Revista SIC
El calvario de Cristo en Jerusalén y la matanza de sus feligreses en Kenia, dos mil años después. El paralelismo centró las oraciones y los actos del Papa Francisco en la tercera Semana Santa desde que el jesuita se instaló en el solio de Pedro. Sobre todo el Viernes santo, el día en el cual la Iglesia de Roma conmemora la muerte de su fundador, estuvo este año profundamente marcado por la masacre de los 147 universitarios a manos de terroristas islamistas.
El calvario de Cristo en Jerusalén y la matanza de sus feligreses en Kenia, dos mil años después. El paralelismo centró las oraciones y los actos del Papa Francisco en la tercera Semana Santa desde que el jesuita se instaló en el solio de Pedro. Sobre todo el Viernes santo, el día en el cual la Iglesia de Roma conmemora la muerte de su fundador, estuvo este año profundamente marcado por la masacre de los 147 universitarios a manos de terroristas islamistas.
“Aún hoy vemos a nuestros hermanos perseguidos, decapitados
y crucificados por su fe”, dijo el Pontífice presidiendo el
tradicional Vía Crucis en el Coliseo, frente a miles de fieles y a centenares
de velas, en una noche romana insólitamente fría. Pero,
más allá de la solidaridad humana y de la cercanía en la oración, Bergoglio dio
un toque a la comunidad internacional, porque, lamentó, todo ello pasa “bajo
nuestros ojos o con frecuencia con nuestro silencio cómplice”.