La vida del Sr. Carlos Gonzalez no ha podido ser mas trágica desde que lo despidieron de SEMAL, recordemos que fue echado a la calle por unos supuestos directivos sindicales que realmente son unos usurpadores, esto ocurrió después de 16 años continuos de trabajo, sin prestaciones, ni vacaciones ni siquiera le gestionaron un seguro social para que en su vejez le otorguen una pensión. No les importó que este señor tenia enferma a su esposa de gravedad, y al cual le enviamos nuestras condolencias porque la señora murió el 24 de febrero (cuatro meses después de que lo dejaron sin trabajo). A nuestro amigo Carlos ni siquiera lo quisieron ayudar para enterrar a su esposa pese a que la señora Alicia, quien es conocida entre nosotros como la vendedora de café, intentó convencer a la señora Doris Tami para que lo ayudara económicamente por el sindicato. Frente a cosas como estas uno se pregunta ¿si no apoyaron a una persona que le sirvió casi toda una vida que pueden esperar el resto de los afiliados al sindicato?
En Miranda se está cocinando una estafa como la de Magdaleno
Como todos sabemos en el mercado de Miranda los consejos comunales le quitaron el control a los de SEMAL, pero como siempre ocurre aparece alguien que quiere ser más vivo que los demás, se comenta que hay una “mano pelua” entre los que cobraban por SEMAL y un funcionario de la alcaldía que pretenden mover el mercado para otro sitio, todos saben que lo que buscan es recuperar la “teta” que perdieron. El llamado es a los trabajadores para que se mantengan firmes a lado de la comunidad y que no permitan que los cambien para otro sitio sin saber cuales son los intereses que mueven estos cambios. En Magdaleno ocurrió lo mismo y al final nos quedamos sin mercado.
Central Tacarigua no escapa de las malas coordinaciones
Los vecinos de esa comunidad han estado colocando negocios a diestra y siniestra y estos, por supuesto, perjudican a los expendedores que trabajan los lunes, muchos de ellos ya están sin trabajo y los coordinadores nada de resolver el problema, se lavan las manos manifestando que no pueden hacer nada y la opción que les dan es mandarlos para un terreno donde no hay ni ventas ni permisos.
