No,
este artículo no se va a referir a
esa peculiar raza porcina que para delicia de los adoradores del jamón serrano
medra en los robledales de Extremadura y Andalucía. Me voy a referir a la cáfila
de malos gobernantes de España que con su cobardía y servilismo obsecuente con
USA y sus lacayos europeos causaron
el desastre humanitario, político, económico, cultural y social que hoy vive el
estoico pueblo originario de lo que en un tiempo se llamó el Sahara Occidental
o Sahara Español, los hoy llamados Saharauis.
En
1884 las potencias coloniales decidieron “legalizar” las bárbaras ocupaciones
que venían haciendo en prácticamente todo el inmenso continente africano realizando en noviembre de ese año la
infame Conferencia de Berlín, sobre todo para ponerse de acuerdo hasta donde
llegaba la influencia de cada una de las potencias coloniales y así evitar “pisarse
la manguera”. Esta canallada mereció un nombre muy cruel pero descriptivo acuñado por los periodistas
honestos de la época: “the rape of África”, que podríamos traducir como el
enculamiento o sodomización de África, tal fue el ensañamiento de las potencias
coloniales contra el inerme continente africano.(...)
La
presa a repartir era inmensa y hubo para todos. Hasta las ya decadentes pero
otrora grandes potencias
coloniales como Portugal y España les tocó su repele. España ya hacía tiempo
que había perdido los inmensos dominios americanos y solo le quedaba una pequeña
fracción del gigantesco “Imperio donde no se ponía el sol” que a los pocos años
perdería a manos de los Estados Unidos en la desigual guerra de fines del siglo
XIX.
Estrictamente hablando la
influencia española en África se reducía a las minúsculas “Plazas de Soberanía”
que comenzaron a establecerse desde el siglo XV: Canarias, Albarán, Ceuta,
Melilla y otros pequeños enclaves cercanos al actual litoral marroquí. Fue en 1883 cuando un curioso personaje ítalo-español
llamado Eduardo Bonelli, quien era políglota, militar, topógrafo y sobre todo
muy testarudo, andariego y aventurero, llevó la idea de establecer una especie
de protectorado en la parte noroccidental de África donde desde hacía siglos se
faenaba y se extraían minerales valiosos. El argumento era muy sencillo y todavía
se utiliza cuando uno mas fuerte quiere joder al mas débil: “Esos son unos
pegujales habitados por un poco de negros salvajes que no les dolerá si los
corremos de allí”o como dijeron los nazi sionistas que invadieron a Palestina “Una
tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”. Lo cierto es que el muy tozudo Bonelli logró la
aquiescencia tácita del entonces Primer Ministro español Antonio Córdova del
Castillo. Eso fue suficiente para el emprendedor Bonelli quien ya en noviembre
de 1884, muy a tiempo para la conferencia de Berlín, había establecido varios
puestos coloniales con sus respectivas banderitas españolas. Bonelli preparó
buena parte de la documentación que presentó España en la conferencia de Berlín
para que la reconocieran como ocupante legítima y dueña de todo el gran territorio que luego se llamó Sahara
Español. Pero al poco tiempo Francia le quita a la fuerza la mitad oriental
para formar esa monarquía títere y repugnante que es hoy Marruecos. España no
dice ni pío y se queda con lo que le dejaron. Como ocupante colonial España no
se diferenció de los otros países ocupantes. Fue racista, discriminativa y muy
abusadora de su fuerza. Su infame Policía Colonial elimino y desapareció muchos
de los líderes opositores. El ejército español sofocó a sangre y fuego
cualquier intento de rebelión por parte de los saharauis quienes no obstante a
su inferioridad armamentista, más de una derrota memorable le infligieron al ejército
ocupante. En 1920 esta represión brutal se acentuó cuando la joyita de Millán
Astray creó y estableció en el
Sahara Español la Legión Extranjera Española. Estos soldados profesionales
notables por su dureza y crueldad eliminaron casi cualquier vestigio de
resistencia. Y así llegamos a los años ´70 cuando ya era insostenible el papel
de España como ocupante colonial y el régimen franquista hacía aguas por los
cuatro costados. En noviembre 1973
y como transformación y fusión de varios movimientos de resistencia
anticolonial se crea el Frente Polisario quien de inmediato se convierte en el
representante legítimo del pueblo saharaui reconocido hasta por la cabrona ONU
y por España. Lo lógico era que el gobierno español de la época transara con el
Frente Polisario la transferencia de poderes; pero no, los cerdos ibéricos del
momento se chorrearon cuando el inmundo rey Hassan II fuertemente apadrinado por EEUU y por Francia, se le antojó decir que esa tierra
pertenecía desde milenios a esa monarquía de ópera bufa que es el actual reino
de Marruecos. De nada valió que la Corte Internacional de Justicia sentenciara
tajantemente que ese territorio pertenecía a los pobladores originarios y que
no había ningún vínculo de soberanía con Marruecos. Los poderosos EEUU y Francia se hicieron los desentendidos y
patrocinaron con mucho dinero, armamentos y asistencia militar al reyezuelo de
Marruecos quien se empeñó en apoderarse del Sahara occidental por la
fuerza. En 1975 el ejército
marroquí prácticamente humilló al
ejército español ya que fueron prácticamente expulsados de sus cuarteles. Luego
se supo que los cerdos ibéricos
habían capitulado ante los poderosos, habían impartido órdenes de no presentar
combate y aceptaron todas las barbaridades que luego se cometieron con la nación
saharaui. El Polisario montó una encarnizada resistencia que por lo menos obligó
a los mauritanos a retirarse para siempre del Sahara Occidental. Pero quedó
Marruecos y sus padrinos EEUU y Francia.
Y me cuesta trabajo y muchísima arrechera decirlo: hasta ahora estos
canallas tienen la sartén por el mango. El Frente Polisario ha derrochado valor
en el combate y puso contra la pared el ejército marroquí pero se vio obligado
a aceptar un cese al fuego por presiones de las otras potencias. Actualmente
buena parte del pueblo originario saharaui vive como refugiado en enclaves
urbanos precarios situados unos en Argelia y otros en la parte que el Polisario
controla. Marruecos construyó con el apoyo de EEUU y Francia un muro de 2000 Km
defendido con más de 2 millones de minas que partió en 2 al territorio en
disputa, quedándose ellos con todo el litoral y las minas de fosfatos y otros
minerales y dejándoles la parte más árida, desértica e improductiva a los saharauis. Y es así que por la conjunción
de los cerdos ibéricos, EEUU, Francia y el reino vasallo de Marruecos, la nación
saharaui legítima propietaria de esa tierra vive en condiciones abyectas y en
condición de refugiados ignorados piadosamente por el resto del mundo.