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25 marzo, 2011

CARABOBO: VERTEDERO DE LA GUÁSIMA O UN LARGO CAMINO DE INEFICIENCIAS



Desde hace décadas los habitantes del municipio Libertador de Carabobo, esperan una solución palpable y efectiva que dignifique a los trabajadores del relleno sanitario y respete al medio ambiente y los vecinos de la jurisdicción.

Si alguien se pone a investigar sobre el vertedero de La Guásima en el municipio Libertador de Carabobo, puede remontarse a 3,4,5 ó 6 años y hasta más de muchas informaciones, declaraciones de diputados, alcaldes y funcionarios ministeriales sobre el diagnósticos y soluciones, pero hasta la fecha, el relleno sanitario sigue siendo una muestra oprobiosa de la ineficiencia.
Desde hace unos días, se registró un nuevo incendio que mantiene, no solo al sector de la Guásima sino a todo el municipio Libertador, sumido en humos tóxicos y terribles olores, sin que nadie haya dado aún una solución palpable a corto, mediano y largo plazo.

Daños al ambiente y a los ciudadanos
Para no ir muy lejos, en octubre del año 2009, una comisión de la Asamblea Nacional, encabezada por el diputado Fernando Vásquez, miembro de la Subcomisión de Gestión del Ambiente constató, entre otras cosas, que el vertedero de la Guásima contaminaba los pozos profundos se agua que surten las comunidades aledañas al basurero.
El daño se produce en el Caño El Toro, de donde se surten de agua los habitantes de Tocuyito y –según señaló el parlamentario- el vertedero significa un problema de salud para muchas personas que viven del negocio de la basura.
Un tiempo después, el diputado regresó a la Guásima, pero esta vez con Carmen Álvarez, alcaldesa de Libertador y ambos declararon a la presa que debe optimizarse la recolección y disposición final de los desechos sólidos y se deben implementar políticas para dignificar a quienes viven de esta labor.

Correr la arruga
El vertedero de la Guásima recibe basura de Libertador, Valencia, Naguanagua, San Diego y Los Guayos y pareciera para los alcaldes, ministros y grupos ecológicos sentarse a trabajar es una labor imposible.
Mientras tanto, los ciudadanos sufren las consecuencias, en no pocas ocasiones, los habitantes de Libertador han manifestado y cerrado las puertas del vertedero, sin ser escuchados. También en diversas oportunidades los funcionarios han corrido la arruga sin asumir responsabilidades. Mientras tanto, no se firma la mancomunidad que los involucre en el problema y en la solución.

Años de espera
Un promedio de 400 hombres, mujeres y niños, laboran en el vertedero, separando los desechos que se pueden reciclar y separar, es decir plásticos, vidrio, cartón, aluminio para su posterior venta. Entretanto vecinos, dicen llevar décadas aguantando olores putrefactos sin ninguna mejora.
Quien fuera alcalde de Libertador para septiembre de 2008, Argenis Loreto, anunció en rueda de prensa con bombos y platillos, el inicio de las operaciones para cerrar, en un futuro cercano, La Guásima. Se dijo, en aquel entonces que las obras se culminarían en un año y medio o dos.

Este proyecto se inició con 5,5 millones de bolívares fuertes, aportados por el Gobierno Nacional para la construcción de un galpón de tres mil 600 metros de llegarían camiones a descargar desechos que luego pasarían por una correa transportadora para ser separados por los trabajadores, mientras que los desechos finales serán depositados en una por donde se evacuarían los gases producidos en el proceso de descomposición.

El tiempo apremia
No se ha firmado una mancomunidad y las obras que se realizan en el vertedero no se culminan. El alcalde de Valencia, Edgardo Parra dice que todo esta controlado en la Guasima, parece ser que el burgomaestre no se ha pasado por allí. En otras latitudes científicos, grupos ecológicos y gobernantes sacan el mayor provecho económico y medioambientalista a la basura. Libertador y en otros 4 municipios carabobeños, esperan por una solución que dignifique al ser humanos y que no cause daños al ecosistema. ¿Podrá lograrse esto en la Guásima?