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25 mayo, 2025

Marruecos. Mohamed VI es la única persona en todo el mundo que puede disfrutar de este superdeportivo de 1.550 CV

El rey de Marruecos posee los 2 únicos superdeportivos que se fabricaron de este modelo que ha sido diseñado en el país africano. Tiene 1.550 CV de potencia con un motor de origen Corvette y un diseño realmente impresionante.

Los lujos y los palacios en varias partes del mundo, de los que disfruta el monarca marroquí, contrastan con la enorme pobreza que padece la inmensa mayoría de sus súbditos. Con razón es tan impopular en su tierra.

Entre Todos D.

Se denomina Laraki Sahara y es obra del fabricante Laraki. La compañía fue fundada en 1999 por Abdesslam Laraki, quien da nombre a la marca, un empresario que ganó una fortuna con el negocio de la importación de vehículos y que hace 25 años decidió emprender la aventura de crear su propia marca de coches.

El carro se desplaza con un motor V8 - Chevrolet, como el que usa el Corvette, pero con una mecánica modificada para producir una potencia máxima de 1.550 CV, lo que le permite pasar de 0 a 100 km/h en menos de 3,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 310 km/h.

Estéticamente, el Laraki Sahara es un imponente superdeportivo con una sección frontal muy alargada, una mirada agresiva, grandes tomas de aire, un descomunal spoiler delantero, un aerodinámico difusor trasero, un eje trasero muy ancho y unas llantas enormes. Destaca, además, lo bajo que es el techo y, por consiguiente, lo pequeñas que son las ventanas laterales.

En lo que respecta al interior, Laraki hizo lo propio dotando de los mejores acabados y el cuero más exclusivo a la cabina del Sahara. También hay un volante con un diseño muy deportivo, una pantalla para el sistema de info entretenimiento y una pareja de asientos deportivos.

Del Laraki sahara tan solo fabricó dos unidades, y que es un coche del que apenas se tiene información y que muy pocas veces se ha dejado ver en público. Los dos ejemplares pertenecen al rey de Marruecos, Mohamed VI.

Los lujos y los palacios en varias partes del mundo, de los que disfruta el monarca marroquí, contrastan con la enorme pobreza que padecen la inmensa mayoría de sus súbditos. Con razón es tan impopular en su tierra.