El escritor y abogado Philippe
Sands revela una historia de impunidad y pactos secretos. En entrevista con DW
cuenta cómo se salvó Pinochet de ser juzgado en España y su conexión con el
nazi Walther Rauff en Chile.
Las revelaciones del nuevo libro
de Philippe Sands están remeciendo la historia oficial. El destacado abogado,
especializado en derecho internacional, y escritor británico-francés se
encuentra en Chile realizando
una intensa gira de lanzamiento por varias ciudades.
Calle Londres 38. Dos casos de
impunidad: Pinochet en Inglaterra y un nazi en la Patagonia es el fruto de
años de investigación, numerosas entrevistas con testigos directos y la
revisión de miles de documentos, que evidencian significativos hallazgos.
"Creo que es una historia muy personal”, dice en entrevista con DW, antes de participar en una presentación en una librería en Santiago. El autor dibuja una línea desde su libro Calle Este-Oeste, en el que buscaba saber quién era su abuelo, y que lo llevó a investigar los orígenes de crímenes contra la humanidad y genocidio, hasta el arresto de Augusto Pinochet en Londres entre octubre de 1998 y marzo de 2000. Había sido detenido por una orden de captura del juez Baltasar Garzón, quien buscaba procesarlo por los asesinatos de ciudadanos españoles ocurridos en dictadura.
"Además, tenemos la curiosa
coincidencia de que la familia española de mi mujer está conectada de una
manera muy directa con una familia chilena que jugó un rol clave en este caso”,
señala Sands.
Asimismo, el libro introduce al
personaje de Walther Rauff, un oficial nazi que creó las cámaras de gas móviles
y que escapó a los juicios en Alemania y se
refugió en el sur de Chile, donde dirigió una empresa enlatadora de carne de
centolla. "Lo que esencialmente trato de hacer es investigar dos
preguntas: ¿Qué pasó realmente en el retorno de Augusto Pinochet desde Londres
a Santiago en 2000 y podría ser que Pinochet tuvo una relación con el nazi
Walther Rauff?"
Un dictador y un nazi en Chile
DW: Usted encontró un
vínculo entre ambos.
Philippe Sands: Sí,
encontré una conexión muy clara. Ya en 1956 se conocieron en Quito, Ecuador,
cuando ambos estaban viviendo ahí. De hecho, encontré antecedentes de que fue
Pinochet quien animó a Rauff a mudarse a Chile. Establecí claramente que en los
años 70 ambos se conocían y Rauff se mudó a Punta Arenas y entonces la gran
pregunta fue: ¿estuvo Rauff involucrado en algo de lo que pasó a partir de
septiembre de 1973? ¿Jugó un rol en la dictadura chilena? Me encontré con
muchos rumores, acusaciones y mitos, pero, por mi trabajo como abogado
litigante frente a cortes de justicia, por mucho que haya rumores interesantes,
quiero evidencia.
Estuve seis años en eso y
encontré pruebas claras y convincentes de que estuvo involucrado con la DINA
(policía secreta de la dictadura), con Manuel Contreras (jefe de la DINA) y con
la desaparición de personas. De hecho, y esto es bastante chocante, descubrí
que el hombre que contribuyó a la desaparición de personas en 1941, por medio
del uso de furgones de gas, en 1974 estuvo involucrado en la desaparición
de personas usando furgones refrigerados. Hay una línea recta entre estas dos
situaciones y eso es brutal.
Hay muchos vínculos entre
Pinochet y Rauff en esta historia. ¿Cree que se puede hablar de coincidencias?
No lo creo. La verdadera
motivación para Rauff era ideológica. Él era muy anticomunista y apoyó mucho
los esfuerzos del régimen de Pinochet para erradicar la izquierda en Chile.
Pero pienso que había algo más. En estos últimos días en Chile, hablando con
tantas personas, alguien me dijo que podría ser que no solo era la ideología lo
que motivaba a Rauff, sino que el deseo de protección.
Él quería entregar apoyo con el
fin de protegerse. Después del secuestro de Adolf Eichmann estaba preocupado de
que le sucediera lo mismo. Y, efectivamente, algo muy parecido casi le pasó,
como aparece en el libro, a excepción de que fue salvado por su perro.
¿Cree que Rauff pudo estar
vinculado también con Colonia Dignidad,
el asentamiento alemán en el sur de Chile?
He visitado esta colonia, es un
lugar verdaderamente horrible. Considero impactante que no haya sido clausurada
y que los Gobiernos de Chile y Alemania no hayan cerrado este lugar. No
encontré evidencia directa de que Rauff haya estado presente en Colonia
Dignidad, pero estoy bastante seguro que podría haber estado.
Un pacto entre Chile e
Inglaterra
Pinochet finalmente no fue
extraditado a España. Tras 500 días detenido, fue liberado por razones
humanitarias y pudo regresar a Chile. Se argumentó que no estaba en condiciones
de ser juzgado debido a su deteriorado estado de salud. En su libro, Sands indica
que se habría pactado que fingiera demencia: "He confirmado en un cien por
ciento, ya que hablé con los dos negociadores de ambos países, que hubo un
pacto. Este consistía en que se diría que no estaba apto para un juicio y se le
retiraría la inmunidad en Chile”.
DW ¿Qué piensa de este
pacto?
Philippe Sands: Tengo
pensamientos en diferentes direcciones. Por un lado, creo en el principio
general de la ley internacional, de que le corresponde al país donde fueron
cometidos los crímenes tomar responsabilidad por la justicia. Al mismo tiempo,
me preocupa el cuestionamiento de la legitimidad de España de ejercitar
jurisdicción sobre crímenes cometidos en Chile, porque España no ha dado pasos
en relación con los crímenes que fueron cometidos durante la guerra civil y el
período de Franco.
El pacto fue basado en la
expectativa y el acuerdo de que Pinochet sería juzgado en Chile. Pero eso nunca
ocurrió, si bien terminó con arresto domiciliario. Es decir, no es impunidad
total, pero es impunidad parcial. Quizás debió ser enviado a Madrid. Jack
Straw, que era ministro del interior en ese tiempo y decidió mandarlo de vuelta
a Chile, me dijo, como lo describo en el libro, que con el paso del tiempo se
arrepintió de la decisión que tomó y debió haberlo enviado a Madrid.
¿Fue una decisión
equivocada en su opinión?
Como se aprende en la vida, no es
una cuestión binaria de correcto o equivocado. Creo que la decisión fue bien
intencionada, pero ejecutada de manera imperfecta. Pero el libro revela que
esto se basó en una mentira, el argumento era una farsa. Sí, hubo una mentira.
La incapacidad mental fue un invento. He hablado con personas que estaban con
Pinochet en Londres, que dicen que él estaba perfectamente bien para enfrentar
un juicio.
El médico de Scotland Yard dijo
que él estaba absolutamente apto para un juicio, le escribió a Jack Straw para
decírselo y fue removido del caso. Fue una farsa para llevar a Pinochet de
vuelta a casa y a la gente no se le dijo la verdad. Eso es objetable, pero
al final el hecho de que regresó causó cambios significativos en Chile: perdió
la inmunidad, comenzaron juicios, personas fueron enjuiciadas y fueron a
prisión. Muchos dirán que no fueron suficientes ni todos los que debían ser,
pero tuvo consecuencias importantes hasta hoy. Para cualquier líder que piense
cometer crímenes internacionales, viajar al extranjero se vuelve mucho más
complicado.
Cuando no hay justicia,
¿puede la literatura hacer algo contra la impunidad?
He pensado mucho en esto. Soy un
abogado que trabaja en cortes internacionales, buscando hacer justicia, pero no
creo que las cortes son el único camino. Otra función del tribunal, aparte de
hacer justicia, es contar historias. En Chile, por ejemplo, encontramos una
literatura muy profunda y potente que nos cuenta historias sobre justicia que
han jugado un rol importante. ¿La justicia no es suficiente? La justicia es
algo de múltiples facetas. Hay justicia en la corte, en la literatura, en
contar historias… Cómo hacemos justicia es una pregunta compleja. No es
solamente en las cortes.
(ms) Tomado de D.W. / Alemania. Imagen: Cris
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