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01 diciembre, 2009
MARITTE MONTESINOS: "EN CARABOBO LOS SORDOS NO TIENEN UN SEDE PROPIA DONDE APRENDER"
Hace 38 años, Valencia vio nacer a la que hoy llaman Unidad Educativa Especial Bolivariana Valencia, en aquel entonces no tenía este nombre y tampoco pensaron sus creadores que hoy estaría tan abandonada y tan desasistida siendo como es la única institución para formar académicamente a los niños, jóvenes y adultos con pérdida parcial o total de la audición.
Luego de esperar (infructuosamente) dos años para que la Zona Educativa de Carabobo les resolviera el problema de no tener sede y de comprometer públicamente al alcalde de Valencia, Edgardo Parra, el burgomaestre les “prestó” una edificación que no es propia, que se hace insuficiente para su funcionamiento y de la cual no existe garantía de que los saquen. En esta escuela se atienden a 65 alumnos formales y a 15 que estudian en otras instituciones y que acuden para nivelarse académicamente.
Sin embargo, esto no ha amilanado el tesón y el ímpetu de Maritté Montesinos, directora de la Coral Manos Blancas (nombre que deriva del término ampliamente conocido voces blancas), la única agrupación de “voces” de niños y jóvenes con discapacidades auditivas que surge y está integrada por alumnos y ex alumnos de Unidad Educativa Especial Bolivariana Valencia.
Y aunque puede parecer paradójico imaginarse una coral de personas que no cantan, el espectáculo no deja de sorprender a quienes disfrutan y que muchas veces acuden a él sin saber con qué se van a conseguir. Sin embargo, Maritté se refiere a “sus niños” como una agrupación que tiene mucho que ofrecer al público.
-Maritté, explícanos… ¿Cómo se lleva a cabo las presentaciones de la Coral Manos Blancas?
-Los integrantes de la coral se ubican, como cualquier otro coro, frente al público y yo me ubico frente a ellos, pero dándole la espalda al público (como suele hacerlo cualquier director) y a través del código que se conoce como Lengua Señas Venezolanas (LSV) “interpretan” con mímica la letra de las canciones elegidas, mientras que los presentes disfrutan de la pista musical en cuestión que suena de fondo.
Martitte Montesinos explica que para cada presentación realizan ensayos como para cualquier otra y siempre eligen una canción cuya letra deje in mensaje positivo tanto en el público que lo disfruta como en quienes la interpretan.
-¿Cuántos niños y jóvenes integran la coral y que edades tienen?
-Manos Blancas lo integran 20 niños y jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 11 y 32 años. Se presentan siempre vestidos de negro pero con guantes blancos para poder ser divisados mejor desde el público.
-¿Quién financia los gastos de esta agrupación?
-No contamos con el apoyo de ninguna organización del Estado y la mayoría de los gastos son sufragados por padres, representantes y por los profesores que no desmayan ante la falta de subsidio. Los uniformes (pantalón y camisa negra y guantes blancos) fueron donados por la empresa Suchett S.A.
-¿Dónde está la sede de Manos Blancas, es decir, donde se realizan los ensayos?
-Manos Blancas no tiene sede. La agrupación es parte de la Unidad Educativa Especial Bolivariana Valencia que tampoco tiene sede propia, pese a ser la única institución académica que atiende a niños, jóvenes y adultos con deficiencias auditivas. Sin embargo, ensayamos en la Unidad Eductiva Frenando Peñalver, donde también tenemos un curso para enseñar leguaje de señas a padres y representantes y al público en general. Esto es todos los jueves desde la 1 y hasta las 3 de la tarde.
Sin embargo, la labor de Maritté Montesinos no se limita a la dirección de la coral, sino que también realiza funciones de docente en la Unidad Educativa Especial Bolivariana Valencia y además de esto se esfuerza día a día para que se respete lo estipulado en el artículo 81 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que establece que el Estado garantizará a las personas con discapacidades el normal desenvolvimiento en la sociedad, en tal sentido opina que debería haber en cada municipio, no solo una escuela para personas con discapacidades auditivas, sino también una escuela para personas con discapacidades visuales y escuelas para toda persona que necesite una educación distinta a la llamada formal.
Opina que las personas sordas con un muro comunicacional que les dificulta intercambiar impresiones con el resto de las personas. Sin embargo –señala- que lo más escabroso es que las personas “normales” no están preparadas para tratar a las personas con alguna discapacidad, pues “no existe educación para tal fin”.
Un ejemplo lamentable que señala es la desaparición de la carrera Educación Especial de la Universidad de Carabobo que tiene su origen en la “integración” de las personas con discapacidades al sistema educativo, aunque “cada día nazcan más y más niños sordos que no se pueden integrar a la educación formal porque no existen los interpretes en las aulas de clases”.
Pero Maritté no pierde la oportunidad para tener un sueño: que algún día todos los venezolanos sean formados en el lenguaje de señas y “todos podamos entendernos sin problema”.