Walt Elías Disney, el hacedor de fantasias
Se
cumplen 111 años de la muerte de aquel hijo de granjero, de antepasados
irlandeses y de quien se cree fué español y adoptado por los Disney; el hombre
más recompensado por la Academia: 60 nominaciones y 26 Oscar, principalmente
por sus cortos de animación.
“Mortimer”
le puso como nombre al más famoso ratoncito animado al que su esposa renombró
Mickey y al que dobló la voz durante varios años.
Disney
fue aquel joven que se pasaba horas en el bosque observando animales para
dibujarlos luego en su cuaderno.
Fue el mismo que inventó la cámara multiplano, capaz de sugerir
profundidad de campo para simular lejanía utilizada por vez primera en
Blancanieves y los siete enanitos. El que trabajó con Dalí en Destino, una
película de dibujos animados con tintes surrealistas que pretendía narrar una
bella historia de amor y remarcar la importancia del tiempo. Walt introdujo el
®Technicolor (tecnologia de color en las películas usada actualmente) para la
producción de Silly Symphonies (Sinfonías tontas). Walt Elías Disney es según
muy bien definió el Dr. De Vries “una de las grandes figuras del siglo XX y que
quizás ha tenido el mayor impacto en los pensamientos, emociones y
comportamientos de los niños de todo el mundo…”.
Dejó
de trabajar en el desarrollo de Disneyworld en 1966, cuando se le diagnosticó
un cáncer de pulmón, era un fumador empedernido. Falleció el 15 de diciembre de
1966 a los 65 años. Poco después
de su muerte surgió el rumor de que su cuerpo había sido crionizado hasta el
momento en que los avances científicos pudieran devolverlo a la vida pero hay
constancia tanto de la muerte de Disney como de su posterior incineración en un
ámbito estrictamente privado.
Sueños
...
Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar...
decidí no esperar a las
oportunidades sino yo mismo buscarlas,
decidí ver cada problema
como la oportunidad de encontrar una solución,
decidí ver cada desierto
como la oportunidad de encontrar un oasis,
decidí ver cada noche como
un misterio a resolver,
decidí ver cada día como
una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi
único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la
única y mejor forma de superarnos.
Aquel día dejé de
temer a perder y empecé a temer a no ganar,
descubrí que no era yo el
mejor y que quizás nunca lo fui.,
Me dejó de importar
quién ganara o perdiera;
ahora me importa
simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo
difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor
triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien «Amigo».
Descubrí que el amor
es más que un simple estado de enamoramiento,
«el amor es una filosofía
de vida».
Aquel día dejé de ser un
reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de
este presente; aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino
de los demás.
Aquel día decidí
cambiar tantas cosas...
Aquel día aprendí que
los sueños son solamente para hacerse realidad.
Desde
aquel día ya no duermo para descansar... ahora simplemente duermo para soñar.