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22 junio, 2010

En Carabobo comenzó la cosa: ¿VOLVEMOS AL PUNTOFIJISMO?

Unidad de Investigación Política de ETP

(Viene de portada) De alguna manera, esto pudiera ser también un intento de generar conflictos en la oposición, aupando liderazgos diferentes a los ya tradicionales de AD y Copei.
La actitud de los sectores opositores también conduce a la conclusión de que hay un entendimiento con el chavismo. Por ejemplo, lució sospechosa la posición adoptada frente a la aprobación de la Ley de Procesos Electorales, prácticamente los dirigentes de oposición se hicieron los locos ante la abierta violación de la Constitución Nacional, ante la negación de los derechos de las minorías. Tanta pasividad ante esa aberración, tanto silencio en torno a un hecho perturbador del ejercicio democrático, resulta extraño, a menos que se espere un beneficio.
La reedición del puntofijismo tiene entre sus propósitos crear una falsa polarización gobierno-MUD, dos polos que resultan afectados por un amplio segmento de la población que por decepción y frustración no quieren votar por el oficialismo y ni por el nefasto pasado de AD y Copei. En una reciente declaración de julio Borges, publicada en el diario Últimas Noticias, se evidencia con claridad el plan. “Sólo hay dos caminos: el blanco o el negro, el marxismo o la economía social de mercado. Aquí no hay grises”, dijo el dirigente de Primero Justicia; planteamiento que coincide, plenamente, con el reiterado discurso de Chávez, curioso, ¿no?

Puntofijismo en Carabobo: Ameliach - Salas

En Carabobo se habla desde hace bastante tiempo de una relación especial entre el PSUV y Proyecto Venezuela, concretamente entre el grupo representado por Francisco Ameliach y el jefe del partido amarillo, Henrique Salas Römer. En diferentes procesos electorales se ha afirmado que ha funcionado el pacto rojo-amarillo, como la expresión popular, “vamos queme”, es decir “esto es lo tuyo y esto lo mío”.
En cierta época el pacto se dio con el ex alcalde Francisco Cabrera, a quien el gobierno nacional le hizo muchas concesiones. Se dijo en esa oportunidad que el padrino de Paco Cabrera fue Luis Miquilena, en ese entonces con altísima influencia en el presidente Chávez.
El indicio más claro del funcionamiento del puntofijismo en Carabobo fue lo que ocurrió en las últimas elecciones para alcalde del municipio Valencia. El compromiso de Salas Römer fue debilitar a la oposición, dividirla para favorecer al candidato del PSUV, así ocurrió, Proyecto Venezuela presentó una candidatura para restarle votos a un candidato opositor pero que no tenía su venia, Miguel Cocchiola, y el ganador fue el pesuvista Edgardo Parra. A cambio, el PSUV, cuyo candidato a la gobernación era una pesadilla, no tendría problema en reconocer el triunfo de Salas Feo.
Ese reparto concertado se ha repetido en diferentes alcaldías, concejos municipales y en la elección de los diputados del Consejo Legislativo, donde era costumbre que uno de los sectores gane la mayoría de los circuitos y el otro se apropie de toda la lista, sin dar chance a más nadie, como en los buenos tiempos de AD y Copei.
También hay que resaltar la conducta de los diputados del PSUV en los medios de comunicación, allí se muestran muy beligerantes, pero en la práctica permiten que Salas Feo actúe a sus anchas, le dan puerta franca a los gastos escandalosos que tiene el gobernador en publicidad, avisos a todo color en medios nacionales con cifras millonarias.
Y en la última interpelación en la Asamblea Nacional que se le hiciera al gobernador Salas por el caso del despido masivo de maestros interinos de la Secretaría de Educación, la conducta de los diputados del PSUV fue totalmente complaciente, eso extrañó a todos. En ese conflicto de los educadores los diputados pesuvistas no pusieron ningún empeño en atacar a Salas. El mismo representante del gremio magisterial, Pablo Véliz, se quejó públicamente de la posición asumida por los dirigentes de su partido.
Ya no hay dudas. Volvió el puntofijismo.





EL PACTO DE PUNTO FIJO
El Pacto de Punto Fijo fue un acuerdo entre Acción Democrática (AD), Copei y Unión Republicana Democrática (URD), firmado el 31 de octubre de 1958, pocos meses después del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez y antes de las elecciones de diciembre de ese mismo año.
El objetivo del pacto era conseguir la sostenibilidad de la recién instaurada democracia, mediante la participación equitativa de todos los partidos en el gabinete ejecutivo del partido triunfador.
Los firmantes del pacto fueron Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Gonzalo Barrios (AD), Jóvito Villalba, Ignacio Luis Arcaya y Manuel López Rivas (URD) y Rafael Caldera, Pedro del Corral y Lorenzo Fernández (COPEI), reunidos en Caracas, en la residencia de Caldera, de nombre Puntofijo. El ganador de las elecciones realizadas en 1958 fue Rómulo Betancourt.
Se dejó fuera de este pacto al Partido Comunista de Venezuela, uno de los principales partidos que luchó contra la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. La marginación del PCV del pacto se debió, según algunas opiniones, a la dinámica de la Guerra Fría, el rechazo a ese partido por parte de la Iglesia y de COPEI, y una especial animadversión de Betancourt contra el mismo.
URD se retiró del pacto en 1962 por estar en contra de la política exterior venezolana de Rómulo Betancourt, que buscaba sanciones contra Cuba en la Organización de Estados Americanos. Por este motivo Betancourt, invitó al partido Integración Republicana (IR) a formar parte del acuerdo.
El pacto creó un bipartidismo entre AD y COPEI (URD perdió influencia progresivamente en el sistema), aunque "legalmente" sólo duró hasta el primer gobierno de Rafael Caldera, en la práctica se mantuvo hasta 1999, cuando accedió a la presidencia Hugo Chávez, lo que significó el desplome político de dichos partidos y el fin real del llamado sistema puntofijista.