Los políticos europeos y estadounidenses están reaccionando a
la creciente indignación pública por el sufrimiento humano en Gaza
Por Ishaan Tharoor
Tras más de 19 meses de guerra
brutal, la paciencia de algunos de los aliados de Israel en
Occidente parece a punto de agotarse. La renovada ofensiva sobre la Franja
de Gaza que lanzó el gobierno israelí del primer ministro Benjamin
Netanyahu ha provocado una indignación y revulsión generalizadas,
mientras los gobiernos y organizaciones humanitarias denuncian las
desesperantes condiciones de vida en ese asolado territorio. En los bombardeos
israelíes de los últimos días murieron decenas de gazatíes, y otras decenas de
miles se vieron forzados a huir una vez más hacia el interior de un enclave
sitiado y carente de refugio e infraestructura básica.
Desde el fracaso de un breve alto el fuego, Israel ha
impedido el ingreso de alimentos y ayuda humanitaria al territorio, un
bloque implacable que dejó a más
de dos millones de personas en grave riesgo de inanición.
Desde Bruselas, la Unión Europea anunció que iniciará una revisión formal de su acuerdo comercial con Israel, una medida respaldada por “una amplia mayoría” de los ministros de Asuntos Exteriores del bloque de 27 miembros, en palabras de Kaja Kallas, máxima diplomática de la UE. Gran Bretaña también dejó en suspenso las negociaciones de libre comercio que tenía en curso con Israel, e impuso sanciones a varias figuras asociadas con la extrema derecha pro-asentamientos de Israel.
El lunes, en una nueva declaración conjunta, los
líderes de Gran Bretaña, Francia y Canadá afirmaron que “el nivel de
sufrimiento humano en Gaza es intolerable” y amenazaron a Israel
con medidas punitivas si no frenaba su campaña contra los restos de la
agrupación Hamas. La guerra, desencadenada por el ataque terrorista de Hamas
contra Israel el 7 de octubre de 2023, ya se cobró la vida de más de
50.000 gazatíes, según el Ministerio de Salud local, que no distingue entre
civiles y combatientes, pero que afirma que la mayoría de los muertos son
mujeres y niños.
“No nos quedaremos de brazos cruzados mientras el gobierno de
Netanyahu continúa con estas atroces acciones”, apunta el comunicado conjunto.
“Si Israel no cesa la renovada ofensiva militar y levanta las restricciones al
ingreso de ayuda humanitaria, tomaremos medidas concretas adicionales en
respuesta”.
Ante las presiones, el gobierno de Netanyahu señaló que permitiría
la entrada de ayuda “mínima” a Gaza, aunque funcionarios de la ONU
subrayaron el martes que la urgencia y las necesidades eran exponencialmente
mayores de lo que Israel parecía dispuesto a permitir ingresar. Netanyahu, por
su parte, parece estar obligado a apaciguar a sus aliados de la extrema
derecha israelí, que reclaman abiertamente la destrucción y la limpieza étnica
de Gaza y se oponen a permitir la entrada de ayuda humanitaria a la
franja. En un video subido el lunes a las redes sociales, Netanyahu explica que
su decisión de permitir la entrada de una cantidad ínfima de ayuda a Gaza fue
una cuestión de imagen, y agregó que la campaña de Israel en Gaza “no
puede llegar al punto de la hambruna, por razones prácticas y diplomáticas”.
El primer ministro se enfrenta a una investigación en curso por
crímenes de guerra en la Corte Penal Internacional, debido en parte al
historial de Israel de negarle a Gaza la ayuda alimentaria vital.
El gobierno de Tel Aviv insiste en que los actuales
reclamos de moderación benefician a Hamas. Un vocero del Ministerio de
Relaciones Exteriores israelí, Oren Marmorstein, dijo que las declaraciones de
Kallas reflejaban “un total desconocimiento de la compleja realidad que
enfrenta Israel”.
“Ignorar esa realidad y criticar a Israel solo endurece la
posición de Hamas y lo anima a mantenerse firme”, escribió en X.
Pero también los israelíes están alzando la voz en
contra de la forma en que el Netanyahu está conduciendo la guerra. En una
entrevista con la BBC, el exprimer ministro israelí Ehud Olmert aseguró que lo
que Israel está haciendo hoy en Gaza se acerca mucho a un crimen de guerra. Hay
miles de palestinos inocentes que están siendo asesinados, además de muchos
soldados israelíes”.
Yair Golan, dirigente del partido izquierdista Demócratas y
exgeneral de alto rango de las Fuerzas de Defensa de Israel, fue más mordaz en
su denuncia de la guerra. “Si el país no recupera la cordura, Israel va
camino a convertirse en un Estado paria entre las naciones, la Sudáfrica de
antaño”, disparó Golan el martes a una emisora pública. “Un país sensato no hace la guerra
contra civiles, no mata bebés como pasatiempo ni se pone como objetivo la
erradicación de todo un pueblo”, agregó. Las palabras de Golan fueron repudiadas por
Netanyahu y muchos de sus aliados políticos, incluyendo a los líderes de
extrema derecha y ministros del gabinete Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich,
quienes reclaman desde hace tiempo la conquista y despoblación de Gaza.
Con informes que sugieren que el presidente Donald
Trump, antes un aliado acérrimo de Netanyahu, también está cada vez
más irritado con el ritmo de la guerra, el temor al aislamiento ya sacude
al establishment israelí. “Esta situación no beneficia en nada
ni la situación de los rehenes ni la seguridad de nuestros soldados que luchan
en la Franja de Gaza”, escribió Nadav Eyal, un destacado comentarista israelí
en el diario Yedioth Ahronoth. “Es triste y doloroso que este
gobierno nos haya dejado acorralados de este modo”.
En Europa y Estados Unidos, los políticos también están
reaccionando a la creciente indignación pública por el sufrimiento humano en
Gaza. El fin de semana, decenas de miles de personas marcharon por La Haya en
contra de Israel, y hacía años que en los Países Bajos no se registraba una
protesta tan multitudinaria.
El ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy,
quien ha sido criticado por sus correligionarios de izquierda por no adoptar
una postura más dura con Israel, el martes le lanzó una dura advertencia al
gobierno israelí. “La historia los juzgará”, declaró Lammy.
“Bloquear la ayuda humanitaria. Propagar la guerra. Ignorar las preocupaciones
de sus amigos y socios. Todo ese es indefendible. Y debe parar”.
(Traducción de Jaime Arrambide) The Washington Post
The Washington Post – Tomado de La Nación / Argentina.
Imagen: Mahmoud Zaki – XinHua.