El expresidente de Uruguay tenía 89 años
La vida del exmandatario uruguayo transcurrió como en escenas
de película. Empezó a militar en la adolescencia y se sumó al Movimiento de
Liberación Nacional-Tupamaros. Preso durante la dictadura, llegó luego a la
presidencia con el Frente Amplio. Padecía cáncer de esófago.
Pepe, así lo llamaban todos en Uruguay y será recordado por
la sabiduría de sus palabras. José “Pepe” Mujica nació el 30 de mayo de
1935 y murió este martes, a los 89 años, haciendo historia: un
exguerrillero tumaparo que el 1 de marzo de 2010 llegó a la presidencia de su
paisito, como le decía.
A principios de 2025 Pepe Mujica se despidió de la vida
pública y pidió que lo dejaran descansar en la intimidad de su chacra, ya con
un cáncer de esófago muy avanzado. "Lo
que pido es que me dejen tranquilo. Que no me pidan más entrevistas ni nada
más. Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. El guerrero tiene
derecho a su descanso", expresó al semanario Búsqueda.
La vida del Pepe transcurrió como en escenas de una película. Una de ellas sucedió cuando le dijo a una multitud: “No me voy, estoy llegando” en el último acto como mandatario en vísperas de entregarle la banda presidencial a su correligionario Tabaré Vázquez, el 28 de febrero de 2015. “Me iré con el último aliento y donde esté estaré por ti, contigo, porque es la forma superior de estar con la vida. Gracias, querido pueblo”.
En aquella emotiva despedida en la que a sus 80 años dejaba
la presidencia, quedaba claro que seguiría haciendo política. Mujica había
sido electo presidente el 29 de noviembre de 2009 cuando ya era un
histórico referente del Movimiento de Participación Popular dentro de la
coalición de izquierda Frente Amplio (FA). Y cuando sentía el aprecio de la
gente en las calles y él se mostraba accesible. Le tocaban el hombro y lo
abrazaban, como a un padre.
Durante su gobierno se aprobaron leyes de vanguardia en la
región como la
liberación de la producción y comercialización del cannabis, la legalización
del aborto y el matrimonio igualitario.
Como una reparación histórica más que simbólica, el
extupamaro Mujica fue quien en nombre del Estado uruguayo pidió disculpas en un
acto público por la desaparición de María Claudia Iruretagoyena, nuera del
poeta Juan Gelman. Lo hizo en marzo de 2012 cumpliendo con un fallo de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Gelman.
El capítulo memoria, verdad y justicia tuvo sus
claroscuros en el gobierno de Mujica, con serias dificultades para dejar
sin efecto la Ley de Caducidad que daba impunidad a militares y policías
acusados por delitos de lesa humanidad. Y también por el nombramiento de
Guido Manini Ríos al frente del Ejército. Manini Ríos es un político de extrema
derecha, aliado del gobierno saliente de Luis Lacalle Pou.
Vida de militante
Pepe Mujica donó casi el 90 % de su sueldo como
presidente para caridad y siguió viviendo en su chacra en Rincón del Cerro, a
las afueras de Montevideo junto a Lucía Topolansky, entonces senadora. Una
partecita de ese mundo de la pareja, que no tuvo hijos, con un estilo de vida
sencillo, el amor por el tango y el cultivo de flores y vegetales fue contada
por el cineasta Emir Kusturica en el documental "El Pepe, una vida
suprema".
Cerca de Rincón del Cerro, en Paso de la Arena,
creció Mujica: una zona ubicada al oeste de Montevideo, de clase obrera y
bastión de la resistencia a la última dictadura (1973-1985).
Aprovechando la hectárea de campo que tenía la familia ahí, Pepe plantaba
verduras y flores codo a codo con su madre, Lucy Cordano. Y empezó a vender
flores tras la muerte de su padre, Demetrio Mujica.
Mujica militó desde adolescente. "Tenía 14 cuando empecé en una
agrupación anarca", le contó a María Ester Gilio en el libro Pepe
Mujica, de tupamaro a presidente. De joven fue relacionándose cada
vez más con partidos de izquierda y haciéndose marxista. Un marxismo
difícil de encuadrar dentro de las visiones de los socialistas y comunistas de
la época. La de un cuestionador y ávido lector.
En esa búsqueda se incorporó a la lucha armada con el
Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una guerilla urbana inspirada
en la revolución cubana. Cayó preso por primera vez en 1964 por el
intento de asalto a una sucursal de la empresa Sudamtex y en 1969 pasó a
la clandestinidad porque la policía descubrió armas y municiones que la
guerrilla le había dado a él en custodia.
Mujica participó en la toma de la ciudad de Pando (en Canelones, a pocos
kilómetros de Montevideo, el 8 de octubre de 1969, cuando decenas de
guerrilleros mantuvieron el control de la comisaría, el cuartel de bomberos, y
otros asaltaban la central telefónica y sucursales de bancos. Fue un operativo
que duró media hora, y así de rápida fue la huída con enfrentamiento con la
policía, causando la muerte de tres tupamaros, un policía y un civil. Una
escena en blanco y negro que hilvana parte de su vida.
En otro momento una patrulla lo baleó seis veces en el suelo.
Fue varias veces detenido. En 1971 protagonizó otro momento cinematográfico: la
fuga a través de un túnel de 111 presos (106 guerrilleros) de la cárcel de Punta Carretas,
una de las mayores fugas carcelarias de la historia.
Tras el golpe de Estado de 1973, Mujica se convirtió en rehén
de la dictadura.
En el libro Memorias del calabozo, Fernández Huidobro dialogó con
Mauricio Rosencof sobre la dolorosa experiencia que vivieron junto a Raúl
Sendic, Jorge Manera, Henry Engler, Adolfo Wasem, Jorge Zabalza y Julio
Marenales, a quienes tuvieron rotando entre cuarteles. “Una noche de septiembre
de 1973 nueve militantes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros fuimos
sacados, por sorpresa, de cada una de nuestras celdas en el Penal de
Libertad... Ese largo viaje de nueve rehenes de la tiranía duró, exactamente,
once años, seis meses y siete días”.
Mujica empezó a hablar con las hormigas y a tener
delirios y terminó en el Hospital Militar a principios de los '80. Una
psiquiatra recomendó que lo dejaran leer y escribir. Sobre ese momento Pepe
contó: "Yo agarraba las pastillas que me daba y las tiraba en el baño.
Hubo algo, sin embargo, en lo que esa mujer me sirvió. Me consiguió permisos
para leer libros de ciencia... me autorizaron también a escribir y el ejercicio
de escribir disciplinó mi cerebro", dijo en Pepe Mujica, de
tupamaro a presidente.
Su madre Lucy, en una de las tantas visitas que hizo para
llevarle libros, vaticinó que la carrera de su hijo recién empezaba. “Va a
llegar a presidente gracias a su piquito de oro” le dijo por entonces a un
vecino.
Pepe Mujica recuperó la libertad con una amnistía en
1985 y una década después fue electo diputado, luego senador, y en 2005 fue
ministro de Ganadería y Agricultura del primer gobierno del Frente Amplio
encabezado por Tabaré Vázquez.
En campaña
Su militancia frenteamplista y sus reflexiones sobre Uruguay
y América latina siempre buscaron despertar conciencias. Mujica asistió el
pasado agosto a un acto político del FA horas después de recibir el alta
del hospital donde había sido internado por una descompensación relacionada con
su tratamiento contra el cáncer de esófago, diagnosticado en mayo de
2024. "Hoy ha sido un día pesado. Ando remontando mis huesos como
puedo, pero tenía que estar", dijo Pepe tras ingresar en silla de ruedas a
la sede central la principal fuerza opositora del país que logró regresar al
poder en las elecciones del 27 de octubre.
En una reciente entrevista que le hizo The New York
Times, el influyente diario estadounidense lo presenta como un
"filósofo sin pelos en la lengua". "La vida es hermosa. Con
todas sus peripecias, amo la vida. Y la estoy perdiendo porque estoy en el
tiempo de irme", dijo Mujica. Preguntado sobre cómo le gustaría
ser recordado, fue enfático: "Como lo que soy: un viejo loco que tiene la
magia de la palabra".
Una de las obsesiones del veterano político fue el barrio,
Sudamérica. “No veo la integración para mañana. Estoy pensando en 25, 30 años.
Tenemos que aprender a soportarnos, de izquierda y de derecha”, dijo Mujica a
esta cronista en su último viaje a Buenos Aires sobre la anhelada integración
regional. Él, que protagonizó junto a Lula, Chávez, Cristina Kirchner, Rafael
Correa y Evo Morales un tiempo en el que ese anhelo parecía posible y se
mejoraban las condiciones de vida de los sectores más postergados.
Tomado de Página 12 / Argentina.
Lo que escribió Simón García
Entre Todos D.
Simón García, exministro y uno de los fundadores del MAS, a propósito de la muerte de Pepe Mujica escribió en sus redes sociales lo siguiente: "Deja un estilo, una obra y un modo humano de ser político. Pepe Mujica pertenece a nuestro futuro". Bien dicho, Simón.