En esta semana los venezolanos y el mundo entero
pudimos oir a nuestro presidente decir que su opositor para las próximas elecciones presidenciales del
7 de octubre, Henrique Capriles Radonski, no tenía “ni un pelo en un cojón”
para admitir que estuvo involucrado en el golpe del 2002 propinado a Hugo
Chávez Frías.
Y es que “El Majunche” como también lo llama el
presidente, no tiene uno, sino varios “pelos” que al parecer molestan y
mucho. Un “pelo” es que este
abogado de 39 años nunca ha perdido ninguna elección a las que se ha
presentado. Con una carrera
meteórica, Henrique Capriles fué parlamentario, alcalde y gobernador. Con apenas 26 años fué presidente de la
ya extinta Cámara de Diputados (...)
Otro “pelo” y grande, es que este nieto de judíos,
que se dice Católico y “Mariano”, motivó junto con el resto de los
participantes (dos de cada tres votos fueron para él), a la movilización de más
de 3 millones de venezolanos en las elecciones
internas, inéditas para un bloque opositor, que solía estar fracturado y que
supera así el miedo a hacer oposición. Esa cifra representa nada menos que el 16% del padrón
electoral, más de la mitad de los votantes de oposición en las parlamentarias
de 2010 y es superior a la cifra que en el mismo año el PSUV obtuvo en sus
primarias: unos 2,5 millones, según los datos que ofreció en su momento el
propio partido de gobierno.
El “pelo” grueso es que Capriles no representa una
vuelta al pasado sino una renovación: el chamo “huele a nuevo”. El discurso de Capriles es constructivo, de
inclusión, de reconciliación nacional y con el propósito de “resolver
problemas” en vez de crearlos y lo que más duele, es que su “discurso” se ha
convertido en “echos” contantes y sonantes en su buena gestión en el estado
Miranda.
Pero el “pelo” más incrustado, es que
hasta los momentos, “el bobo” no se ha subido al rin con Hugo Chávez y esto
“crispa” al comandante, que tiene en la confrontación, su carta más fuerte.
Cara al 07 de octubre puedo decir que las encuestas
indican que Chávez es una opción atractiva para más de la mitad de los
venezolanos y es sin duda un liderazgo difícil de
batir; tiene además dinero, maquinaria estatal, amplio control sobre los
medios de comunicación, entre muchas otras cosas; pero Henrique Capriles, que se define ahora como “progresista” y de “centro -
izquierda”, de quien se dice es un trabajador incansable, de lo que no tengo
ninguna duda sin haberle bajado los pantalones, es que “tiene muchos pelos y
tremendos cojones”.
María
Gallegos