Un grupo de
científicos brasileños investiga el origen de estos animales, que podrían ser
una nueva raza de su especie.
Un grupo
de científicos brasileños investiga a un rebaño de cabras de procedencia
desconocida que ha logrado sobrevivir durante cerca de tres siglos sin agua
dulce en una diminuta isla del noreste de Brasil.
Los
investigadores se esfuerzan ahora para identificar el origen de estas cabras
asilvestradas, cómo es posible que subsistieran rodeadas únicamente de agua
salada y si han desarrollado algún tipo de mecanismo evolutivo que las haga más
resistentes.
Este enigma biológico tiene su origen en Santa Bárbara, una de las cinco islas de formación volcánica que componen el archipiélago de Abrolhos, a unos 70 kilómetros de la costa de Bahía.
Hasta este
año, en ese islote de vegetación baja, con apenas 1.500 metros de largo y 300
de ancho, había 27 caprinos, aunque en el pasado llegaron a ser dos centenares.
Ahora, un
equipo liderado por Ronaldo Vasconcelos, profesor de zootecnia, examina el
rebaño en la Universidad Estatal del Sudoeste de Bahía (UESB), en el municipio
de Itapetinga, tras un complejo proceso de captura y traslado que involucró a
la Marina y a otros organismos federales.
¿Portuguesas
o inglesas?
De la
presencia de estos animales en la isla hay constancia desde hace más de
250 años, según los registros históricos, aunque nadie sabe a ciencia cierta
cómo llegaron allí.
“Una
hipótesis es que los colonizadores acostumbraban a dejar víveres cuando pasaban
por islas. Navegaban en condiciones pésimas y parar en una isla y tener cerdos,
aves o cabras era una fuente alimentaria bastante segura”, explica a EFE Vasconcelos.
Según esa
tesis, podrían ser oriundas de Portugal o Inglaterra. Un estudio de ADN
arrojará luz sobre este primer interrogante.
Pero lo más
sorprendente es que hayan sobrevivido en un ambiente relativamente seco y sin
agua dulce. Sobre esto también hay una nube de misterio.
Vasconcelos
sospecha que las cabras pudieron haberse adaptado a beber agua del mar, y que
ese comportamiento se transmitió a las generaciones siguientes. Sin embargo,
sostiene que nunca las vio hidratarse de esa forma.
Por otro
lado, recientemente, notó que, en el campus, las cabras se lanzaron con ansia a
comer una planta conocida como beldroega, presente en toda Santa
Bárbara y que tiene un alto contenido de agua.
“Esa planta
pudo ser una de sus estrategias de supervivencia”, manifiesta el científico.
Otro aspecto
llamativo es que con frecuencia tienen “partos gemelares”, lo que denota que
estaban "bien nutridas y adaptadas".
Un traslado
necesario para preservar la isla
No obstante,
lo cierto es que la presencia de estos mamíferos rumiantes provocaba un
gran impacto ambiental en Santa Bárbara, isla bajo jurisdicción de la Marina.
La remoción
de los caprinos era una vieja demanda del Instituto Chico Mendes de
Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), que administra el Parque Nacional
Marino de Abrolhos, del que forman parte las otras cuatro islas.
Erismar
Rocha, jefe del parque, indica a EFE que su presencia
erosionaba el terreno y ponía en peligro los procesos reproductivos de aves
marinas endémicas de gran valor que anidan en el suelo ante la ausencia de
árboles.
Así, en
2023, intensificaron el diálogo con la Marina, y en 2024 lo dedicaron a
elaborar el plan para su transferencia. Las capturaron en tres tandas.
Participaron hasta 35 personas.
La última
expedición fue el mes pasado y sirvió para atrapar a la última de las 27, a la
que bautizaron como María.
“Creemos que
desarrollaron talentos únicos para sobrevivir. Si no se hubiera controlado su
población, habrían tomado toda la isla y se habrían autodestruido”, apunta
Rocha.
Jessyca
Teixeira, investigadora especializada en especies exóticas, elaboró todo el
plan de traslado y celebra que haya sido un éxito, pues normalmente este tipo
de situaciones acaba con el sacrificio de los animales.
Su
supervivencia no será en vano. Servirá para descifrar su extrema resiliencia,
que podría dar inicio a una nueva estirpe de cabras ideales para lugares
áridos, como el noreste brasileño, o mejor adaptadas para enfrentar el cambio
climático.
Teixeira no
descarta incluso que estén ante “una nueva raza” de cabras. Por si acaso, ya
propone un nombre: Raza Abrolhos.
Carlos
Meneses para EFE / Tomado de Montevideo Portal – Uruguay.