Giuseppe Pipitone
Manteleros al ataque. Si la alcaldía del municipio Libertador creyó que los buhoneros se quedaría tranquilos y que no saldrían a vender su mercancía, pues se pelaron. Aunque les pongan miles de efectivos policiales patrullando las calles de Caracas, ellos se las ingeniarán para poder vender alguito. Los puntos neurálgicos donde se pone de manifiesto esta situación son los bulevares de Catia y de Sabana Grande. En temporadas decembrinas las cosas se ponen color de hormiga, pues los informales necesitan aprovechar, como todos, las altas ventas que presenta esta fecha. Pero la situación ya es insoportable. Ya da miedo caminar, porque a cada momento se presenta una corredera despavorida, por la acción de los policías y muchas veces les quitan las mercancías a los buhoneros para revenderlas o, simplemente, para evitar gastos en regalos familiares. Esto es toda una sinvergüenzura. Esto ha ocasionado que muchos manteleros se alcen y se enfrenten con la “autoridad”, pues, si bien es cierto que está prohibido vender en esos lugares, también es cierto que la pelazón que vive esa pobre gente los lleva a tomar esa decisión. Espero que la nueva Policía Nacional no venga con esas mañas del pasado que heredó esta quinta República. Que haga justicia y rindan honor a sus uniformes y a su patria: Venezuela.
Mucho cuidado a la salida del Metro. Mis amados lectores, ustedes pensarán que tengo una visión caótica de la vida y que siempre les vengo con un cuento terrible sobre lo que pasa en nuestra capital. En realidad, lo que quiero es que se protejan y sepan qué caminos tomar en casos de dificultad. Al igual que ustedes, a diario hago uso del subterráneo y las cosas que me tocan ver no son nada agradables. En esta oportunidad no les diré nada relacionado con las deficiencias del servicio (muy agudizadas, por cierto), ahora el peligro está en las salidas del Metro. En las afueras de las estaciones, por demás siempre congestionadas, la confusión entre el conglomerado de personas provoca que algún pillo, un malandrín se cuele entre la gente para robarle sus pertenencias aprovechándose del alboroto. Esa es una de las nuevas modalidades de robo. Los muy educados ladronzuelos están dispuestos, de dos en dos (generalmente son 4) en la salida de la estación. Vigilan muy sigilosamente quién puede ser la víctima según sus características físicas y lo que lleve puesto para así estudiar si se trata de una presa fácil o no. Siempre buscan atacar a las mujeres. En La California, la policía tuvo que montar dos unidades móviles justo a la salida de esa estación, pues allí los índices de robo eran muy elevados. Casos similares ocurren en Sabana Grande y en Agua Salud. Así que vayan con mucho cuidado y salga del subterráneo mirando hacia los lados y si ven algún movimiento extraño, eviten salir de la estación. Ellos al saber que están delatados o que sospechan de lo que harán, se mueven de sus lugares y se pierden entre la gente por un momento. Aproveche esa oportunidad y trasládese hacia su casa de la manera más segura que pueda.