
Elisa Alicia Lynch nació en 1835, en Cork (Irlanda) a los doce años, se entera de la muerte de su padre en China, durante la guerra de opio, que hacían los países colonialistas de Europa contra ese país asiático.
En las pascuas de 1850, a sus quince años, su hermano John le presenta un francés: Charles- Xavier de Quatrofages, que “se inflama por ella como un puñado de paja”. Cirujano militar de tres galones, él tiene treinta y siete años, aunque aparenta cincuenta. A esa edad, Elisa no tiene si no una idea en la cabeza: partir, abandonar esa familia que no es más la suya después que un cierto José Kinkley reemplazó a su padre muerto. Ella no duda un instante: El 3 de junio siguiente se celebra el matrimonio en Dublín. Dos días después va a París donde la fascinan los bulevares, museos, la ópera, una vida nueva. Pero Quatrefages es destinado al ejercito en África. Elisa decide seguirlo, esperando que ese nuevo extrañamiento le permitirá “cortar sus cadenas” por segunda vez, como ella dice precisando: “No sé si amo al hombre con quien duermo”.
Sigue, sin embargo, a su marido en kabilia, en la terrible expedición genocida del General Arnaud Leroi de Sait Arnaud, incendiario de tiendas, masacrador de mujeres y de niños. Poco tiempo pasó Elisa en este infierno.
Pero el fin del capitulo se aproxima. Casada en Dublín sin que Xavier de Quatrefages haya solicitado permiso para ello a sus jefes, Elisa no lo ésta a los ojos de los reglamentos militares franceses. A fines de Agosto de 1853, ella abandona Argelia y desde Marsella escribe al marido incierto: “Yo recupero mi libertad”. Tres años de vida en común nos han dejado extraños el uno para la otra”... Se la encuentra entonces un mes en casa de su madre en Londres, luego en octubre en Paris, en donde alquila un modesto alojamiento en la cité Rodiex: Un piano, una biblioteca, y en los muros los retratos de Liszt, Chopin, Meyerbeer, Rossini.
¿Cuándo y dónde Elisa Alicia Lynch encontró aquél que iba a ser el hombre de su vida? Francisco Solano López, por entonces con 28 años, general, enviado a Europa como embajador plenipotenciario de su padre Carlos Antonio López, presidente de la “Republica del Sur, el Paraguay, una e indivisible”. Según las memorias de Elisa, es el 28 de febrero de 1854, en un baile oficial en las Tullerias, en donde Napoleón III la presenta como “una de nuestras reinas por su belleza”. Pero como se lo recuerda esa noche el joven paraguayo que acaba de asistir, en Longchamp, al costado del Emperador, a una revista de las tropas, ellos se habían visto ya, compañeros de viajes, por casualidad, en el tren de Londres, Paris, algunos meses antes. Para otros biógrafos, entre ellos Maria Concepción L. De Chaves, el episodio fue mucho más romántico, y el golpe de gracia data de otro baile. En el palacio del gobernador de Argelia, en el cual el plenipotenciario del Paraguay había sido invitado. Un vals, una baranda del lado del jardín, un guante blanco de Elisa que cae hacia abajo en la zarza... y alguien baja a recuperarlo... así nace, sin dudas, las fotonovelas color rosa.
En Julio, Elisa esta encinta y Francisco Solano en el colmo de la alegría. Ella le seguirá al Paraguay. En realidad ella parte tres semanas antes que él, el 10 de noviembre de 1854. Para su regreso debe esperar el navío de guerra Tacuarì , que adquirió para su país en Inglaterra. Ella embarca en Burdeos en el Ville de Marseille, antes de partir para Asunción, donde espera a Francisco. Es en Buenos Aires que va a nacer el hijo primogénito, también Francisco, pero Panchito, en el Hotel del Louvre.
Elisa desembarca sola, con su bebe, en el puerto de Asunción, un pueblo sorprendente. Un país, todos los testigos de es época lo confirman, incluidos los màs encarnizados difamadores, en el cual no había mendigos, ni desocupados, ni prostitutas. Tampoco iletrados. Y nadie llaveaba sus puertas, pues no existían ladrones. El país más prospero de América Latina en esa época. Ha vivido él bajo el gobierno del Supremo Dictador*. Desde 1811, este hombre sorprendente, de una cultura excepcional, es el líder incontestado de la independencia, su campeón intransigente…. nutrido de Jean –Jacque Robespierre, incorruptible como él, realiza en 1822 la primera reforma agraria real de América Latina, adjudicado a los campesinos y a las Estancias de las Patria, cooperativas del Estado, las tierras de los latifundistas. Prohíbe la entrada de capitales extranjeros, confisca los excesos de riqueza de la iglesia en 1828 y, el mismo año – màs de medio siglo antes que Jules Ferry – crea la enseñanza laica, gratuita y obligatoria. En ese tiempo, el Paraguay producía para satisfacer sobradamente, las necesidades de la población, mientras que el Estado, controlando todo el comercio exterior, exporta madera, maíz, yerba mate, mandioca, algodón, etc.
Muerto el dictador Supremo en 1840, Carlos Antonio López es elegido presidente de la Republica. Es en esos años (1845) que el presidente Carlos Antonio López envía a Europa a su hijo Francisco Solano, ascendido a General luego de intensos estudios clásicos y militares. Elisa Alicia Lynch llegará a Asunción, precedida de una escandalosa reputación. El hombre que la ama y que por ella desafía la opinión mundana no podría ni desposarla – para la iglesia y sus fieles, sobre todo la aristocracia, ella esta requetecasada con Xavier Quatrefages- ni vivir en la misma casa, ella deberá enfrentar el desprecio bilioso de la sociedad hacia la extranjera rubia, la amante importada, la aventurera, hasta la puta francesa.
Lo más amargo para ella será la acogida glacial de la familia de Francisco Solano, comprendido su padre presidente. Este, poco tiempo después de su llegada, quizo sin embargo, verla. La recibió no en su palacio Presidencial si no en Trinidad, en la vieja estancia de la familia López, a dos leguas de Asunción. Una entrevista cortés pero terriblemente distante y precisa: “viéndola, señora, comprendo a mí hijo. Pero el amor no está hecho para los hombres de estado. Un día Francisco Solano será llamado para reemplazarme… siento decirlo señora, pero su presencia en Asunción es un tema de escándalo y de critica para nuestros enemigos de Buenos Aires, quédese en Asunción, sin ruidos. He dado ordenes. Su nombre no será jamás pronunciado oficialmente, yo no la conozco”.
Francisco Solano López es elegido Presidente de la Republica, luego de la muerte de su padre, Europa acaparada por los remolinos y las pasiones venida de la guerra de Crimea, de la expedición Francesa a México, de las conquistas coloniales del Senegal, de Nigeria, Dahomey, de Cochinchina, de la guerra de secesión de America del Norte e, inclusive, de los primeros milagros de Lourdes en esta región del mundo, el Paraguay se sentía amenazado por las Ambiciones del Capital Británico. en sus fronteras hormigueaban los agentes de la reina Victoria y de la city de Londres, sobretodo alrededor de los jacobinos a medias de Buenos Aires y en las avenidas del poder en Río de Janeiro.
El 3 de Febrero de 1865, el Presidente argentino Bartolomé Mitre no disimula porqué hay que hacer la guerra al Paraguay. El mismo evoca claramente el traslado de la Triple alianza, que no obstante no será firmado sino el 1º de Mayo, tres meses mas tarde. “La Republica Argentina, dice, debe necesariamente aliarse al Brasil para derribar la abominable dictadura de López- es necesario un argumento democrático- y abrir al comercio del mundo esta espléndida y magnifica región que posee los productos tropicales mas variados y ríos navegables para explorarlos….”
Ya en tiempos de Carlos Antonio López, en 1853, el Paraguay había sido amenazado por una intervención de los marines de los Estados Unidos “para proteger los intereses de los ciudadanos norteamericanos” y el navío U.S Water Witch rondaba poco después por el Alto Paraguay para realizar exploraciones “científicas”.
(Esta historia continuará en la próxima edición)
de un texto de Georges Fournial
*Se refiere a José Gaspar Rodríguez de Francia: (Asunción, 1766 - 1840) Estadista paraguayo, conocido como El doctor Francia. Fue supremo dictador del país durante 26 años (1814-1840) y que, con su fuerte e inusual personalidad, ayudó a la forja de la nación paraguaya. Bajo su gobierno, el país se volvió prácticamente autosuficiente, pues el contacto con el exterior estaba muy limitado, salvo un modesto comercio con Brasil.