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23 septiembre, 2013

Venezuela, "Tierra de Gracia", hallan deslumbrante cueva


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Marcos Salas
BBC Mundo

"Es como si hace millones de años Dios hubiese tomado plastilinas de colores y las hubiese amasado en este lugar".
El espeleólogo venezolano Freddy Vergara no oculta su emoción ante la maravilla cromática que testificaron sus ojos en marzo, tras el descenso a las profundidades de una enorme cueva en el cerro Auyantepuy, en la Gran Sabana, en el sureste de Venezuela.


No es un lugar cualquiera: se trata de una cueva de cuarcita -un tipo de formación rocosa de alto contenido de cuarzo- en las profundidades del tepuy, una estructura geológica en forma de meseta muy típica de la zona, a unos 1.500 metros por encima del nivel del mar.
Fue descubierta en marzo pasado -el equipo multidisciplinario conformado por venezolanos e italianos entró por primera vez el 13- y podría ser la más grande de su tipo en el mundo, aunque eso todavía está sujeto a comprobación.
No es la primera formación de este tipo que se descubre. Ya en la década de los años 70 fueron halladas otras similares en los tepuyes Autama o Sarisariñama.
La cueva se ubica en la cara este del Auyantepuy, mirando al valle de Kamarata y al valle de Kanavayén.
Fue el Correo del Caroní, un diario de Ciudad Guayana, en el estado Bolívar, el primer medio de comunicación que se hizo eco de la noticia.(...)
Desde el aire
La expedición fue llevada a cabo por el equipo venezolano Theraphosa -al que pertenece Vergara- y el italiano La Venta luego de que una abertura fuese divisada por primera vez en 2011 por el piloto venezolano Raúl Arias, a bordo de un helicóptero.
"
Fuimos a explorar, con la grata noticia de que era un monstruo lo que había allá abajo. Te quedas sin palabras de solo verlo."
Freddy Vergara - Espeleólogo del grupo Theraphosa
"Ya he detectado varias desde el aire", le explica Arias a BBC Mundo. "Cuando veo formaciones extrañas, aberturas o posibilidad de aberturas, doy vueltas en el aire para determinar bien de qué se trata. Aún quedan por explorar al menos seis cuevas que he divisado".
Arias es un capitán con más de 23.000 horas de vuelo en helicóptero. Trabaja con turistas, documentalistas, exploradores y hasta famosos. Le ha pilotado al actor Harrison Ford, quien alguna vez fue a Venezuela a conocer las maravillas naturales de esta parte del país.
Arias bajó a la cueva como invitado especial, unos 250 metros. Describe lo que vio como "un impresionante mundo de cascadas, de lagos, de guácharos y estalactitas de colores" que se ven sólo con luz artificial, pues de otra forma hay oscuridad total.
Dos años después se realizó la expedición. La profundidad es de unos 180 metros desde el lugar de ingreso hasta el punto más bajo del descenso. Fue un trayecto complicado: el primer tramo, unos 60 metros, se hizo por medio de cuerdas -rapel- entre grietas y precipicios. El resto lo hicieron a pie.
En total, la travesía duró 15 días. Participaron 14 personas, siete italianos y siete venezolanos.
"Fuimos a explorar, con la grata noticia de que era un monstruo lo que había allá abajo", le dice Vergara a BBC Mundo. "Te quedas sin palabras de sólo verlo".
Nombre indígena
La cueva fue llamada Imawarí Yeutá, nombre indígena que designa a una especie de duende y protector de la montaña en la mitología de la etnia pemón.
El espeleólogo explica que lograron topografiar un total de 15 kilómetros con 450 metros, aunque -según sus cálculos- la cueva podría tener unos 25 kilómetros en total. Hay salas que miden 130 metros de ancho por 200 metros de largo.

En la sala bautizada Saúl Gutiérrez hallaron una especie de pájaro guácharo de comportamiento no conocido.
Ya se ha dicho que esta formación no es una cueva cualquiera, no sólo por sus dimensiones sino por su composición mineral.
La formación rocosa de los tepuyes es de piedra compacta, las más fuertes y antiguas de todo el planeta, explica Vergara.
Hasta hace unas décadas en la comunidad científica se pensaba que con este tipo de roca, la cuarcita (un tipo de sílice), no se formaban cuevas. Es muy dura, muy compacta y fuerte en su estructura, prácticamente cristales. No se erosiona tan fácilmente con el agua.
El espeleólogo establece una diferencia con las formaciones de carbonato de calcio, como las Cuevas del Guácharo (estado Monagas, en el oriente de Venezuela) u otras que fueron fondos marinos y cuya estructura es de carbonato de calcio, constituido por barro, arcilla, conchas marinas y calcio.
En estas formaciones las cuevas se produjeron por la erosión del agua y el viento, principalmente.
Sólo para dar una idea, Vergara dice que si la erosión de cien metros de carbonato de calcio toma cien años, el cuarzo se erosiona un metro en un siglo.
Origen bacteriológico
En el caso de Imawarí Yeutá, se trata de una cueva de origen bacteriológico.
"Se producen por la acción de bacterias extremófilas (que viven en condiciones extremas), que de cierta forma logran debilitar el núcleo de la cuarcita, lo arenizan y hacen que se erosionen y formen estas estructuras maravillosas, vivas".
Y lo de "viva" no es metafórico: todas estas bacterias son autotrofas, es decir, tienen la capacidad de alimentarse a sí mismas. Son seres vivos dentro de una cueva.
Dentro de sus cámaras, salones y galerías, entre colores azulados, rojos, amarillos, púrpuras -producto de la mineralización- evoluciona la vida por aislamiento. La diversidad natural que hay en los tepuyes (insectos, plantas, aves) sólo existe ahí.
Por ejemplo, en sala Saúl Gutiérrez -llamada así en homenaje a un biólogo venezolano que dedicó su vida a especies animales en peligro de extinción- los exploradores hallaron una especie de pájaros guácharos (en el suelo, que mostró un comportamiento no visto antes por la ciencia.
Vergara arriesga a decir que en estas formaciones podría estar la "génesis del planeta".


¿Por qué Imawarí Yeutá es tan especial?


www.barinas.net
Se trata de una cueva de cuarcita, un tipo de formación rocosa de alto contenido de cuarzo- en las profundidades del tepuy. La cueva se ubica en la cara este del Auyantepui, mirando al valle de Kamarata y al valle de Kanavayén. La profundidad es de unos 180 metros desde el lugar de ingreso hasta el punto más bajo del descenso. Explican los miembros del equipo explorador, liderado por el espeleólogo venezolano Freddy Vergara,  que el trayecto fue complicado, pues el primer tramo, unos 60 metros, se hizo por medio de cuerdas -rapel- entre grietas y precipicios. El resto lo hicieron a pie. En total, la travesía duró 15 días. Participaron 14 personas, siete italianos y siete venezolanos. El espeleólogo explica que lograron topografiar un total de 15 kilómetros con 450 metros, aunque -según sus cálculos- la cueva podría tener unos 25 kilómetros en total. Hay salas que miden 130 metros de ancho por 200 metros de largo. Entre el equipo hizo el viaje un biólogo, cuya tarea era recolectar muestras de la actividad biológica del lugar, así como un geólogo debía documentar la antigüedad de la formación. Al respecto, algunas de las conclusiones son sorprendentes, uno de los hallazgos que impactaron fue una especie de guácharo hasta ahora desconocida, con un comportamiento muy distinto al de sus primos de otros sistemas de cuevas, como la Cueva del Guácharo, los científicos están seguros que allí hay fauna y flora desconocida por el hombre, se trata de especies que podrían tener millones de años totalmente inalteradas por el aislamiento.
 
En cuanto a la antigüedad, tomando en cuenta que esta zona ostenta edades entre los 2000 y 5000 millones de años, la zona más antigua del planeta, los científicos creen que Imawarí Yeutá podría ser la cueva más antigua del mundo, si temor a equivocarse, afirman que aquí definitivamente se produjo el origen del mundo. Pero eso no es todo, desde el aire han podido divisar al menos seis cuevas totalmente inexploradas, nadie imagina lo que podría haber allí. En cuanto a la formación de Imawarí Yeutá, su origen es bacteriológico.
Origen bacteriológico
Explica el equipo que se producen por la acción de bacterias extremófilas (que viven en condiciones extremas) que, de cierta forma, logran debilitar el núcleo de la cuarcita, lo arenizan y hacen que se erosionen y formen estas estructuras maravillosas, vivas. Y lo de “viva” no es metafórico: todas estas bacterias son autotrofas, es decir, tienen la capacidad de alimentarse a sí mismas. Son seres vivos dentro de una cueva. Dentro de sus cámaras, salones y galerías, entre colores azulados, rojos, amarillos, púrpuras -producto de la mineralización- evoluciona la vida por aislamiento. La diversidad natural que hay en los tepuyes (insectos, plantas, aves) sólo existe ahí, en ninguna otra parte del mundo existe esta clase de ecosistema.

Otros científicos del mundo impactados por el hallazgo, se han contactado con espeleólogo Freddy Vergara para seguir explorando la cueva y tratar de acceder a las que divisaron en sobrevuelo. Sin embargo, como se sabe, la Gran Sabana y el Parque Nacional Canaima, son zonas protegidas, no sólo por el Estado venezolano, sino también por la Unesco, que declaró en 1994 a la Gran Sabana y Canaima Patrimonio de la Humanidad, lo que hace que esta zona no pueda ser alterada, por eso los requisitos de confirmación científica exigidos para ascender a los tepuyes son estrictos, de más está recalcar que no está permitido ningún experimento que arriesgue la vida del ecosistema, el trabajo científico que se hace allí consiste en clasificar nuevas especies, nuevos minerales y seguir indagando en la geología del planeta, con un objetivo: preservar. Así que celebremos este descubrimiento que reafirma a la Gran Sabana como uno de los lugares más hermosos del mundo y que confirma que esta tierra es “tierra de gracia”. ¡Saludos!