Por Luis Fuenmayor Toro
En Maracaibo, grupos de personas prácticamente
asalta los automercados y se lleva muchos más productos de los que se permiten
por comprador, generando unas tánganas en las que se destruye mercancías y se
causan daños a los establecimientos. La intervención de la policía bolivariana
del Zulia, lejos de controlar la situación, incorpora a otro depredador, esta
vez uniformado y armado, que también sustrae las mercaderías más solicitadas. Todo
se produce en medio de una confusión, que hace desaparecer las normas
ciudadanas y fomenta las agresiones a personas y cosas.(...)
Por su parte, miembros corrompidos de la etnia
wayuu, organizados en lo que se ha dado en llamar los “bachaqueros”, practican
el contrabando de extracción de alimentos y gasolina, aprovechando los acuerdos
existentes entre las cooperativas indígenas de transporte y el gobierno, para
proveer de alimentos y otros productos a los integrantes de la etnia que viven
del otro lado de la frontera. Esta complicada situación demanda de funcionarios
inteligentes, muy preparados, honestos, conocedores de la realidad local, para
el enfrentamiento cabal de la situación, sin producir daño a las poblaciones
aborígenes existentes, pero sin permitir la ocurrencia de delitos amparados en
supuestos derechos ancestrales de los pobladores primitivos.
Con sus diferencias, se parece al caso de los
buhoneros caraqueños, quienes a cuenta de ser trabajadores informales
“humildes”, se permiten tomar casi por asalto los automercados caraqueños y
vaciarlos de productos básicos escasos, para luego venderlos con sobre precio
en determinados sitios de la capital. Se esconden detrás de que son “pueblo
pobre”, por lo cual habría que permitirles esa conducta delictiva, ya que en
ellos no sería delito pues son pueblo y el gobierno no está dispuesto a
meterlos en cintura. Como no está dispuesto tampoco a meter en cintura a los
motorizados que actúan como delincuentes, cuando se desplazan en las vías
públicas.
Si a los depredadores de automercados añadimos a
los “bachaqueros” del Zulia, los motorizados anarquizados y los “colectivos”
armados, suerte de misioneros del bien al estilo de Robin Hood, que enfrentan a
tiros a la Guardia Nacional, a las fuerzas policiales y a quienes se les
atraviesen, y los juntamos con los pranes de nuestras cárceles, transformadas
en híbridos entre la escuela militar y los internados católicos, por los deseos
de una ministro muy bien intencionada, tendremos la imagen completa de lo que
ocurre en la patria de Bolívar, hoy secuestrada en sus bases por depredadores
de distinto tipo, bachaqueros, buhoneros, motorizados, colectivos y pranes. Si
éste era el plan, han sido muy exitosos en su desarrollo.