Por Fernándo Mires
Fue
emocionante escuchar ese día 18 de Febrero las palabras de Leopoldo López al
entregarse a las guardias pretorianas del régimen post-chavista. Fue también
emocionante el despliegue de la multitud, todos unidos frente a la protesta
legítima en contra de un gobierno cuyo ideal dictatorial es rechazado por la
mayoría de los venezolanos, incluyendo a no pocos chavistas.
Las calles
venezolanas no solo han dejado claras las diferencias que separan a la
oposición, sino también los objetivos que la unen: un deseo de mayor libertad,
un rechazo a la violencia y al militarismo, una negativa a dejarse manejar por
la dictadura cubana, una protesta en contra del monopolio que ejerce el estado
sobre prensa y televisión, una ira no contenida en contra de las odiosas
calumnias que hacen uso Cabello y su subordinado Maduro, un llamado abierto en
contra de la destrucción de la sociedad por medio de maleantes oficiales e
inoficiales, en fin, un grito democrático a favor de una Venezuela libre y
soberana.(...)