo muy testarudo, andariego y aventurero, llevó la idea de establecer una especie de protectorado en la parte noroccidental de África donde desde hacía siglos se faenaba y se extraían minerales valiosos. El argumento era muy sencillo y todavía se utiliza cuando uno mas fuerte quiere joder al mas débil: “Esos son unos pegujales habitados por un poco de negros salvajes que no les dolerá si los corremos de allí”o como dijeron los nazi sionistas que invadieron a Palestina “Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”. Lo cierto es que el  muy tozudo Bonelli logró la aquiescencia tácita del entonces Primer Ministro español Antonio Córdova del Castillo. Eso fue suficiente para el emprendedor Bonelli quien ya en noviembre de 1884, muy a tiempo para la conferencia de Berlín, había establecido varios puestos coloniales con sus respectivas banderitas españolas. Bonelli preparó buena parte de la documentación que presentó España en la conferencia de Berlín para que la reconocieran como ocupante legítima  y dueña de todo el gran territorio que luego se llamó Sahara Español. Pero al poco tiempo Francia le quita a la fuerza la mitad oriental para formar esa monarquía títere y repugnante que es hoy Marruecos. España no dice ni pío y se queda con lo que le dejaron. Como ocupante colonial España no se diferenció de los otros países ocupantes. Fue racista, discriminativa y muy abusadora de su fuerza. Su infame Policía Colonial elimino y desapareció muchos de los líderes opositores. El ejército español sofocó a sangre y fuego cualquier intento de rebelión por parte de los saharauis quienes no obstante a su inferioridad armamentista, más de una derrota memorable le infligieron al ejército ocupante. En 1920 esta represión brutal se acentuó cuando la joyita de Millán Astray creó  y estableció en el Sahara Español la Legión Extranjera Española. Estos soldados profesionales notables por su dureza y crueldad eliminaron casi cualquier vestigio de resistencia. Y así llegamos a los años ´70 cuando ya era insostenible el papel de España como ocupante colonial y el régimen franquista hacía aguas por los cuatro costados. En  noviembre 1973 y como transformación y fusión de varios movimientos de resistencia anticolonial se crea el Frente Polisario quien de inmediato se convierte en el representante legítimo del pueblo saharaui reconocido hasta por la cabrona ONU y por España. Lo lógico era que el gobierno español de la época transara con el Frente Polisario la transferencia de poderes; pero no, los cerdos ibéricos del momento se chorrearon cuando el inmundo rey Hassan II fuertemente  apadrinado por EEUU y por  Francia, se le antojó decir que esa tierra pertenecía desde milenios a esa monarquía de ópera bufa que es el actual reino de Marruecos. De nada valió que la Corte Internacional de Justicia sentenciara tajantemente que ese territorio pertenecía a los pobladores originarios y que no había ningún vínculo de soberanía con Marruecos.  Los poderosos EEUU y Francia se hicieron los desentendidos y patrocinaron con mucho dinero, armamentos y asistencia militar al reyezuelo de Marruecos quien se empeñó en apoderarse del Sahara occidental por la fuerza.  En 1975 el ejército marroquí prácticamente  humilló al ejército español ya que fueron prácticamente expulsados de sus cuarteles. Luego se supo que  los cerdos ibéricos habían capitulado ante los poderosos, habían impartido órdenes de no presentar combate y aceptaron todas las barbaridades que luego se cometieron con la nación saharaui. El Polisario montó una encarnizada resistencia que por lo menos obligó a los mauritanos a retirarse para siempre del Sahara Occidental. Pero quedó Marruecos y sus padrinos EEUU y Francia.  Y me cuesta trabajo y muchísima arrechera decirlo: hasta ahora estos canallas tienen la sartén por el mango. El Frente Polisario ha derrochado valor en el combate y puso contra la pared el ejército marroquí pero se vio obligado a aceptar un cese al fuego por presiones de las otras potencias. Actualmente buena parte del pueblo originario saharaui vive como refugiado en enclaves urbanos precarios situados unos en Argelia y otros en la parte que el Polisario controla. Marruecos construyó con el apoyo de EEUU y Francia un muro de 2000 Km defendido con más de 2 millones de minas que partió en 2 al territorio en disputa, quedándose ellos con todo el litoral y las minas de fosfatos y otros minerales y dejándoles la parte más árida, desértica  e improductiva a los saharauis. Y es así que por la conjunción de los cerdos ibéricos, EEUU, Francia y el reino vasallo de Marruecos, la nación saharaui legítima propietaria de esa tierra vive en condiciones abyectas y en condición de refugiados ignorados piadosamente por el resto del mundo.